El 'Martillo de las brujas’ y la misoginia histórica

El libro ‘Malleus Maleficarum’ es un tratado renacentista sobre las brujas y sirvió para la persecución, tortura y exterminio de cientos de miles de mujeres.

Se convirtió en el manual para la cacería y quema de brujas (Especial)
Ciudad de México /

El Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas es el más famoso de todos los libros sobre brujería, publicado en 1487 se convirtió desde finales del siglo XV y hasta principios del XVIII en manual indispensable y autoridad final para la Inquisición, los jueces, magistrados y sacerdotes, tanto católicos como protestantes, en la lucha contra la brujería en Europa.

El libro fue compilado y escrito por dos monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer, también conocido como Heinrich Institoris, y Jacob Sprenger, quienes lo presentaron a la Facultad de Teología de la Universidad de Colonia el 9 de mayo de 1487.

La mayoría de las creencias y prácticas que aparecen en él, están tomadas de dos obras anteriores, el Directorium Inquisitorum (1376), de Nicolau Aymerich y el Formicarius (1435) de Johannes Nider.

El título Malleus Maleficarum, contiene la palabra maleficarum, la forma femenina del sustantivo, y los escritores declaran (incorrectamente) que la palabra femina (mujer) es una derivación de fe+minus, sin fe (o infiel, o desleal).

El libro tuvo un profundo impacto en la histeria de la cacería de brujas y sus juicios en el continente europeo durante más de 200 años, persecución que alcanzó su máxima expresión de mediados del siglo XVI a mediados del XVII.

Päginas del 'Malleus Maleficarum’ (Especial)

La caza de brujas como fenómeno generalizado caracteriza a Europa Central a inicios de la Edad Moderna. El Malleus Maleficarum fue la base para la persecución masiva de mujeres por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil. Sembró entre teólogos y juristas la idea de una conspiración del Demonio para acabar con la Cristiandad, y al libro se remitían autores y demonólogos como el inquisidor italiano Bernardo Rategno da Como, el jesuita hispano-belga Martín del Río y el jurista francés Jean Bodin.

Odio y temor hacia las mujeres

Los dominico Kramer y Sprenger eran prolíficos escritores, y parte del Malleus Maleficarum es un resumen de un exhaustivo manuscrito sobre brujería escrito por Kramer. El libro también echa mano de obras de Aristóteles, la Biblia, Agustín de Hipona y Tomás de Aquino para respaldarse.

El sexismo y la misoginia del libro son innegables: la creencia de los autores de que las mujeres eran criaturas inferiores, más débiles y corruptibles, está enfatizada a lo largo de toda la obra.

La misoginia del libro se apoya en la tradición cristiana. Es la primera vez que se establece un vínculo directo entre la mujer y la herejía de la brujería, y para eso reúnen una serie de ideas ya existentes pero dispersas sobre la mujer que toman del Antiguo y el Nuevo Testamento, de la antigüedad clásica, de autores católicos medievales y de los padres de la Iglesia. 

Para el cristianismo, la virginidad siempre fue un ideal y, según El Martillo de las brujas, la mujer es peligrosa por su sexualidad, a pesar de ser necesaria para la reproducción. Según el texto, toda la brujería proviene del apetito carnal que en las mujeres es insaciable. La superstición se encuentra ante todo en las mujeres, el sexo frágil, porque las mujeres son más crédulas, más propensas a la maliginidad y embusteras por naturaleza.

Ilustración de la "quema de mujeres-brujas" (Especial)

El pecado que nació de la mujer destruye el alma al despojarla de la gracia, y todos los reinos del mundo han sido derribados por mujeres. Una mujer es hermosa en apariencia, contamina al tacto y es mortífero vivir con ella. Existen tres vicios generales que tienen un especial dominio entre las mujeres: la infidelidad, la ambición y la lujuria.

Tomado como un todo, el libro declara que algunas cosas confesadas por las brujas, tales como transformaciones en animales, eran meras ilusiones inducidas por el Demonio para atraparlas, mientras que otros actos, como por ejemplo volar, causar tormentas y destruir plantaciones, eran reales.

El libro habla detalladamente sobre los actos licenciosos y promiscuos cometidos por las brujas, su habilidad de crear impotencia sexual en los varones e incluso se pregunta sobre si los demonios podrían ser los padres de los hijos de las brujas.

La visión que propone el libro es que, por un lado, están las brujas agresivas y, por el otro, los varones amenazados en su capacidad de erección y de reproducción. Hay capítulos enteros dedicados a contar cómo las brujas les arrebatan el miembro viril a los varones.

Las brujas y la cristiandad

A pesar de que la creencia en la brujería es anterior al cristianismo, no es sino hasta 1484 cuando el papa Inocencio VIII hace constar oficialmente la creencia de la Iglesia católica en su existencia, mediante la bula Summis desiderantes affectibus.

Poco después surge el Malleus Maleficarum (escrito en 1486 y publicado en 1487), que se convirtió en la primera fuente a consultar para cualquier comprensión de la historia y la naturaleza de la brujería. A la vez, hizo accesible a un amplio público el concepto de la brujería demonológica, contribuyendo a la caza de brujas al atribuir autoridad y credibilidad a los procesos por brujería.

Grabado sobre brujería y mujeres (Especial)

El libro iba precedido por la bula papal auténtica, por lo que la posición de la Iglesia con respecto a las brujas agravó la crisis de las persecuciones y le dio su cariz particular incrementando el odio hacia las mujeres, además de encubrir las masacres. Aunque la Iglesia nunca aprobó la caza de brujas, fue hasta 1657 cuando explícita y oficialmente la prohibió en la bula Pro formandis.

Durante el siglo XV, la Inquisición se dedicó a quemar más herejes que brujas, pero cuando los Estados feudales se organizaron como monarquías independientes del Papa, el poder punitivo se trasladó de la Inquisición a los jueces laicos de estas monarquías, quienes continuaron la tarea de la Iglesia de quemar brujas aún hasta el siglo XVIII, teniendo como base El Martillo de las brujas.

Las mujeres

Los cálculos sobre la cantidad de mujeres quemadas por brujas son  extremadamente distintos, pues van desde la cifra mínima de 60 mil hasta los 2 millones, y aún hay autores que hablan de más mujeres víctimas.

En la actualidad no existe consenso, pero basados en las cifras parciales de que se dispone, algunos creen que el número total de procesos en Europa Central para toda la Edad Moderna podría llegar a ser de 110 mil, que habrían producido unas 60 mil ejecuciones. En la mayor parte de las regiones de Europa, la proporción de mujeres ejecutadas sobrepasó el 75 por ciento y en algunas llegó incluso al 90 por ciento.

Muchas de estas mujeres eran curanderas o parteras, cocineras y comadronas, así como las encargadas de cuidar niños, pero fueron objeto de la caza de brujas. Gran parte de ellas eran de edad avanzada, mayores de 50 años, lo que se ajusta al estereotipo tradicional de la bruja. La mayoría de las mujeres acusadas de brujería eran solteras o viudas, y en general pertenecían a los estratos más bajos de la sociedad.

—El Sacro Imperio Romano Germánico: Sus territorios sufrieron con mayor intensidad la caza de brujas, pues se habla de entre 20 mil y 30 mil ejecuciones, lo que supone alrededor del 40 por ciento del total. En un territorio del nordeste de Alemania, el Ducado protestante de Mecklemburgo, tuvieron lugar aproximadamente 4 mil juicios, que causaron unas 2 mil ejecuciones.

—La Confederación Helvética: Fue otro de los lugares en los que se realizó una caza de brujas particularmente intensa. Se ha calculado que dentro de sus fronteras fueron ejecutadas unas 10 mil mujeres. En otros territorios autónomos como el Franco Condado y los Países Bajos la persecución fue también muy intensa. En Lorena, Nicolas Rémy envió a la muerte a 800 brujas entre 1586 y 1595, y a más de 2 mil a lo largo de toda su carrera.

Las brujas de Salem, el capítulo americano de la cacería de brujas (Especial)

—Francia: El número de ejecuciones, con ser elevado, fue significativamente menor que en los territorios del Imperio, con alrededor de 4 mil ejecuciones durante el siglo XVI. 

—Islas Británicas (Inglaterra, Escocia e Irlanda)y colonias inglesas de América: La caza de brujas conoció una intensidad menor que en los territorios alemanes. Las cifras oscilan entre las mil 500 y las dos mil 500 mujeres ejecutadas. La mitad de las 234 víctimas en Nueva Inglaterra corresponde al año 1692, fecha de los conocidos Juicios de Sálem.

—Escandinavia (Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia): Se ha calculado un número total de alrededor de 5 mil procesos, de los cuales habrían resultado entre mil 700 y dos mil ejecuciones.

—Este de Europa: El fenómeno de la caza de brujas fue bastante tardío (la mayor parte de los procesos tuvo lugar en el último tercio del siglo XVII y el primer cuarto del XVIII). La caza de brujas se concentró en Polonia, con 10 mil ejecuciones. En Hungría hubo alrededor de mil 500 procesos, de los cuales al menos 450 terminaron en ejecuciones. En cuanto a Rusia, Transilvania, Valaquia y Moldavia (Imperio otomano) la caza de brujas fue menor.

—Región Mediterránea: Fue la zona de Europa en la que hubo menos ejecuciones por brujería. Si se excluyen las regiones alpinas de lengua italiana, entre Italia, España y Portugal (y los territorios ultramarinos en América de estos últimos), el número de procesos fue bastante elevado, pero la cifra de ejecuciones fue de alrededor de 500. 

*Con información de National Geogrraphic, Lecturalia y Wikipedia

AG




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