En 1992 el Museo Estudio Diego Rivera abrió sus puertas para exhibir más de 130 obras de Carmen Mondragón (1893-1978), exposición que respondía a la necesidad de explorar a las personas partícipes del mundo del creador mexicano. La Creación, Día de Muertos y Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central son algunos de los murales en los que Rivera hizo referencia de la artista a quien, tiempo después, Gerardo Murillo, Dr. Atl, llamó Nahui Olin.
El Museo Nacional de Arte (Munal) retoma y enaltece el trabajo de la artista con la muestra Nahui Olin. La mirada infinita. “Esta exposición es un gran tributo que se rinde a esta figura femenina que, además, nunca fue considerada una artista en su tiempo, sino un personaje subsidiario de una serie de creadores que la hacían parecer satelital. Sin embargo, gracias a la curaduría de Tomás Zurián y del equipo del Munal, ahora brilla con luz propia en las más de 250 obras que podrá ver el público entre el 15 de junio y el 9 de septiembre”, explicó Sara Baz, directora del recinto.
Pinturas, impresos, dibujos, caricaturas y fotografías, tanto de Nahui Olin como del Dr. Atl, Jean Charlot, Alfredo Ramos Martínez, Antonio Garduño y Edward Weston, entre otros artistas allegados a la creadora, convergen en la muestra. Dividida en cuatro núcleos temáticos, la exposición retorna a la artista a su posición dentro de la historia mexicana.
Para Zurián, “Nahui Olin fue una mujer extraordinaria. Acercarse es comenzar a descubrir un universo inédito, inesperado, extraño, fascinante y complejo. En la medida que lo vamos comprendiendo, infinitamente bello: una mujer plena de libertad de espíritu y de su cuerpo, con intereses que comprendieron un amplio espectro temático”.
VIDA PERSONAL Y ARTÍSTICA
“Carmen Mondragón y la síntesis plástica” es el apartado que narra su incursión en las artes y la caricatura: “En esta sala no está la presencia de Nahui Olin, sino de Carmen Mondragón; o sea, el antecedente. A raíz de la Decena Trágica, su familia tuvo que salir exiliada a Europa. Fue entonces cuando comenzó su desarrollo artístico en San Sebastián, España. Ella destacó en la pintura y, en especial, por ese don que tuvo desde niña, para la caricatura”, explicó Zurián.
Su interés por las vanguardias y las nuevas teorías son abordadas en “Nahui Olin: La ciencia como utopía moderna”. Carmen regresó en 1920 a un México donde las artes plásticas eran importantes. Se inscribió en la Academia de San Carlos. En esta etapa empezó a crear óleos y conoció al Dr. Atl, este gran paisajista con el que comenzó una relación y por quien decidió finalizar su matrimonio con Manuel Lozano.
Fue en esa relación que Mondragón se convirtió en Nahui Olin (en náhuatl, “el cuarto movimiento del Sol”), título que Murillo le concedió a la rubia de enormes ojos verdes, quien también creó poemas científicos con conceptos sobre el amor o la vida.
Las fotografías de Antonio Garduño y Edward Weston se muestran en el “El cuerpo como expresión inmanente”. Mariana Rubio, del equipo de curaduría del Munal, aseguró que “a Nahui le gustaba posar: era muy abierta y una mujer muy dispuesta para que los fotógrafos la dirigieran”.
El curador Mariano Meza comentó que la fama de Nahui Olin llegó a Hollywood, pues Fred Niblo le propuso ser actriz; pero ella se negó porque le impidieron participar en el proceso creativo y consideró que solo querían explotar su belleza. Greta Garbo y Joan Crawford fueron las artistas que filmarían las cintas pensadas para ella.
Autorretrato, Bautizo y El abrazo son algunas de las obras de “La materialización del recuerdo”, sección en la que se muestra su intensa sensualidad en pinturas con sus diversos amantes, en “un estilo que, más que naif, era ingenuo-directo. Era una mujer sumamente fuerte, con un impulso de liberación”, concluyó Rubio.