El ‘Reloj solar’, del 68 olímpico al Mundial 2026

La artista Magdalena Firląg destaca la restauración de la única escultura monumental del polaco Grzegorz Kowalski como parte de la Ruta de la Amistad de los Juegos Olímpicos

La pieza se ubica en el trébol vehicular que forman Insurgentes y Periférico Sur, a 1.5 kilómetros del Estadio Azteca. (Especial)
Ciudad de México /

Esos conos gigantes de colores que custodian el trébol de Insurgentes y Periférico Sur no son mero adorno urbano: conforman el Reloj solar (Estación 10 de la Ruta de la Amistad, México 68), obra única del polaco Grzegorz Kowalski (1942-2025).

Con su restauración este año —cofinanciada por el Ministerio de Cultura de Polonia y el impulso de Basia Grunberg, de Long TV—, la pieza revive como manifiesto de memoria, arte y emergencia climática.

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Creada por el entonces artista más joven de las Olimpiadas Culturales de 1968, esta fue la única escultura monumental que Kowalski realizó en su vida. Siete conos de ángulos precisos se extienden sobre un círculo de lava. El central, invertido, no proyecta sombra en junio, convirtiendo la obra en un gnomon astronómico y poético. Originalmente roja, Kowalski la repintó en 2000 al ver cómo la ciudad había devorado el Pedregal volcánico. La restauración de 2025 no solo la limpia y refuerza, sino que la transforma en emblema ecológico.

Magdalena Firląg, artista mexicana-polaca formada en la escuela de Kowalski recuerda: “Aunque nunca fui su alumna directa, me considero discípula de su pensamiento. En la Academia de Bellas Artes de Varsovia su presencia era inevitable. La historia del Reloj solar es casi desconocida en Polonia. Yo lo descubrí en México y me impactó que un joven de menos de 30 años, desde un país comunista cerrado, viniera a crear algo tan libre. Cuando hablé con él años después, me conmovió su apertura y claridad siempre contemporánea. Ese espíritu flexible y curioso es lo que resuena hoy en esta restauración.”

La artista dice que en una ciudad que todo lo devora, “conservar estas esculturas es un acto de resistencia. Los colores del Reloj solar subrayan la fuerza volcánica y solar de esta tierra. Como polaca, el contraste me golpea: aquí el sol quema, allá apenas acaricia. La obra restaurada seguirá hablando a las nuevas generaciones”.

Kowalski la repintó en 2000 al ver cómo la ciudad había devorado el Pedregal volcánico. (Especial)

El sitio se convirtió en un jardín nativo del Pedregal de mil 800 años de antigüedad: flora y fauna originales han sido preservadas y captura de lluvia para recargar mantos freáticos. De esta forma geometría polaca y ecosistema mexicano logran una simbiosis poderosa.

Fascinado por México

Dominic Kowalski, hijo del artista, está presente en México durante los trabajos: “Como hijos estamos muy orgullosos. Esta es prácticamente su única obra monumental. Durante la restauración rescatamos fotos inéditas de 1968 que lo muestran fascinado por la gente y la arquitectura mexicanas”.

Dice que el jardín nativo es valioso siempre que no opaque la escultura: “Vegetación, sombra y microclima deben apoyar la legibilidad de la luz, el gnomon y los recorridos del espectador. Hay que mantener equilibrio entre lava, vegetación nativa y la función del reloj: proteger ejes solares con intervenciones mínimas y reversibles para que siga siendo instrumento de tiempo y luz”.

En su restauración de 2025 —limpieza profunda, repintado, refuerzo estructural, rescate del jardín ancestral y sistemas pluviales—, el Reloj solar pasa de monumento olvidado a faro de sustentabilidad y conexión transatlántica.

La restauración de la escultura es parte de Ruta 2026 y se encuentra a 1.5 kilómetros del Estadio Azteca. El Reloj solar recibirá al mundo durante el Mundial FIFA para reafirmar su lugar en la historia.

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BSMM

  • Gabriela Gorab
  • Curadora, gestora y columnista de arte y cultura. Licenciada en Artes (Bond U.); estudios en MIT, MoMA, Harvard. Cofundadora de Artists’ Container y Socia de El Lion que Ruge Films. Experiencia en Australia, NZ, Inglaterra, Indonesia y EU.

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