Con la participación de jóvenes radicados en las colonias aledañas al Santuario Cristo de las Noas, la colaboración especial del muralista Efraín Gaytán y con el apoyo de Pinturas Osel Laguna y las autoridades que dirigen el Teleférico de Torreón, el artista plástico Santiago Espericueta indicó que se concluyeron los trabajos del mural colocado en la explanada que se ubica en el Cerro de las Noas.
Se trata de una obra colectiva comunitaria que coordinó durante un año, mismas que envía un mensaje de esperanza concentrado en imágenes de niños y niñas donde el retorno a la naturaleza del desierto lagunera es el eje pero que incluye una visión sobre las propuestas feministas al colocar a una niña con su paliacate morado y su ropa negra.
“El mural fue una iniciativa que tuvimos Vero Soto que es la directora del Teleférico, Caleb Espino y Mariana. Comenzó desde el año pasado, empezamos a tener pláticas para poder embellecer un espacio que está en la explanada principal. La propuesta fue que por medio del mural se generara un mensaje y una imagen de lo que era el cerro antes del teleférico y también en el futuro".
“Decidimos poner esos elementos de los niños porque es muy obvio que el futuro está en ellos, entonces, hay iconografía en el mural que demuestra que está muy variado. Por ejemplo está una niña que tiene un pañuelo morado y la ropa negra, representando a las niñas que están creciendo con toda la idea de defender sus derechos y las conductas que han permanecido durante mucho tiempo. También estos temas aparecen en el mural”.
Santiago Espericueta refirió que en torno al tema de la infancia las imágenes muestran jugando en el campo. Descalzos, intentan atrapar lagartijas o montar en tortugas del desierto, encontrando fósiles que refieren la cultura de la Comarca Lagunera.
“Reflejamos esa inocencia que había antes de los celulares y las tabletas, y ahora justo en la pandemia quedó el tema porque creo que la gente busca más el acercamiento con la naturaleza; cada vez hay más gente corriendo, conociendo las cactáceas de su región y más gente que le gusta caminar en el cerro.
El artista dijo que a petición de Verónica Soto se consideró la inclusión de personas con discapacidad, toda vez que el Teleférico Torreón mantiene condiciones para recibir a visitantes que no pueden avanzar por escaleras, contando con elevador para adultos mayores y personas con discapacidades motrices.
Por este proyecto social comunitario se permitió además que chicos de las colonias del poniente de la ciudad participaran, contando con apoyos en especie. Es decir, alimentos, bebidas hidratantes y el que no se les cobró por subir al Cristo de las Noas a través del teleférico.
“Sigue siendo un imaginario regional porque conviven entre los cactos pero están jugando a que algunas noas son casitas, a que en algún frasco de vidrio se ve un fósil por dentro. Se ve un corazón en forma de góndola y están dos personas que observan el juego de los niños. Ese es el tema y fue muy divertido hacerlo porque además tuve la colaboración de chicos de las colonias Cerro de la Cruz, Polvorera y de la zona centro”.
El mural mide 6 metros por tres metros de alto en uno de sus costados. En la segunda cara mide 3 metros por tres de alto y el proceso duró un año. Espericueta dijo que se extendió pero a él le interesaba que participaran los chicos, situación que implica el respetar sus actividades diarias.
“No se cobraron honorarios, para los muchachos es una motivación para que sigan haciendo cosas, que generen ideas en sus comunidades. Contamos con el apoyo del licenciado Gunter Rodríguez, de Pinturas Osel de La Laguna que nos dio un patrocinio de pintura, lo que permitió que los chicos tuvieran material de primera calidad a la mano”.
EGO