El tema de la salud mental suele ser un tabú, en especial porque se estigmatiza a los individuos que se enfrentan a sus diferentes formas, siendo la creación uno de los mejores caminos para transitar en busca de respuestas, lo que se planteó la escritora española Rosa Montero hace cuatro años, aun cuando la temática la acompaña desde su infancia.
“La salud mental se ha convertido en un tabú, se estigmatiza a los enfermos, se oculta que existan estos problemas y es una barbaridad, sobre todo porque estamos intentado ignorar una realidad absolutamente común. Según la OMS, lo que me parece una estimación conservadora, 25 por ciento de la población mundial va a tener un trastorno mental en su vida: todo el mundo o bien va a sufrir un trastorno mental o lo va a sufrir alguien muy cercano”, dijo la periodista y narradora.
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Realidad e irrealidad
Al presentar, en videoconferencia, la más reciente de sus novelas, El peligro de estar cuerda (Seix Barral, 2022), reconoció que este tema ha sido una de sus preocupaciones como escritora y como ser humano a lo largo de su vida, a través de artículos que tratan sobre la salud mental, los límites entre la realidad, entre lo que mal llamamos locura y la cordura, pero también en la ficción literaria, como sucede en La loca de la casa, que publicó hace más de 20 años.
“Si te planteas cuál es el sentido de la realidad y de la irrealidad, cómo se mezclan la fantasía, lo imaginario y lo concreto, también te estás planteando cuál es el sentido de la vida, cuál es la realidad de la vida. Y si te planteas eso, al mismo tiempo debes preguntarte cómo puedes soportar el sinsentido de la muerte, uno de los grandes motores que están detrás del trastorno mental, desde luego detrás de los trastornos de pánico que he tenido”.
Así, Rosa Montero, a través de esta búsqueda, por medio de la imaginación y de la creación, también ha desembocado en la reflexión sobre el sentido de la vida y sobre cómo podemos acostumbrarnos a morir: cómo acostumbrarnos a esa cosa tan imposible, tan inhumana, que es la conciencia de la inevitable muerte: “Soy esencialmente existencialista y estoy obsesionada por el paso del tiempo y por el sentido de esa vida y por el miedo a la muerte”.
“En ese campo he dado un paso más, no de una manera tan clara, hacia la aceptación de la vida en todo su esplendor y toda su falta de fiabilidad y en la pérdida, un poco más, del terror a la muerte”.
El libro de su vida
Para la escritura de El peligro de estar cuerda, Rosa Montero se propuso consultar libros de neurología, pero también indagar textos sobre personajes con algún problema de salud mental, , sin que esto implicara producir una obra testimonial: parte de su experiencia personal, pero también de sus lecturas para hablar sobre los vínculos entre la inestabilidad mental y la creatividad.
“Este autoanálisis ha sido como cuando un entomólogo destripa a un coleóptero: he sido mi propio escarabajo de estudio y con esos datos he emprendido esta indagación detectivesca, para responder a esas preguntas y lo interesante es que las he respondido. Después de toda una vida devanando esa rueca misteriosa, de repente he llegado a unas respuestas que me son suficientes, así que imaginen cómo no voy a sentir que este es el libro de mi vida”.
Una indagación que empezó a gestarse a partir de una pregunta: ¿qué pasa con una cabeza que está chisporroteando todo el rato? Una cabeza que, constantemente, está llena de imágenes, de historias que nacen solas y que, además, como la mayoría de los novelistas, “me hacía sentarme en un rincón de mi casa desde que era pequeña dedicando las mejores horas de mi vida a inventar mentiras: esta es una actividad sumamente estrafalaria”.
Y de ahí vino otra pregunta que, además, la ha acompañado a lo largo de su vida: ¿a qué llamamos locura? Escribir El peligro de estar cuerda le permitió hallar algunas respuestas y la de esta cuestión es muy sencilla: a “una ruptura de la narración colectiva”.
“Lo que he aprendido en mis épocas de crisis de pánico es que la locura es soledad, de un calibre que, si no has estado ahí, no sabes lo que es, porque es una soledad absoluta, como si te salieras de la especie humana, por eso no la puedes transmitir. Si a esa soledad tremenda le añades la soledad impuesta por la sociedad, porque lo estigmatizas, puedes perder para siempre a una persona, cuando podría ser el próximo Newton”.
Trastornos mentales y brillantez
Rosa Montero reflexiona sobre personajes que han padecido trastornos mentales: “Newton tenía delirios psicóticos; Marie Curie tenía depresión y estoy segura de que era anoréxica y, como ellos, montones”.La autora dice que mucha gente con un trastorno mental posee una gran brillantez y han dado “un aporte social increíble”.
hc