Conocí a Eulalio González, Piporro, en la casa de sus papás, por la calle de Espinosa, cerca de Diego de Montemayor, en diciembre de 1965.
Pasaba su cumpleaños -16 de diciembre- con su familia. Lo entrevisté para el programa Inmortales del cine mexicano. Treinta años después lo entrevisté por última vez en su casa de San Pedro.
Con el arquitecto Benavides, una amistad de décadas. ARCHIVO
Don Eulalio, gracias por recibirnos ahora en su casa...
Háblame de tú, arquitHéctor, ¿a poco nos conocimos ayer?
La primera entrevista fue en 1965 en la casa de tus papás, ¿te acuerdas?
Sí, cómo no me voy a acordar, era una casa muy chiquita, muy bonita y nosotros éramos unos jovenazos.
¿Cómo nació tu personaje del Piporro?
Yo ya estaba en la Ciudad de México. Empezó siendo un personaje de una radionovela que tuve la fortuna de compartir con uno de mis mejores amigos, Pedro Infante. Él era Martín Corona. El personaje pudo llamarse Ruperto, Jacinto o Pipiolo, pero les gustó Piporro y se quedó Piporro.
Según el diccionario que vi después, decía que Piporro era un instrumento de voz baja o una botija de vino.
Muchas expresiones tuyas han sido incorporadas al habla común, ¿cómo está eso del “Ajúa”?
“Ajúa” es una expresión de alegría… (Nació) en una película con Pedro Infante y Óscar Pulido y yo (Cuidado con el amor, 1954).
Nació porque cuando yo no alcanzaba una nota, la disfrazaba lanzando un “Ajúa”. Hay otra palabra, “raza”, esa sí es una palabra que yo acuñé y la decía al iniciar mi actuación. Yo llegaba y les decía: “Buenas noches, raza, ¿qué tal?”.
De todos los grandes artistas con los que trabajaste, ¿quiénes fueron los más cercanos a ti como personas, no como artistas?
Imagínate actuar al lado de figurones como Pedro Infante, María Félix, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova, Fernando Soler, Andrés Soler y tanta gente con la que tuve la ocasión alternar y vivo vivo no soy, pero tonto tonto tampoco, entonces algo aprendí de ellos.
Pedro Infante fue uno de sus grandes amigos en el cine. ESPECIAL
Todos ellos, los que has mencionado, proyectan mucho en la pantalla, pero ¿eran así fuera de la pantalla?
Por ejemplo, Arturo de Córdova, todo un personaje, digo en cine, con una gran personalidad como actor, en lo personal no se parecía mucho a los tipos que interpretaba en el cine. Si alguno se parecía mucho a los tipos que interpretaba, ése era Pedro Infante, porque Pedro sí era un actor espontáneo.
¿Y de las actrices?
Pues de las actrices, trabajé con la mayoría, desde la señora María Félix hasta las más recientes, Julissa, Rosenda Bernal...
¿Y con alguna de ellas hubo una relación más allá de lo profesional?
Sí la hubo. Mira arquitHéctor, puede ser una cosa normal, digo, si eso fue, perteneció a otra época, como era esa persona con la que intentas involucrarme.
No, Lalo, no era por ahí…
No te hagas, sí era por ahí, ya te conozco.
Me despedí diciéndole que en recuerdo de nuestra amistad, algún día yo firmaría un libro con el apodo que me puso.