El jardín, lugar de refugio y resistencia, afirma Beruete

Un amplio recorrido histórico y filosófico de los orígenes de estos espacios, hasta su representación en la ciencia ficción, es la que ofrece el investigador.

“Lo que hago es intentar dar visibilidad a una tradición encubierta, a un género que se remonta muchos años atrás”. (Ariana Pérez)
México /

La tradición viene de lejos: de Epicuro, Virgilio y muchos otros autores que, desde tiempos remotos, cantaban el gozo intelectual de los jardines, de la experiencia del cultivo y el contacto con la naturaleza. Una verdadera cultura, sin duda, aunque algo encubierta. Reconocida la amplitud del material, sin olvidar la pasión por el jardín en sí, Santiago Beruete (Pamplona, 1961) se dio a la tarea de narrar la historia de nuestra manera de concebirlo, un recorrido que resultó filosófico y que tituló Jardinosofía.

Un resultado de “una investigación de cerca de 10 años que implicó viajes y una gran revisión de materiales históricos, antropológicos, botánicos, etcétera, al que hubo que darle una forma literaria para que el libro pudiese pegarse a manos de los lectores”, dijo Beruete a MILENIO, quien hoy presentará el libro, publicado por Turner, en Francisco Peñuñuri 12, colonia Del Carmen, Coyoacán, a las 19 horas, con la intervención de Ángel Dehesa y Paola Morán.

Jardinosofía, añadió Beruete, es la primera parte de un trabajo más amplio, que será una “historia cronológica que va de los orígenes del jardín hasta su ubicación en la ciencia ficción. Fue como un gran lugar donde se catalizó mi pasión por la literatura y mis hobbies, puesto que siempre he tenido una gran pasión por la jardinería y el huerto, como una manera de evadirme de la realidad”.

¿Qué antecedentes destacas en esta manera de visitar al jardín?

No existe mucha tradición reconocida al respecto. El título de mi libro es un guiño, ya que lo que hago es intentar dar visibilidad a una tradición encubierta, a un género que se remonta muchos años atrás. Desde viejos tiempos ha habido obras que cantan el gozo sensorial de los jardines, la experiencia vivificadora del cultivo y el contacto con la naturaleza. Toda esta tradición de filosofía atraviesa la historia.

Recorrí todo este camino hasta acercarme a la actualidad y embarcarme en un capítulo final, que es una especie de juego con la historia natural de la ciencia ficción. Ese relato estaba por escribirse y siempre consideré necesario darle un fuerte aliento literario, es decir, no quedarme en la crónica filosófica, sino cómo los seres humanos han visto el jardín, cómo han visualizado la felicidad y cómo ha sido uno de los documentos de perfección social a lo largo del tiempo.

¿Cómo varía la manera de observar el jardín?

Su edad de oro está por venir. El Observatorio de las Naciones Unidas asegura que, en 30 años, dos terceras partes de los habitantes del planeta van a vivir en área metropolitanas. En ese mundo de urbanitas, la pasión por el jardín, la nostalgia de lo rural, la pasión verdolátrica, irán en aumento. La edad de oro está en el futuro. Ahora vas a Nueva York y ves huertos de altura, jardines verticales. Las personas están intentando volver al jardín.

FORMA DE RESISTENCIA

El jardín hasta ahora conocido resulta insustituible, aseguró Beruete: “Somos parte de él: somos criaturas que llevamos en nuestro inconsciente colectivo el mito fundacional del jardín, todos los mitos de nuestra civilización pasan por él. Forma parte de nuestra iconografía, y no podemos imaginarnos la felicidad y una nueva vida sin el verdor de las plantas; las habrá robóticas y también jardines digitales, pero siempre buscaremos su compañía”.

El volumen es parte de una investigación anterior sobre la recuperación de los llamados jardines históricos. El deseo del ecourbanismo es latente: “En una sociedad hiperacelerada, hipertecnologizada e hiperconectada, y al mismo tiempo sometida a unas tensiones salvajes, con la lógica de máximo beneficio, el jardín se ha convertido en una especie de refugio y resistencia”.

  • Mauricio Flores
  • mauflos@gmail.com
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM

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