“El presidente de EU, el más exitoso estafador del planeta”

El periodista David Cay Johnston escribió el libro 'Cómo se hizo Donald Trump', en el que habla de las trampas, negocios turbios y amistades peligrosas del empresario

'Cómo se hizo Donald Trump' de David Cay Johnston
(Kevin Lamarque/Reuters)
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Elizabeth Christ y Frederick Trump
Fred y Mary Anne Trump tuvieron cinco hijos
Carlos Rubio Rosell
Ciudad de México /

Donald Trump "es un narcisista de primera categoría que ha llegado a declarar que es un ser humano genéticamente superior, a tal punto que para él los mejores consejeros del mundo residen nada menos que en su propia cabeza".

Lo afirma no un enemigo, ni uno de los muchos damnificados que ha dejado en la cuneta por su dolosa praxis empresarial, ni siquiera un inmigrante dolido por sus recientes órdenes de restricción de entrada a Estados Unidos a ciertos extranjeros, sino alguien que lo conoce bien; que a lo largo de tres décadas le ha seguido con insistencia, como su sombra, prestando mucha atención a sus negocios, y que lo ha entrevistado en muchas ocasiones; alguien que en 1990 fue el responsable de la primicia que reveló de que el magnate, en lugar de poseer miles de millones de dólares, como asegura, en realidad tenía un saldo patrimonial negativo y que se había librado de un caótico desplome que le habría sumido en la quiebra personal: David Cay Johnston, un periodista estadunidense nacido en San Francisco en 1948.

El reportero ha desenterrando hechos y, como él mismo admite en entrevista exclusiva con Dominical MILENIO, "causando muchos problemas por publicar" en diarios como el Detroit Free Press, Los Ángeles Times, The Philadelphia Inquier o The New York Times, los reportajes que han atrapado a miles de lectores y han tenido grandes consecuencias —como prohibir a una cadena de televisión emitir por manipulación informativa, salvar a un condenado a muerte por asesinato al encontrar al verdadero homicida, o sacar a la luz el espionaje político y los delitos cometidos por el Departamento de Policía de Los Ángeles junto con agentes extranjeros que intervenían en secreto en la política estadunidense—. Estos le han valido, entre otros, el Premio Pulitzer de Periodismo 2001 por sus investigaciones sobre vacíos legales en el sistema fiscal de su país.

De Johnston son en realidad las preguntas que planteó al hoy presidente de Estados Unidos en uno de los debates de las primarias republicanas el senador Ted Cruz, cuando formuló la cuestión sobre los negocios de Trump con las familias del crimen Genovese y Gambino, asunto que explora en su libro Cómo se hizo Donald Trump, que el sello Capitán Swing acaba de publicar en España, y en el que revela, con base en décadas de entrevistas, registros financieros, documentos judiciales y declaraciones públicas, que el mangante convertido en jefe del Ejecutivo de la mayor potencia mundial no es el rey Midas que ha pretendido decir que es a lo largo de su trayectoria, sino que buena parte de lo que toca se convierte en escoria, al tiempo que muestra cómo ha trabajado incansablemente para asegurarse de que pocas personas conozcan sus implicaciones de toda la vida con gente de dudosa reputación, como un gran traficante de cocaína (Joseph Wechselbaum), gánsters, socios de la mafia, estafadores y defraudadores.

Dice Johnston que a Trump lo han demandado miles de veces por negarse a pagar a empleados, proveedores y otros; que los inversores de algunas de sus empresas lo han demandado por fraude en varias ciudades diferentes; pero que entre las habilidades más sofisticadas de quien ocupa hoy la Casa Blanca se encuentra “su capacidad para desviar o bloquear investigaciones oficiales”, y que también “utiliza la amenaza del litigio para disuadir a organizaciones de prensa de buscar debajo de la alfombra del en apariencia omnisciente y todopoderoso hombre, al que suelen referirse como The Donald”.

Conviene saber que al abuelo de Trump, un hombre de origen alemán llamado Frederick Trump, antes Friedrich Drumpf, lo deportaron de su país natal cuando intentaba volver de su primera estancia en América por eludir el reclutamiento militar.

Pero lo más curioso, como señala el periodista estadunidense, es que Trump se ha afanado a lo largo de su vida en hacerse pasar por un “multimillonario”; es decir, alguien que posee cientos o miles de millones, cuando la realidad es que en varias ocasiones, como demuestra el incisivo periodista, ha estado al borde de la quiebra y ha tenido que ser literalmente salvado de ella nada menos que por el propio gobierno de su país.

“En 1991, el Trump Taj Mahal se acogió al capítulo 11 de la Ley de Quiebras, la primera de sus quiebras empresariales. Después vendió acciones de sus casinos (negocio en el que creció como empresario), donde los inversores perdieron todo su dinero”, recuerda el periodista, quien apunta que “hoy, Trump se encoge de hombros ante las cuatro quiebras en las que los inversores perdieron más de mil 500 millones de dólares y dice que reestructurar la deuda es una técnica empresarial corriente. A decir verdad, hubo en realidad seis quiebras. La última se produjo en 2014, cuando Trump era un inversor muy minoritario en el Trump Taj y ya había sido apartado de toda función activa en el último casino que llevaba su nombre”.

Son estas algunas de las curiosidades que Johnston relata en detalle en su libro, como que en 1990 la revista satírica Spy ideó una broma para averiguar quién era el rico más tacaño de Nueva York; creó una empresa falsa y envió cheques de 1.11 dólares a 58 neoyorquinos ricos. Quienes cobraron el cheque recibieron después otro ingreso por la mitad de esa cantidad, y así sucesivamente, hasta que solo quedaron dos autoproclamados multimillonarios que endosaron y depositaron en sus cuentas bancarias unos cheques falsos por valor de 13 centavos cada uno: el famoso traficante de armas saudí Adnan Khashoggi y su amigo, el ahora presidente de Estados Unidos, Trump.

Según Johnston, “Trump recurre a dos estrategias principales para gestionar esa imagen pública que ha dedicado décadas a crear, sacar lustre y vender. La primera es la amenaza de demanda a periodistas, cuya debilidad común es la de informar sobre ‘hechos’ sin analizar lo que no se dice, lo que garantiza cautela en editores y productores de radio y televisión y suele sembrar desaliento por investigar más allá de los objetos de conversación oficiales”. La segunda, indica, “es distorsionar la información, contradecirse y obstaculizar las indagaciones sobre su conducta que realizan periodistas, autoridades, organismos reguladores y demás abogados ajenos”. Ambas estrategias, agrega el investigador, “las puso en marcha los días posteriores a convertirse en candidato republicano a la presidencia”.

¿En qué se basa el imperio de Trump, en el dinero, el buen olfato para los negocios, en la corrupción, las mentiras o en la suerte?

No hay una evidencia verificable de que Trump tenga o haya tenido una fortuna de mil millones de dólares. Él testificó bajo juramento, como relato en mi libro, que basa su fortuna en sus emociones, en cómo se siente en un momento determinado. Esto explica los incontrolados giros que da al respecto. En junio y julio de 2015, por ejemplo, estableció su fortuna primero en ocho mil 700 millones de dólares, luego en 10 mil millones, luego en más de 10 mil millones y al final hasta en 11 mil millones. Trump hace este tipo de cosas.

¿Cuáles son los momentos clave en la biografía del empresario?

En mi libro hay que poner atención a los dos capítulos sobre la familia Trump, los cuales incluyen cómo el magnate puso en riesgo la vida de un recién nacido enfermo en medio de una disputa con su sobrino por cómo debía dividirse la herencia de Fred Trump (su padre). Donald no se disculpó por esa crueldad, un indicador de su absoluta indiferencia por los demás. A partir de esto, comparemos esta insensible actitud con lo que se cuenta en el capítulo titulado “Mostrar indulgencia”, acerca de cómo se complicó la vida por ayudar a un gran traficante de drogas que le proporcionaba helicópteros para sus casinos y manejaba su helicóptero personal. De un modo u otro, el caso del capo fue trasladado de una corte de Ohio a una de Nueva Jersey, donde la juez federal encargada era Maryanne Trump Barry, hermana mayor. ¿Qué clase de hombre pone en riesgo la vida de cualquier niño por dinero y después se complica la vida por un traficante de drogas?

¿Por qué cree que Trump odia a los inmigrantes, se trata de una actitud real hacia ellos?, ¿qué hay detrás en realidad?

Trump es un racista. Hace tiempo, cuando descubrió que uno de los altos ejecutivos de finanzas de sus casinos era negro, se enfadó y dijo que él solo quería a judíos ortodoxos practicantes “manejando mi dinero”. En procesos judiciales, se ha hallado que en el pasado Trump ha discriminado a negros, asiáticos y mujeres, como cuento en mi libro.

Pensando en cómo construyó su imperio, ¿cuáles son los pasos que podemos esperar de su presidencia?, ¿cree que la manejará como a sus negocios, más que en un sentido político?

Trump tiene limitadas habilidades de gestión. Mucho de lo que él dice que es oro, pronto se convierte en basura. Su historia consiste en obtener negocios con dinero ciento por ciento prestado, tomando una comisión de los réditos producidos. Entonces vacía el efectivo tan pronto como puede y cuando el negocio se debilita o colapsa se mueve a otra transacción. Ya sea como constructor de riqueza o como un extractor de efectivo, él debió ganar muchos miles de millones de dólares, pero nunca lo hizo.

Donald Trump desea una América blanca. Es un racista y un nacionalista blanco, aunque la mayor parte de los organismos noticiosos de Estados Unidos fracasen en transmitir esto claramente. Donald lee publicaciones racistas, incluyendo el periódico neonazi en línea Stormfront. No obstante, un punto clave está al principio de mi libro: cuando anunció su campaña en junio de 2015 en la Torre Trump, la muchedumbre lo interrumpió con aplausos 43 ocasiones, especialmente cuando denunció a los mexicanos como asesinos, violadores y criminales enviados por el gobierno mexicano. Era algo extraño esa clase de ovación en el mismo centro de Manhattan. Pero resultó que la muchedumbre estaba compuesta por actores pagados a cincuenta dólares cada uno. La campaña nació del engaño y su presidencia muestra que Trump es el más exitoso estafador en la historia del planeta, y nosotros somos su objetivo”.

¿Podría darnos sus impresiones de los primeros días de Trump como presidente de Estados Unidos?

Donald se ha comportado tal como yo predije que lo haría. Comenzó atacando a los demás, haciendo proclamas ridículas de que América era una “matanza” donde no había trabajo, cuando Estados Unidos justamente gozaban de un récord de 82 meses consecutivos de crecimiento del empleo en el sector privado y un pequeño descenso en los empleos gubernamentales, y el mercado de valores, medido por el Dow Jones, tenía un récord al alza bajo Obama (de estar bajo los 9 mil puntos hasta llegar casi a los 20 mil puntos el día de la toma de posesión de Trump). Sin duda el crecimiento económico ha sido desigual. Yo escribí una trilogía acerca de cómo Estados Unidos tiene reglas sutiles que recaudan de la mayoría y dan a los ricos, incluyendo a Trump: Perfectly legal (taxes), Free lunch (subsidies for the rich) y The fine print (monopolies).

Por otro lado, Donald no sabe nada de asuntos internacionales, geopolítica o, como su propio testimonio muestra, de economía corporativa. Su primera acción ha sido demostrar su ignorancia en contra de su autoproclamado conocimiento de genio, un genio tan grande que afirma saber más acerca del estado islámico que los generales estadunidenses. Su naturaleza zafia fue expuesta cuando se plantó ante el muro de estrellas que representan a los estadunidenses muertos en operativos de inteligencia, cumpliendo sus funciones, y pretendió glorificarse a sí mismo. Donald no tiene sentido del decoro, del respeto y exactamente cero experiencia en el sacrificio”.

¿Qué sugeriría a los ciudadanos y políticos de México preocupados por Trump?

La gente de México debería burlarse de Trump y su estúpido muro, el cual no va a detener a la gente que quiera cruzar la frontera. Reírse no del muro en sí, sino de la ridiculez de que piense que unos aranceles en los bienes que se importen de México van a significar que los mexicanos vayan a pagar por la valla. De hecho, un arancel significa que los estadunidenses pagarán por el muro mediante precios más altos. Cualquiera que tome un curso en economía debería saberlo, pero Trump, que se graduó en economía en la Ivy League de Pensilvania, parece que no.

Para cerrar la charla, Johnston comenta que por el momento no hay indicios de que los políticos estadunidenses estén preparando un impeachment o impugnación del cargo de presidente contra Donald Trump. “Solo hasta que los republicanos del Congreso se sientan en peligro por su culpa (en términos de que no sean reelegidos o pierdan su mayoría), comenzarán moverse en su contra; pero no la harán a menos que tengan la certeza de que todos votarán tanto por la destituirlo de la Casa Blanca como porque lo juzguen después en el Senado”.

De momento, concluye Johnston, “Trump es parte de varias docenas de procesos judiciales vigentes. Y varios jueces federales han emitido órdenes de restricción temporal contra sus decretos de prohibición de viaje que afectan a gente de siete países”.

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