El sánscrito, una lengua que atrae a públicos diversos

El número de alumnos supera los cuatro mil en diferentes universidades en India y más de 300 centros de investigación se encargan de mantener viva esta lengua.

Más de 4 mil alumnos lo estudian en ese país.
Editorial Milenio
Nueva Delhi /

El sánscrito, que ha prestado al español palabras como yoga, lejos de ser una lengua muerta cuenta cada vez con más estudiantes incluso fuera de la India, ya que hasta en América y Europa existe un creciente más interés por aprenderla.

No solo yoga, porque esta lengua indoeuropea ha prestado al español palabras como avatar, gurú, mantra o nirvana, además de que descienden de ella de forma indirecta nombres de colores como azul o lila y de frutas como el limón o la naranja.

“Pero el sánscrito no es solo una lengua”, una de las 22 reconocidas en la India, “sino también el estudio de la historia y de la cultura india”, asegura el profesor Ramesh Bhardwaj, de la Universidad de Delhi.

Bhardwaj subraya con orgullo que esta universidad de la capital india tiene el mayor Departamento de Sánscrito “del mundo”, con más de quinientos estudiantes de posgrado, que aprenden no solo un idioma, sino materias que van de la astronomía a la epigrafía.

El número de alumnos supera los cuatro mil en diferentes universidades y más de 300 centros de investigación se encargan de
mantener viva esta lengua en todo el país, unas cifras que prácticamente se han duplicado en apenas dos años.

Buena parte del pasado de la India “sólo está disponible en inscripciones en sánscrito”, una lengua de unos tres mil años de antigüedad con una influencia en muchos idiomas de Asia comparable al latín o al griego en Europa.

El profesor confía que el nuevo Gobierno indio, que desde mayo ostenta el partido nacionalista hindú BJP, promoverá una lengua “que en los últimos 65 años estuvo abandonada”, pero a la que las nuevas tecnologías han dado otra oportunidad.

Internet cuenta con numerosas propuestas para aprender este idioma, ya que muchas páginas web y blogs permiten adentrarse en el que durante siglos ha sido el lenguaje litúrgico del hinduismo, el budismo y el jainismo.

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