No olvidar el humor y los aspectos positivos de la vida a la hora de hacer literatura en sociedades golpeadas por la guerra y la violencia. Es ésa una clave de la obra del escritor iraquí Ahmed Saadawi.
“Debemos ver la imagen completa. El drama, la tragedia, los muertos y la sangre, pero también el humor negro y la comedia, que están por todas partes”, señala el novelista.
Saadawi logra tocar las fibras más sensibles de la sociedad iraquí con una trama repleta de historias hilarantes y llenas de vida.
Lo consigue gracias al humor negro que recorre toda la obra y a la atención que presta a la parte más festiva y placentera de la existencia.
“En medio de la tragedia no se puede escribir llorando”, dice Saadawi, que apuesta por una mirada serena, así como por tener presente una perspectiva positiva.
Fumando un cigarrillo en un banco del centro de Iasi —ciudad a la que acudió para participar en el Festival Internacional de Literatura y Traducción—, Saadawi reflexiona sobre el papel del escritor en circunstancias dramáticas como las que lleva años viviendo la población en Irak.
“Debemos aprender de lo que pasó en otros países y tener presente que ninguna situación es eterna”, señala Saadawi al explicar su postura frente a las decenas de muertos que se ha cobrado esta semana la oleada de protestas ciudadanas en su país.
Para Saadawi, esta nueva sacudida violenta en una sociedad iraquí que ha logrado dejar atrás la ocupación extranjera y la guerra civil se debe fundamentalmente a la falta de empleo para los jóvenes.
“La mayoría de la gente en estos momentos no piensa en cuestiones ideológicas, en la división entre suníes y chiíes o en el pasado; la gente quiere un trabajo, una buena vida y mirar hacia el futuro”, dice el escritor, y lamenta la “corrupción” de la clase política en Irak.
Y ADEMÁS
EL FRANKENSTEIN DE BAGDAD
Nacido en 1973 y residente en la capital iraquí, Saadawi es considerado uno de los grandes autores vivos de la literatura en árabe. Con su novela Frankenstein en Bagdad, cuya traducción al español salió a la venta recientemente, ganó el Premio Internacional de Literatura Árabe 2014. Ambientada en el Bagdad bajo ocupación estadunidense de hace más de una década, la novela se asoma a las contradicciones de la sociedad iraquí dividida por el sectarismo mediante la figura de un Frankenstein creado con partes de los cuerpos de mutilados por la violencia terrorista que azota al país.