El latido del corazón es la primera métrica que acompaña a los movimientos, desde los primeros pasos y hasta que se descubren las variaciones en el caminar.
En el caso del maestro Ruby Gámez, el pulso lo guió hacia la danza contemporánea donde ha podido colocarse en la piel de personajes disímbolos, interpretando en el escenario a pintores o escritores, pero también a migrantes, amantes en conflicto o seres marginales.
Por su desarrollo en el escenario, Gámez recibió el Premio Nacional de Danza “José Limón” en el año 2020.
¿Cuándo se presenta?
Ahora prepara un espectáculo que presentará en el Palacio de Bellas Artes, rodeado por 26 bailarines de la Ciudad de México, Monterrey y la Comarca Lagunera, con los cuales celebrará cuarenta años de una trayectoria impecable, en la cual se ha valido de su cuerpo como vehículo de expresión artística en constante transformación y evolución.
Será el 8 de agosto a las ocho de la noche cuando Ruby Gámez presente “Los sueños se tejen entre sí”, obra en la que narra a través de una selección de piezas de repertorio y en una línea de tiempo, las diferentes etapas de su propia vida como ser humano y bailarín, haciendo un recorrido desde sus inicios y hasta la actualidad. Mientras tanto, él recuerda sus primeros pasos en la danza.
“Yo empecé a bailar desde que tengo conocimiento, desde muy chico, pero digamos que de una manera más formal fue precisamente en la televisión, en Monterrey. Estuve en la televisión cuatro años y llegué ahí porque podías entonces llevar tu disco y bailar. Llevé mi disco y dije que quería bailar y me respondieron: Va, sube a cabina. Y estar dentro de la cabina y bajar al foro, ver el monitor y todas las cámaras fue una experiencia enriquecedora, fue un poco atrevido de mi parte pero fue un mundo diferente”.
Llevar la música en un disco es algo que quizá no imaginen los adolescentes que elaboran sus playlist en plataformas de streaming. Pero los formatos de televisión no han cambiado en cuanto a sus programas de revista.
A Ruby Gámez lo invitaron a formar parte de un ballet en el cual estuvo alrededor de tres años dentro del programa La Octava Dimensión y luego tras el cambio de director y productor, le pidieron que asumiera un rol estelar, lo que le permitió presentarse con su nombre y junto a otros bailarines que eligió mediante audición.
Formación profesional
Luego llegó la formación profesional con cursos, clases independientes y talleres. Así fue como se formó, con una total independencia.
La calidad interpretativa lo llevaría luego a dar clases magistrales en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, en la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, así como en la Academia de Danza Mexicana en la Ciudad de México.
“He tenido la fortuna de interpretar a varios personajes como el emperador Adriano, a Julio, Andy Warhol Galán, a Le Corbusier y últimamente a un escritor que yo inventé que se llama Augusto Rodarte que escribe una novela sobre el amor y encuentra cómo desarrollar su vida a través del papel de la escritura y, la última obra que hice para este cuarenta aniversario hablo de mí y presento mi propio personaje porque creo que ya he hablado de varios personajes, y creo que era el momento y el lugar para hablar un poco de mí porque igual todos tenemos conexiones en ciertas etapas de la vida y te identificas”.
“Los sueños se tejen entre sí” es una obra que se realizó ex profeso para presentarse en el Palacio de Bellas Artes pues aunque se ha presentado en este recinto en múltiples ocasiones, será la primera vez que Gámez presente un programa completo, con una línea de tiempo sobre su experiencia profesional y sus vivencias.
“Por ejemplo, en 1996 cuando yo llegué a La Laguna para formar la Escuela de Danza, hice una obra inspirada en la fotografía del marinero y la enfermera dándose un beso cuando termina la segunda guerra mundial, que se publicó en portada de la revista Life, y esa se la dediqué a mis papás porque ellos se conocieron en esa época; mi papá no fue marinero pero sí fue soldado en la segunda guerra mundial y ahí conoció a mi mamá. Entonces esa imagen con la música de Ella Fitzgerald la monté en obra en 1996 y pensé que con ella podía empezar”.
Espectáculo
El hilo conductual del espectáculo pasará por la década de los sesenta representada por la psicodelia y la obra de Warhol, seguido por la televisión de los setenta, hasta instalarse en la danza contemporánea con un solo que Gámez montó en 1999 que, al cambio del siglo llamó Transición.
“Es una versión de sesenta minutos y participamos 26 bailarines en escena e incluye a la gente con la que he trabajado y que son bailarines de La Laguna, de la Ciudad de México y de la ciudad de Monterrey, y estoy realmente agradecido porque ellos hacen que la obra viva en el escenario; uno puede tener la idea, los trazos, el movimiento, pero si tú no tienes a los intérpretes, a estos artistas creando las imágenes, aportando y haciendo esta magia efímera, no tienes nada. Yo les agradezco infinitamente”.
Ruby Gámez sabe que el mundo del artista es confuso pero que también ha tenido la fortuna de ser un coreógrafo muy querido debido a que su proceso como docente jamás se ha tornado violento ni humillante.
Además asume su oficio con responsabilidad, compromiso y una autocrítica dura, lo que le ha permitido el desarrollo pleno de su discurso como artista y abrir las obras de Arturo Garrido, Rossana Filomarino y bailar como solista en Bellas Artes en una producción de Lidya Romero. Este bagaje y experiencia lo mantienen listo para asumir la dirección de una institución cultural que impulse a la danza.
EGO