México produce películas de muchos tipos: unas muy taquilleras y otras sin lograr el éxito que merecían, algunas muy estridentes y unas más premiadas en festivales. “Todo indica —dice el crítico Jorge Ayala Blanco— que estamos viviendo, sin darnos cuenta, una nueva Época de Oro del cine mexicano”.
Ayala Blanco presenta La madurez del cine mexicano (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, 2017), el número 13 de la serie en que analiza las películas nacionales.
Dice: “Llegué a la m y encontré un nivel de madurez que jamás hubiera sospechado. Por eso planteo la pregunta, a modo de apuesta, de que a lo mejor el cine mexicano vive una nueva era de oro sin que lo sepan realizadores ni patrocinadores ni actores”.
La apuesta contempla las virtudes y defectos de la primera etapa dorada: “Hubo 140 películas producidas en 2015, que supera las 135 de 1958; paradójicamente, el cine actual tiene más logros artísticos (100 premios internacionales y 150 locales) que espectadores en su propio país”.
Por ejemplo Hilda (2014), de Andrés Clariond, sobre el enfrentamiento casi metafísico de una mujer que se quiere apoderar del espíritu de otra: “Es de esas cintas que merecieron más éxito en taquilla”, comenta. Los números: solo alcanzó a recaudar 3 millones de pesos en su exhibición comercial.
“Hay trabajos sorprendentes,como Luto, de Katina Medina Mora (2013), que tuvo muy poca difusión pero es de este tipo de películas que calan hondo a partir de una propuesta minimalista y que demuestran que, en arte, lo más se dice con lo menos”.
Contradicciones
Pero la madurez también se ilumina en el circuito comercial con películas a las que Ayala Blanco llama “estridentes”: Cantinflas (2014), biopic dirigida por Sebastián del Amo, y Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando (2014), de Manolo Caro.
“Yo veo las películas como seres vivos llenos de contradicciones. Busco lo mismo sus aciertos que sus defectos. En el caso de Cantinflas, tiene virtudes, sobre todo en personajes como el de la esposa interpretada por Ilse Salas; pero creo que Del Amo pulverizó a Cantinflas, lo diseminó al darle un tratamiento de viñetas en lugar de darle una continuidad”.
A cada cinta analizada (son 100 por cada letra del abecedario) le asigna un subtítulo. Para la de Cantinflas eligió “La madurez esquelética”. Se refiere a la técnica de viñetas que Del Amo ya había ensayado en El mundo de Juan Orol (2012): “Ahí funcionó muy bien, pero creo que con Cantinflas abarató un poco la técnica”.
Otra cinta especialmente contradictoria en este análisis es La dictadura perfecta (2014), que cierra la tetralogía con la que Luis Estrada ironiza el sistema político mexicano. Este ensayo se titula “La madurez burlobviota”.
Ayala Blanco explica: “Es la burla extraordinariamente obvia y reiterativa. No tiene la gracia que tenía La ley de Herodes (1999), pero no por ello deja de alcanzar ciertos signos de madurez”.
El crítico resume la falla de la cinta: “Estrada tuvo la idea de hacer un retrato de un sexenio que apenas empezaba. Si quería hacer una parodia del peñanietismo debió esperar un poco más. Quizá ahora sería bueno que la hiciera de nuevo porque, además, Luis tiene un gran mérito: va solo en esta idea de hacer parodia en el cine mexicano”.
La portada tiene una foto de Carmín tropical (2014), la película favorita de Ayala Blanco entre el centenar analizado: “No tiene equivalente en el cine de todo el mundo, porque los personajes transgénero son vistos como animales raros. Pero aquí trasciende a través de un thriller rarísimo para llegar a ser un poema sobre la sensualidad transexual. Alguien diría que es subversiva, pero es más que una simple provocación”.
El filme de Rigoberto Perezcano demuestra la tesis de Ayala Blanco: tras ser proyectado en festivales (ganó en el de Morelia y obtuvo el Ariel por Guion Original), quedó fuera del top ten de las películas taquilleras mexicanas en 2015.
En suma, el cine mexicano ha madurado, no así la política exhibidora, descrita así por Ayala Blanco en el prólogo del libro: “Una política excluyente, mediocremente mercantil, selectiva al capricho, discriminadora de obras complejas”.
El libro será presentado mañana por Carlos Bonfil, Guillermo Chávez, Rodolfo Peláez y el autor, a las 16:00 en el salón Francisco Monterde del CUEC, en Ciudad Universitaria.