El espacio del artista en su comunidad

Javier Pérez Caicedo describe que el artista debe buscar al público y consentirlo con una propuesta fresca e inteligente, reestructurando los foros, y sobre todo, replanteándolos.

Pérez Caicedo dijo que, de ida y vuelta, el maestro Jesús García está invitado a los “10 días taxi”. (Mauricio Román)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Con un taller que se realizará durante toda la semana en la Escuela Municipal de Danza Contemporánea de Torreón, el maestro ecuatoriano Javier Alejandro Pérez Caicedo apuntó que la danza debe sustentarse en el rigor y en el beneficio social que reditúa a las comunidades y es por ello que dentro del trabajo de entrenamiento que realiza se explora la antropología corporal y la teatralidad.

“Yo vine a estudiar a México, me formé en la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán. Egresé y regresé a mi país. Conocí a mi esposa básicamente en la universidad, ella es de Durango y pues eso y el arte me traen hasta acá, pero tengo un proyecto en Ecuador que se llama ‘10 días taxi’ que es una plataforma de exposición de sistemas de entrenamiento”.

Guiado por una corriente contemporánea, el maestro quien fue coordinador artístico del Ballet Nacional de Ecuador, dijo a Milenio que en pequeños espacios se hacen estos encuentros a donde acuden maestros que generan los sistemas de entrenamiento de vanguardia.

Él decidió dirigir una plataforma y en Torreón lo que impulsa es un acercamiento de proyectos. 

“Escuché del proyecto (de la Escuela Municipal de Danza Contemporánea de Torreón) pero apenas este año cuajó gracias a un colega en común que es Carlos Zamora de Danza Joven de Sinaloa, quien justamente conoce a Jesús (García), quien hizo el vínculo entre nosotros en este momento". 

INVITADO A '10 DÍAS TAXI'

Pérez Caicedo dijo que, de ida y vuelta, el maestro Jesús García está invitado a los “10 días taxi”, en tanto que él fortalece junto con su esposa en Durango, la conformación de la Compañía de la Casa de la Cultura.

Y aunque este artista sabe que la cultura en América Latina y el mundo entero atraviesa por una crisis, menciona que los factores a explorar son las nuevas formas de entretenimiento de la mano de la propuesta que hacen hoy los creadores. 

“La danza es la prima hermana fea de las artes escénicas, así de simple, y la danza contemporánea es más complicada todavía por el contexto, por el espectador y por las costumbres del artista que ejerce la danza contemporánea; siento que nosotros nos hemos encargado de ubicarla en ese lugar tan ajeno, la verdad, por la suerte de cómo llevamos la obra a la escena".

“Siento que a veces somos demasiado egoístas en ese sentido y alejamos al espectador, por eso hay que replantearnos el qué llevamos, cómo lo llevamos y por qué lo llevamos también. Creo que hace unos 20 ó 30 años, cuando la gente todavía iba al teatro, podías darte el lujo de decir ‘Es mi obra, es mi punto de vista y lo que yo creo’ pero en este momento en que la gente va más al cine o se queda en casa viendo Netflix, gana el entretenimiento en casa y la pregunta sería por qué es capaz de salir la gente de casa”.

Bajo esa idea, dijo que el público debe ser buscado y consentido con una propuesta fresca e inteligente, reestructurando los foros, replanteándolos porque acotó, tal vez el teatro ya no es la respuesta y quizá deba renegociar la relación con el artista y el espectador.

RECONOCER AL ARTISTA 

Asimismo como ente social, el artista debe concebir cuál es su sitio en los procesos de la vida para reconocer lo que hace y generar un encuentro con la obra, que más va más allá de la difusión porque establece cuál es la relación que se tiene con la sociedad y el espacio que se habita.

“Como compañía lo que yo siempre me pregunto y ahorita que estamos haciendo el proyecto en Durango es: ‘Si no me conoce la señora de la esquina y no va a mi función es porque yo tengo un problema terrible como artista para generar este empoderamiento’ porque no somos un cuadro que se cuelga en el centro de una galería o escenario, somos entes sociales, tenemos que acercarnos a la gente y generar propuesta”.

Yendo más lejos cuestionó el por qué la población no acude a ver espectáculos culturales que son subsidiados y que cuentan con el apoyo de los gobiernos.

La respuesta dijo, le compete al artista y lo que está o no está haciendo.

Así, afirmó que el proceso comunitario debe ser un hecho escénico, desde el hecho mismo de que personalmente acudes a invitar a tu público, lo que genera confianza y credibilidad, generando acciones de empatía y conocimiento recíproco.

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