El tango con viola suena

Música

Olguín refiere que no conoce antecedentes, ni en disco ni en concierto, de un dueto de bandoneón y viola en el tango y, se atrevería a decir, ni en la música en general.

El desafío fue encontrar un repertorio de tango, pues lo que hay es poco. (Especial)
Ciudad de México /

César Olguín, bandoneonista argentino radicado en México, es maestro a pesar de su reticencia inicial. Tantos músicos lo buscaron para aprender el arte del tango, que terminó por aceptar, además de que algunos de ellos se han integrado a sus proyectos. El caso más reciente es la violista Astrid Cruz, con quien el año pasado coincidió en un concierto con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes. Para mostrar la química que se estableció entre ellos, el dúo tocará el viernes a las 20 horas en el Foro Cultural Coyoacanense.

Olguín refiere que no conoce antecedentes, ni en disco ni en concierto, de un dueto de bandoneón y viola en el tango y, se atrevería a decir, ni en la música en general. “Han habido dúos de bandoneón con guitarra, piano, violín, chelo, flauta, pero no viola. Se trata de un instrumento bastante marginado hasta por los propios músicos. El desafío fue encontrar un repertorio de tango, pues lo que hay es poco. Astor Piazzolla nada más escribió Dos temas breves para viola y piano, La noche y Tanguano, de los cuales hice una transcripción-adaptación”.

De ahí armó un repertorio que ahora incluye otros temas de Piazzolla prácticamente desconocidos, como Milonga sin palabras y Milonga en re, dos piezas de compositores argentinos más recientes, Daniel Binelli y Adrien Politi, y algunas composiciones que Olguín escribió para esta dotación: Claroscuro, Molezú y Da braccio. También interpretarán temas populares de Piazzolla, como Oblivion y uno de los Estudios tanguísticos que escribió para flauta, más lo que el bandoneonista llama “un atrevimiento grande: tocar Romance oubliée, S132, obra para piano y viola de Franz Liszt, porque me pareció que tiene un aire tanguero”.

Olguín confiesa que no tenía mucho conocimiento de la viola, pero encontró que tiene mucha empatía con el bandoneón. “Siento que el violín queda más separado, mientras que la viola está mucho más cerca, algo que también ocurre con el chelo. Para mí ha representado un desafío conocer el instrumento, ver sus asombrosas posibilidades”.

CODA

UN CORAZÓN SUTIL

Astrid Cruz afirma que la viola es para ella “como el corazón de una orquesta o ensamble, es la que une a las partes agudas con las partes graves, es lo medio, de tal manera que aporta un color muy especial, que, aunque es muy sutil, siempre está ahí”.


  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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