La cantante de punk rock Alice Bag (Los Ángeles, California, 1958) recuerda percibirse en su infancia como una niña mexicana; en su casa se hablaba español y se veía la televisión o se escuchaba la radio en ese idioma. No fue hasta que, a los cinco años, en la escuela se enfrentó a la experiencia del inglés, lo que la hacía sentirse “un poco como extranjera, como que no encajaba bien en mi entorno; el mundo no era lo que yo esperaba”, cuenta en entrevista una de las pioneras del punk chicano, activista feminista y compositora.
En su adolescencia, ya no era solo el idioma lo que la hacía sentirse diferente. En esa etapa la atracción por mujeres igual que por hombres la hizo pensar que “quizá había algo mal conmigo”. Debido a esa sensación, el aislamiento llegó a la vida de Alice; pronto la música se convirtió en su refugio.
“Salía de la escuela a las tres o cuatro de la tarde y ya quería irme a la cama a dormir porque me sentía deprimida; fueron las revistas y la música de rock que empecé a escuchar las que me ayudaron a entender lo que sentía”.
“Recuerdo especialmente que leí una entrevista con David Bowie en la que habló de ser bisexual. Yo nunca había escuchado esa palabra, y al oír a alguien que era un ídolo para mí, que dijera que él era así y que era normal, me hizo sentir por fin lista”.
La vocalista de la banda de punk The Bags (1977-1981) creció en un barrio de Los Ángeles, California. Hija de madre y padre mexicanos, en su infancia se enfrentó a diversas situaciones que más adelante plasmaría en las letras de sus canciones y también en su autobiografía: Violence Girl. Historia de una punk chicana, que este año se editó en español y se presentó en el Museo Universitario del Chopo.
“Cuando empecé a hacer música en los años 70, no me había dado cuenta de que había muchas cosas que no había enfrentado, muchos problemas que ocurrieron en mi infancia y que me dañaron. Cuando me subía al escenario algo explotaba en mí; el punk fue una una especie de terapia para mí, subirme al escenario y conectarme con la audiencia, sentirme apoyada y vista, fue muy importante porque ahí en el escenario lo dejé todo: dejé la frustración, la furia que sentía cuando mi padre le pegaba a mi mamá y yo era chiquita y no podía hacer nada”.
Además de ser un refugio, la música también se convirtió en un puente que la acercó al contexto que se vivía en El Salvador y Nicaragua en los años 70 y a comprender el papel que jugó Estados Unidos en las crisis que atravesaban estos países de Centroamérica.
La cantante chicana colaboró en esos años con el Comité en Solidaridad con el pueblo de El Salvador (CISPES) para recaudar fondos a través de la música: “Fueron las primeras experiencias (que me permitieron) ver cómo la música podía ayudar a cambiar el pensamiento de las personas y cómo se podía combinar el activismo con algo que te gusta hacer”.
Lo queer, el feminismo y los derechos de los migrantes en Estados Unidos son algunos de los temas que atraviesan la música de Alice Bag. Sobre este último y considerando el contexto que se vive debido a las actuales políticas migratorias de Donald Trump, la cantante dice sentirse avergonzada: “Es un abuso de la ley, un crimen, cómo entran a los lugares donde trabajan migrantes y a veces les ponen una bolsa sobre la cabeza; me avergüenzo de eso. Me gustaría que los Estados Unidos llegara a ser lo que dice que son, un país para todos”.
Si bien Violence Girl. Historia de una punk chicana tiene su centro en la música, y específicamente en el punk, Alice Bag considera que no es solo un libro para quienes les gusta la música. Es un libro sobre la condición humana, sobre la violencia doméstica, sobre sentirse orgullosa de ser queer y sobre la lucha de los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
“Siempre he pensado que el punk es como la terapia de los pobres. En el mundo en el que yo vivía no había dinero para terapia, pero el subirme a un escenario a gritar ‘voy a sobrevivir, no me vas a poder pisar’, gritar eso con otras personas y bailar es como sanar. Sacas todos los demonios y los dejas ahí en el piso de baile”, finaliza Alice Bag.
PCL