La bailarina Elisa Carrillo, primera figura del Staatsballet Berlin, materializó un sueño más en su ya destacada carrera al reunir, la noche del pasado viernes, a más de 2 mil personas —entre ellas el presidente Enrique Peña Nieto— en el Palacio de Bellas Artes.
La Gala Elisa Carrillo y Amigos 2018 presentó a integrantes del Staatsballett Berlin, Mariinsky Theatre, Mikhailovsky Ballet, American Ballet Theatre, Wiener Staatsballett, Het Nationale Ballet y la Compañía Nacional de Danza, y tuvo tal convocatoria que el boletaje se agotó semanas antes.
La velada comenzó a las ocho de la noche; ni el gran dispositivo del seguridad del Estado Mayor Presidencial ni la copiosa lluvia que cayó durante toda la tarde-noche retrasó el acto inaugural, conformado por Grand pas de classique y dos solos interpretados por la rusa Olesya Novikova y el ucraniano Leonid Sarafanov, un comienzo lleno de virtuosismo académico.
La expectación por ver a Carrillo terminó rápido: Vértigo, coreografía de Mauro Bignozetti, expuso la fuerza expresiva, casi atlética, de la mexicana y del brasileño Marcelo Gomes, quienes consiguieron los primeros halagos de la noche.
El espectáculo volvió al clasicismo con la rusa Liudmila Konovalova y el estadunidense Joseph Gatti, que evocaron a Marius Petipa con la interpretación de “Satanella Pas de deux” del ballet El carnaval de Venecia.
Tocó el turno del ruso Daniil Simkin, quien con su baile y actuación de Les Bourgeois, de Van Cauwenbergh, presentó el momento más alegre de la función: su solo de cuatro minutos ambientado con la famosa canción de Jaques Brel mantuvo la expectativa de que cada acto sería mejor.
La gala continuó con Replay, coreografía de Ted Brandsen y música de Philip Glass, que pareció haber sido creada para los impecables y espléndidos bailarines Maia Makhateli y Artur Shesterikov, quienes utilizaron con gran precisión sus largas extremidades.
Novikova y Sarafanov regresaron al escenario para interpretar Romeo y Julieta, de Leonid Lavrovsky; también lo hizo Gomes, quien se hizo acompañar del violonchelista Luis Antonio Vidal durante la interpretación de Paganini, pieza llena de humor en la que el bailarín y el músico se desafiaron, se siguieron y se acompañaron.
En su segunda aparición, Carrillo y Mikhail Kaniskin bailaron La creación, obra maestra del coreógrafo alemán Uwe Scholz, que permitió a la mexicana ofrecer su máximo virtuosismo.
Mona Lisa, de Itzik Galili, y los Pas de deux “Cisne Negro” y el del ballet Don Quijote, ambos de Marius Petipa, completaron la primera parte del espectáculo.
Tras el breve intermedio, la segunda parte de la velada se inició con el estreno en México de White Darknes, de afamado y polémico Nacho Duato. Durante 30 minutos los bailarines y solistas del Staastballet Berlin reflejaron la visión y el lenguaje corporal exuberante que han distinguido al coreógrafo español.
El ballet, de un solo acto, finaliza con una mujer que se hunde en una cascada de polvo blanco que simboliza las adicciones a las drogas. El resultado, ha declarado Duato, es “una obra que me salió de las entrañas” pues su hermana murió por ello.
Absolutamente entusiasmado por la calidad del espectáculo, el público ofreció otra cascada pero de aplausos a los 18 bailarines que participaron en la gala; Carrillo, por supuesto, fue la más ovacionada.
¡Bravo, Elisa! Es nuestra embajadora en el extranjero que hizo posible la realización del festival Danzatlán, que logró que Bellas Artes se llenara de estrellas, que hizo que el Presidente de la República ocupara por segunda ocasión durante su sexenio el palco designado para él en la máxima casa de la cultura. ¡Bravo, Elisa! Nuestra bailarina más internacional.
Elisa Carrillo y amigos llevan su virtuosismo a Bellas Artes
La embajadora de la cultura nacional reunió a exponentes de siete agrupaciones el pasado viernes; el Presidente acudió a la función.
México /
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