De pronto aparece Elisa Carrillo en conferencia de prensa, en la que anuncia que el 27 de mayo será la última ocasión en la que interpretará en México Bolero, obra de Maurice Béjart.
La cita será a las 20:30 horas en el escenario del Auditorio Nacional. La pieza será ejecutada durante la “Gala Elisa y Amigos”, encuentro que congregará piezas del repertorio clásico, neoclásico y contemporáneo y en el que participarán bailarines de compañías internacionales como la Ópera de París o el New York City Ballet.
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Elisa reconoce que bailar Bolero siempre fue “un sueño”. Su recuerdo y primer acercamiento con la obra de Béjart fue hace muchos años a través de la televisión. La complejidad: “coordinación, porque se necesita no solo fuerza sino presencia escénica, comenzando con el papel central (la melodía, representada por la bailarina mexicana). Estaré acompañada por 40 bailarines (que representarán el ritmo)”.
Muchas son las exigencias técnicas y físicas, pues “una de las partes más complicadas es, hasta la fecha, aprenderte todas las frases en las que está dividido Bolero, porque son varias secciones, y la partitura de Maurice Ravel siempre se repite, entonces es muy fácil confundirte”.
Elisa, vestida completamente de negro, finaliza el encuentro con la prensa y recibe a MILENIO, a tan solo unos días de anunciar que en 2026 dirigirá la Escuela de John Cranko.
—¿Qué te deja Bolero?
Me siento muy honrada porque ha sido una pieza que me ha ayudado a convencerme que con mucho trabajo, con mucha disciplina, los sueños se pueden lograr. Es una pieza que tiene un significado importante porque desde niña la pude ver y me hizo soñar en ser una bailarina. Logré bailar esta pieza en mi país, con gente mexicana. Hay muchas versiones de Bolero pero para mí la más bella es la de Maurice Béjart.
—Además, serás la primera mexicana en dirigir la Escuela de John Cranko
Como coreógrafo John Cranko me ha inspirado toda la vida. La primera vez que vi Romeo y Julieta de Cranko, yo estando todavía en la escuela como estudiante, fue impresionante por su lenguaje, y cuando llego a Inglaterra y tengo la oportunidad de audicionar en Stuttgart, la compañía de ese gran coreógrafo, no lo podía creer. Me quedé en esa compañía y crecí con el aura de John Cranko.
Ahora tengo la oportunidad de dirigir la escuela que tiene su nombre y puedo decir que hasta la fecha no lo puedo creer.
—¿Buscaste esa oportunidad?
Lo más bello de todo es que yo no busqué nada, esa invitación llegó. Es algo que me llena de alegría porque normalmente esas posiciones, en algunos lugares, se hacen convocatorias porque hay muchos aspirantes y es una oportunidad que cualquier persona desearía tener, sobre todo en un momento en tu carrera que ya tienes una madurez pero sigues disfrutando de los escenarios, aunque en el futuro estás pensando en cómo seguir en el mundo de la danza.
Fue una llamada, una invitación, un viaje a Stuttgart donde nos hacen la propuesta a mí y a mi esposo (el también bailarín Mikhail Kaniskin) para que ambos dirigiéramos la escuela. Me pidieron a mí, que soy mujer, con otra energía y que es algo nuevo para la escuela después de 27 años de la dirección de Tadeusz Matraz. Voy a poder dirigir a las próximas estrellas del mundo y ver nuevos talentos.
—¿Qué pasará con proyectos como la Gala Elisa y Amigos o Danzatlán?
Mi nueva posición no cambiará lo que sigo haciendo en México; voy a seguir entrenando, voy a seguir haciendo cosas con mi fundación, seguir haciendo mis espectáculos y mi festival; mis tiempos pueden que cambien un poco porque voy a necesitar otra forma de trabajo allá, porque no es solo la parte de dar clases sino cómo llevar a cabo la administración y cómo funciona la escuela, lo que es un gran reto y puede que mi agenda se acomode diferente, pero seguiré haciendo mis cosas en México.
—¿Cómo encuentras el equilibrio en tu vida profesional y personal?
Ríe y contesta: “Antes que nada es gracias al apoyo de una familia maravillosa, y siempre es bueno tener un gran equipo detrás de ti; creo que antes que nada es una cosa de la lucha por lo que amas y por saber que a veces implica tener diferentes caras, pero eso sí, la prioridad ante todo es mi hija”.
PCL