Con más de 150 museos, la capital mexicana es una de las ciudades de América Latina con mayor número de exposiciones permanentes. Un listado con propuestas tan curiosas como museos centrados en la luz, el juguete o la historia de la tortura.
El Museo de la Luz de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), emplazado en el antiguo Colegio de San Ildefonso, un complejo colonial del siglo XVI ubicado en el Centro Histórico, “se aborda la luz desde diferentes perspectivas”, explica Felipe Cerda, responsable de Difusión del complejo.
Así, el visitante puede aproximarse —entre otros ámbitos— a la “luz de las estrellas”; a la importancia de la luz para la biosfera o a la relevancia que tiene este fenómeno para la visión.
Es decir, el público conocerá “cómo los ojos, en conjunto con el cerebro, captan las imágenes y los colores, interpretándolos para dar una imagen de la realidad que nos rodea. Lo que buscamos es que las musas inspiren a nuestros visitantes para que reflexionen sobre qué es la luz y cuál es la transcendencia de este fenómeno”, dice Cerda.
Este museo comenzó su andadura el 18 de noviembre de 1996. Desde entonces, ha tenido muy buena acogida.
Esta buena aceptación también se puede observar en la exposición permanente sobre la historia de tortura. Localizado en el centro de CdMx, a la que llegan más de 200 mil ciudadanos anualmente, la muestra da a conocer instrumentos de tortura medievales de Europa, que es “donde la Inquisición tuvo un mayor auge”, indica Sebastián Herrera, responsable de Difusión de la entidad.
De hecho, en el complejo se pueden encontrar más de 150 recursos, “desde lo más básico, como el látigo de cuero, hasta lo más complejo, como la guillotina”. El recorrido del museo va desde la “humillación pública” hasta la “pena de muerte”, pasando por otras categorías, como los “instrumentos de tortura en general” o las herramientas que, específicamente, se emplearon contra las mujeres.
Inicialmente, este museo se fundó en Italia, donde hay tres sedes. A México llegó por primera vez hace más de 20 años gracias a una invitación realizada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), para mostrarlo en el Palacio de la Escuela de Medicina.
Traer el acervo desde Italia a México generó un gasto importante, por lo que volver a llevarlo hasta allí otra vez —una vez finalizada la invitación de la Comisión— era absurdo”, describe Herrera. Por ello, se decidió que el acervo se quedara en México.
Otra jugada
Otro caso curioso que se halla en la capital mexicana es el Museo del Juguete Antiguo de México (Mujam). En el complejo se muestra parte del acervo que Roberto Shimizu ha ido reuniendo desde 1955.
Este coleccionista ha reunido objetos correspondientes a la cultura popular. Entre los mismos se encuentran desde timbres postales a fotografías, pasando por periódicos o cuentos, aunque, sobre todo, Shimizu se centró en la búsqueda de juguetes de todo tipo. “He guardado un siglo de la historia de México que no custodió nadie y que se refiere a materiales populares”, asegura Shimizu, quien en 2006 decidió dar a conocer esta riqueza.
De hecho, en las vitrinas del museo “se exhiben objetos que van desde caretas de plomo y muñecas de todos los tamaños, hasta máscaras y robots”, explica la investigadora María Laura Flores.
Además de la luz, el juguete y la tortura, el visitante de Ciudad de México puede deleitarse con otras sorprendentes propuesta museísticas, entre ellas, la centrada en la caricatura, el telégrafo o el museo de enervantes, dedicado en todo lo que rodea al narcotráfico.
120 Mil visitantes recibe al año el Museo de la Luz, conformado por cinco salas; Semana Santa y otoño son las épocas de mayor afluencia.
80% De las piezas expuestas en el Museo de la Tortura (sobre los métodos utilizados durante la Edad Media) son originales.
40,000 Objetos lúdicos infantiles son exhibidos en el Museo del Juguete Antiguo de México, colección que supera el millón de piezas reunidas.