El futbol es parte de las pasiones de Eduardo Sacheri, no sólo en la vida cotidiana, sino incluso en su experiencia literaria. Si bien hacía tiempo que no volteaba la mirada a la actividad, decidió regresar con su más reciente novela, El funcionamiento general del mundo (Alfaguara, 2021), porque sigue viendo al futbol como una manifestación cultural muy interesante.
“Por detrás de su aparente sencillez y de sus apariencias y de sus brillos, el futbol es una puerta de entrada para entender cosas mucho más importantes que el propio futbol. Concibo el juego como si fuera una puerta de entrada hacia otro sitio, nos transportamos a zonas mucho más profundas que, en la vida cotidiana, suelen ser inaccesibles.
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“Ahí es donde le veo un valor catártico para quienes juegan, y uno de conocimiento para aquellos que piensan en quienes juegan: el juego tiene una dimensión muy profunda y muy clarificante hacia el alma de los seres humanos”, cuenta el narrador argentino en entrevista con MILENIO, autor de las novelas La pregunta de sus ojos —convertida en la multipremiada película El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella— o La noche de Usina, Premio Alfaguara en 2016.
La trama de la novela muestra esta importancia: un viaje a la Patagonia, en la que un padre cuenta a sus hijos sus años de adolescencia, y la de un torneo de futbol jugado en 1983, repleto de arbitrariedades y mezquindades, pero también con sus luces.
Desde su perspectiva, todo escritor termina rondando ciertos temas, porque son sus obsesiones, los asuntos que le interesa intentar clarificar al escritor: la historia reciente de Argentina, su propia vida, la relación con sus hijos o la labor de los docentes en una escuela, son las cosas que pueblan habitualmente su vida personal y literaria, y “la novela vuelve sobre esos mundos tan habituales en mí”.
“Me interesan personajes pequeños, mínimos y cotidianos, no los grandes personajes de la historia. Si bien me interesa situar a mis personajes en la historia, porque todos nosotros habitamos la historia, nunca me interesan los grandes líderes o los grandes personajes y, en este caso no es la excepción: es un aporte necesario el pensar a la gente común por detrás de los procesos históricos”.
Historiador de profesión, Eduardo Sacheri tiene la certeza que el estudio histórico riguroso siempre es necesario, en especial la atención a los grandes procesos y a los grandes líderes, pero termina siendo una mirada incompleta.
“La literatura creo que tiene algo para aportar; al menos uno como lector, mientras lee, abre nuevas interrogantes y se pregunta por su propia vida, por su propio pasado, por su propio rol en ese gran pasado” y ese es el recorrido de El funcionamiento general del mundo.
Una mirada a la adolescencia
Hacia 1983, Eduardo Sacheri también fue un adolescente, un periodo que siempre es un desafío, pero a su generación le tocó vivirlo en un momento de cambios enormes en Argentina: habitualmente, los adolescentes chocan con el mundo de los adultos, “pero a nosotros nos tocó un mundo adulto muy confundido y eso es lo que también busca mostrar la novela”.
“Esos adultos con quienes nos tocaba convivir en nuestra escuela y en nuestras casas no sabían bien cómo manejarse, qué hacer, qué tipo de autoridades ejercer, qué tipo de libertades tolerarnos, y eso volvió muy estimulante mi adolescencia: no es lo mismo tener enfrente un mundo adulto pétreo, seguro de sí mismo, que uno confundido, culposo y contradictorio”.
Sin duda, explica Eduardo Sacheri, la literatura permite reflexionar en torno al pasado y al presente, no necesariamente entender lo que sucede, de ahí su convencimiento de que el arte se produce para intentar entender un poco mejor el mundo, para intentar equilibrarnos mejor con el mundo, “para intentar encontrarle un sentido que apacigüe nuestras ansiedades y nuestras angustias”.
“Son intentos que, en el mejor de los casos, logran un éxito fugaz, porque estamos condenados los seres humanos a no encontrarle un sentido definitivo a las cosas, pero al mismo tiempo estamos condenados a seguir buscando. Para eso estamos acá”.
La novela también busca explorar la muy lenta adaptación de la sociedad argentina a la democracia, tomando como eje a una escuela secundaria, porque esos espacios son como una reproducción en miniatura de una sociedad: lo que pasa en una sociedad se refleja dentro de las escuelas.
“Mi evocación de esos tiempos de mi país es más compleja en el sentido de que recuerdo que eran tiempos complicados los de la Argentina de 1983: es cierto que es el año en que mi país recupera la democracia, pero fue trabajosa, traumática, contradictoria. Una sociedad no se vuelve democrática sólo porque haya elecciones, hace falta que la cabeza de las personas se modifique”.
La primera versión de El funcionamiento general del mundo se escribió antes de la pandemia; incluso, el viaje que hacen los protagonistas por la Patagonia, él mismo lo hizo antes de la contingencia, porque Sacheri tenía ganas de buscar imágenes y sensaciones: así, “tuvo una primera escritura en un mundo normal y otra en este mundo casi postapocalíptico que estamos atravesando”.
PCL