La Galería Central del Centro de las Artes de San Luis Potosí es sede de Códigos, la nueva exposición del artista multidisciplinario Ernesto Ríos (Morelos, 1975), considerado uno de los creadores mexicanos más destacados de su generación.
En esta muestra, que reúne pintura y cerámica de alta temperatura, el artista profundiza en la relación entre arte, ciencia, espiritualidad y tecnología mediante una propuesta visual que convierte patrones, algoritmos y secuencias en estructuras simbólicas de vida.
“Los códigos ya no remiten exclusivamente al peligro, sino también a la posibilidad. Me interesa investigar cómo ciertas secuencias —genéticas, digitales o incluso visuales— pueden convertirse en estructuras vitales. Hoy pienso en códigos de vida como sistemas simbólicos, visuales y rítmicos que permiten reflexionar sobre la evolución, los patrones que rigen la naturaleza, la geometría, las teselaciones, los tableros de ajedrez o los pixeles que se funden con formas orgánicas”, explica Ríos.
¿Cuál es el origen de la exposición?
Esta visión compleja y multidimensional refleja su formación como doctor en Artes Visuales (PhD) por la RMIT University en Australia, así como su enfoque transdisciplinario que entrelaza arte, ciencia, matemáticas, filosofía y tecnología.
Códigos nace de una investigación iniciada durante la pandemia con la obra Skull SARS-CoV-2, donde Ríos visualizó el genoma del virus para hablar tanto de lo biológico como de los virus digitales que atraviesan nuestra hiperconectividad. Aquel momento de crisis dio paso, con los años, a una visión más integradora:
“La pandemia nos recordó la fragilidad del mundo que habitamos y que estamos más interconectados planetariamente. El arte, más que nunca, tiene la función de ayudarnos a ver con otros ojos, de conectar con lo esencial”.
Experimentación material
Esta sensibilidad también define su trayectoria como artista comprometido con temas de conciencia colectiva, espiritualidad y estructura. Su práctica artística se ha visto fortalecida por su maestría en Telecomunicaciones Interactivas por el Interactive Telecommunications Program, Tisch School of the Arts, New York University, donde experimentó con arte, programación, realidad virtual y diversas herramientas tecnológicas.
La exposición ofrece un recorrido visual marcado por el uso del blanco y negro como campos de tensión, con incursiones en tonos plateados y azulados. Las formas evocan lo orgánico y lo digital simultáneamente. Algunas piezas, realizadas en cerámica de alta temperatura con la técnica japonesa raku, condensan la transformación elemental:
“El raku es una técnica que involucra la interacción de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Durante la cocción, el fuego y el humo transforman la pieza, creando matices únicos e irrepetibles. Para mí, es un acto simbólico, un ritual primigenio que conecta lo natural con lo material”, señala el artista
Este tipo de experimentación material forma parte del núcleo de su práctica, que combina técnicas ancestrales con tecnologías contemporáneas, tal como ha hecho a lo largo de su carrera en disciplinas como la escultura, el Net.art, la fotografía y el video.
Aunque ha explorado la inteligencia artificial, Ríos afirma que su camino va en otra dirección:
“Mi trabajo actual se enfoca más en el desarrollo de una inteligencia artesanal, una inteligencia manual hiperconectada con la mente, el cuerpo y, quizá, hasta con el espíritu, en un sentido metafórico”.
Memoria del Mundo Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Esa noción de “inteligencia artesanal” también es el resultado de una formación académica rigurosa. En los últimos cinco años ha sido convocado por instituciones internacionales —incluida la UNESCO— para participar en foros sobre arte, conocimiento y sostenibilidad.
En 2022 su obra fotográfica, como parte de Archivos Compartidos Tres Ríos, fue declarada Memoria del Mundo Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Visualmente, la serie se caracteriza por estructuras simétricas, ritmos repetitivos, fragmentaciones que recuerdan mapas genéticos, ajedrezados o paisajes microscópicos. Pero más allá de lo técnico, Códigos invita a pensar en la relevancia de lo invisible:
“Intento hacer visible aquello que está en la base de todo: los patrones que se repiten, los ritmos que organizan lo vivo y lo simbólico. Lo invisible en mi obra son las estructuras subyacentes: la vibración, las secuencias y repeticiones, la tensión entre orden y caos, lo micro y lo macro. Las fuerzas opuestas y complementarias, representadas por los dos conceptos fundamentales del taoísmo: el yin y el yang, que interconectan los polos opuestos de todo lo existente”.
Propuesta expandida
Desde sus investigaciones más recientes en cerámica y geometría, presentadas en espacios como el Museo Morelense de Arte Contemporáneo (MMAC) y el Centro Cultural San Pablo en Oaxaca, Ernesto Ríos ha desarrollado una práctica orientada a revelar los patrones y códigos que estructuran tanto la vida como lo simbólico. Esta búsqueda ha estado presente desde sus primeras exposiciones en el Ex Teresa Arte Actual y el Centro de la Imagen, consolidando una trayectoria que transita entre lo evidente y lo oculto.
Si en su exposición anterior, Geometría conventual, el diálogo era con un exconvento en Tepoztlán, en esta nueva etapa las obras se expanden a una rica historia. El Centro de las Artes de San Luis Potosí (CEART), antes Penitenciaría del estado que funcionó durante casi un siglo, se ha transformado en uno de los centros culturales más relevantes de México y América Latina. En sus instalaciones también se encuentra el Museo Leonora Carrington.
En el CEART, las obras de Ríos habitan un nuevo entorno que permite pensar los códigos desde otras perspectivas: más abiertas, más vitales.
Esta flexibilidad espacial forma parte de su propuesta expandida. Ríos ha participado en más de 70 exposiciones colectivas y 29 individuales en México, Estados Unidos, Europa y Asia. Ha sido becario del FONCA, ISCP y del gobierno australiano, donde fue el primer latinoamericano en obtener el Siemens-RMIT Visual Arts Award.
Códigos, curada por Gabriela Gorab, no es una muestra sobre tecnología ni sobre ciencia, sino sobre lo humano que atraviesa todo eso. Es profundamente conmovedor ver cómo Ernesto construye imágenes que parecen venidas de otra dimensión, pero que, en realidad, están en la base de lo que somos.
En tiempos de ruido digital y velocidad, su trabajo propone un tiempo pausado, una inteligencia sensible, una resonancia entre cuerpo, mente y materia.
“Mi esperanza es que podamos despertar colectivamente hacia una conciencia más amplia. Me gusta pensar que el arte puede ser parte de ese proceso: un acto de resistencia, pero también un motor de cambio”.
Así lo afirma un artista cuya obra, pensamiento y formación han sido fundamentales para abrir nuevas rutas entre arte y conciencia en el siglo XXI. Su trabajo representa no solo una evolución estética, sino también una propuesta ética y espiritual frente al futuro.
La exposición está abierta desde el 3 de julio de 2025 hasta el 10 de agosto en el Centro de las Artes de San Luis Potosí. La entrada es libre, y se espera una gran participación de la comunidad artística.
hc