Las muñecas tienen un papel importante en México, desde las que usaban las hijas de los conquistadores, contrastantes con las del pueblo mexicano; las Lupitas, que utilizaban las mujeres de la vida galante, hasta las de porcelana y celuloide adquiridas por gente de dinero.
Esta historia de México a través de las muñecas, que abarca la época precolombina, la Independencia, el Virreinato, la Reforma y la Revolución, la cual permite conocer cómo jugaban las niñas y qué muebles u objetos había, puede contemplarse en el Museo de la Muñeca, en Saltillo.
“La colección es de mi esposa, Cynthia Fuentes. Cuando tenía seis años empezó a juntar sus piezas y cuando nos casamos tenía una colección de casi tres mil muñecas. Entonces las comenzamos a seleccionar, yo le ayudé con la cuestión de la curaduría”, cuenta el director del museo, Erick Morales.
En entrevista, Morales explica que el 30 de abril de hace cinco años nació el museo, el cual cuenta con 10 áreas de exhibición en donde se muestra la historia del país a través de la muñequería.
Nace la muñequería
Durante el recorrido, Morales expone que en la época precolombina destacaba como actividad lúdica hacer sacrificios humanos para honrar a Mictlantecuhtli, Dios de los Muertos, por lo que los niños solían jugar con huesitos y cráneos.
“Para evitar que los indígenas fueran sanguinarios, los españoles les dieron las primeras figuras articuladas, que eran vírgenes, niños dios y querubines. Con esas tres figuras inició la muñequería del país”, relata en el inmueble que alberga más de 5 mil muñecas.
En la primera parte del espacio, ubicado en la planta alta de la calle Allende Sur 720, en el Centro Histórico de Saltillo, destaca una
virgen precolombina de 200 años de antigüedad, con cabello natural, tallada en madera, la cual carga una muñequita. Le siguen muñecas asimétricas de la Independencia, con colores oscuros y muchos accesorios, las cuales portaban las hijas de los conquistadores.
El director del museo indica que como las niñas mexicanas querían jugar y no se las prestaban, les mandaron a traer muñecas para la servidumbre, cuyo cabello, ropa y material no eran como las de porcelana que tenían las españolas. Con el tiempo, sus mamás comenzaron a fabricarles su propia ropa.
Carita de porcelana
Al llegar la Reforma con Benito Juárez al poder, no había interés por la muñequería. Sin embargo, llegaron los muñecos de tamaño natural, los cuales portaban prendas blancas del bautizo, la primera comunión y la boda.
“En la misma época llegaron las caritas de porcelana. Si tú entrabas a una casa y veías una carita de muñeca de porcelana era lo máximo, el último grito de la moda, al igual que las muñecas de porcelana tamaño natural. Además, llegan los juegos de té, y muñecos y muñecas de todos tamaños, que incluyen los trajes de los oficios”.
Cuando llega Porfirio Díaz al poder, y comienza la decoración con grandes espejos y salones, cada casa de mexicanos tenía un muñeco o muñeca de porcelana, platica Erick. A la par, llegan arlequines, hadas y duendes; pero con la guerra y los problemas económicos se acabó la muñequería de porcelana.
En otra sala se muestra el surgimiento de la Revolución, en donde las muñecas fueron elaboradas con brazos de ramas y cabellos de elote. También están los juegos tradicionales como el balero, yoyo, trompo, matatena, papalotes y los primeros carritos de metal y carruchas hechas por los abuelos.
Vida galante
En esa época surgen las muñecas regionales. Por ejemplo, en Guanajuato, las famosas Lupitas, de papel maché y cartonería, aunque originalmente no eran para las niñas, sino para las “muchachas” (como se llamaba a las prostitutas), por eso traen ropa escotada.
“Las mujeres de la vida galante mandaban a hacer su muñequita, le ponían su nombre y la colocaban en la casa de citas donde trabajaban, junto con una casita de muñeca. Si veías a la muñeca afuera es que su cuarto estaba desocupado, si no la veías es que estaba ocupado y no podías tocar ni molestar”, indica.
Los que hablan
La colección incluye muñecos de ventriloquía, en boga de 1950 a 1962, ahora asociados a personajes diabólicos por efecto del cine y la mercadotecnia.
Las regionales
Se exhiben muñecas de cada estado de la república, 360 de ellas de Oaxaca, aunque no hay ninguna de Coahuila.
Las de sololoy
No podían faltar las muñecas de sololoy, es decir, de celuloide, que es el material plástico duro con el que se fabricaba la cinta para las películas.