‘El bebé de Rosemary’ estrenada en 1968, es considerada como la madre de todas las películas de terror y se ha posicionado como un clásico del séptimo arte que ha envejecido bien resistiendo al paso del tiempo.
La cinta llegó gracias a la novela de Ira Levin, que tras vender cuatro millones de ejemplares, la casa productora Paramount compró los derechos para realizar una adaptación cinematográfica express de ésta, dirigida por el entonces cineasta desconocido, Roman Polanski.
En aquellos tiempos, el director sólo había filmado una serie de películas en Polonia y el Reino Unido, y quien se había postulado para el proyecto fue William Castle, que ya llevaba una larga trayectoria en el cine, pero el estudio se negó, por lo que obtuvo el puesto de productor.
La trama
La historia narra la vida de una joven pareja llamada Woodhouse, quienes se mudan a un apartamento en Nueva York para disfrutar de su relación, al llegar conocen a una pareja de ancianos, los Castevet, vecinos del lugar.
Ella (Mia Farrow), ama de casa y él (John Casavettes), un actor que busca hacerse un lugar en el mundo del cine, dejan entrar a sus vidas al par de vecinos que recientemente conocieron, tornando la historia terroríficamente.
Vivir el terror
La idea de Polanski era convertir la narrativa de la cinta en una historia de suspenso, en el que la incertidumbre sea lo interesante, dejando al espectador sin la seguridad de nada y lo logró a través sutilezas y detalles que dan indicios de que algo “malo” se aproxima.
La banda sonora jugó un papel importante en el filme, la cual estuvo a cargo y fue realizada por el polaco Krysztof Komeda del equipo de Polanski en sus primeras películas, ésta marcó la línea del suspenso desde la apertura y la canción de cuna entonada por la protagonista, permitiendo un clima ambiguo y borroso.
El departamento en el que filmaron
A Polanski no le bastó solamente con los detalles ni la musicalización en la cinta, sino también quiso enfrentarse a filmar en un lugar polémico, considerado como “maldito” para muchos conocedores del tema.
Estamos hablando del edificio Dakota, ubicado en la calle 72 y Central Park West en el Upper West Side de Manhattan, Nueva York, construido entre 1880 y 1884, se dice que se le dio ese nombre porque cuando fue construido estaba alejado de la ciudad, por lo que la electricidad no llegaba, simulando así la ciudad de Dakota, la localidad más lejana al Oeste de los Estados Unidos.
Pero hay otra leyenda y ésta incluso fue contada por John Lennon, en la que comentó que el nombre a la edificación se le debe a que en su apartamento se encontraba el fantasma de una mujer llamada Dakota, la cual lloraba de forma desconsolada.
En este sitio residió el brujo Aleister Crowley, considerado uno de los hombres más perversos del mundo, realizaba diferentes rituales de magia negra en el edificio y se dice que impregnó al Dakota de maldiciones y mala suerte para quien llegará a hospedarse ahí.
Boris Karloff, el cineasta de cine de terror, también vivió ahí por la misma época del Crowley, se comenta que participó en algunas veladas de espiritismo y que cuando falleció se registraron fenómenos de poltergeist y su fantasma se estuvo manifestando en el lugar.
Durante el rodaje de ‘El bebé de Rosemary’, se instaló ahí el fundador de la iglesia satanica norteamericana, Anton Szandor LaVey, por lo que diversos grupos quienes practicaban la magia negra y el satanismo llegaron a protestar para que se dejará de filmar la cinta, incluyendo incluso la secta de Charles Manson.
Años más tarde, el vidente Alex Tanous predijo ante las cámaras de Fenómenos Inexplicables: “una estrella del rock va a morir de forma insólita”, tiempo después Jonh Lennon, Yoko Ono y su hijo se mudaron al edificio y en 1980 después de firmar un autógrafo a Mark David Chapman, éste mismo horas más tarde asesinaría con 5 disparos al cantante en la entrada del Dakota.
Las maldiciones
Un año después de su estreno, el productor William Castle, quien en un inicio deseaba dirigir la cinta, comenzó a ser amenazado constantemente a través de correo por el “tono” del film, al poco tiempo cayó enfermo de los riñones y durante su tratamiento cuenta que en los momentos que vivió más dolor solía gritar:
“Rosemary, por el amor de Dios, suelta ese cuchillo”.
Por otra parte, el polaco Komeda no volvió a trabajar con Polanski después de que en 1969 cayera a un barranco de Los Ángeles, California, que le provocó hematomas que a los pocos meses lo llevarían a su muerte.
Pero la historia más impactante que marcarían un cambio en el director fue el asesinato de su esposa, Sharon Tate, quien llevaba 8 meses de embarazo cuando el 8 de agosto de 1969, la secta de Charles Manson conocida como La Familia, entró a su casa y la apuñaló en 16 ocasiones, matando también al grupo de amigos que se encontraba con ella, mientras que Roman Polanski se encontraba de viaje por Londres.