Royal House Opera actualiza la ópera 'Fidelio' de Beethoven

La compañía rescató la única ópera del compositor alemán, donde el mensaje utópico en contra de la tiranía política se actualiza.

La noruega Lise Davidsen fue la encargada de dar vida a la protagonista de la obra, quien se disfraza de Fidelio
Editorial Milenio
Londres /

Cuando se cumplen el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven (1770-1827), la Royal Opera House de Londres rescata su única ópera Fidelio en una adaptación arriesgada, donde el mensaje utópico en contra de la tiranía política se actualiza.

El encargado de adaptar el libreto es el director alemán Tobias Kratzer, quien trae al Convent Garden una versión que, acompañada por la orquesta conducida por Antonio Pappano, se distancia de la original del compositor alemán.

"Es una producción completamente nueva", destaca el jefe de Radiodifusión y Distribución de la Royal Opera House, Tony Followell, sobre la adaptación de Kratzer.

Para Followell, lo trascendental de su dirección es la transición del primer acto al segundo, donde, asegura, se consigue actualizar el mensaje para un "público contemporáneo".

"El segundo acto amplía la cuestión, un interrogante contemporáneo para un público contemporáneo: ¿Qué haríais si te confrontaras con un preso político en la actualidad? Y esa no es una cuestión a la que seamos inmunes hoy en día", destaca Followell.

Estrenada en 1805 como Fidelio, o el amor conyugal, la pieza sufrió un proceso de transformación con una nueva versión en 1906 y una definitiva, en 1814, que acortó y modificó, en fondo y forma, la original.

Ahora, en un movimiento atrevido, Kratzer ahonda en las diferencias de estilo que ya existían entre las partes de la obra del compositor alemán y se atreve a introducir nuevos diálogos y cambios visibles en las acciones de la trama.

Casi como una comedia doméstica, el primer acto empieza como una producción tradicional. Decorado de época, vestuario de finales del siglo XVIII e incluso un caballo vivo forman parte de una puesta en escena que va perdiendo realismo mientras avanza hacia el melodrama político.

Y el contraste es evidente cuando se alza el telón para dar comienzo la segunda parte del espectáculo.

De fondo, una proyección gigante muestra los primeros planos de las caras de los integrantes del numeroso coro que está en escena, quienes observan indolentes a Florestan que, encadenado a una roca, entona su aria sobre la oscuridad y la frialdad.

"El trabajo en su conjunto habla sobre los derechos individuales en contra, algunas veces, de los estados opresivos y al mismo tiempo, sobre la unión entre la gente", añade.

La interpelación directa al público como "voyeur" es evidente y será solo a través del ejemplo de Leonore, al final del segundo acto, cuando el coro, en silencio hasta el momento, rompa a cantar el mensaje beethoviano a la empatía colectiva.

Durante el estreno en la capital británica, la aclamación más calurosa del público fue para la soprano Lise Davidsen.

La noruega fue la encargada de dar vida a la protagonista de la obra, Leonore, quien se disfraza de hombre —Fidelio— para infiltrarse en una prisión y rescatar a su esposo Florestan, encarnado por el tenor alemán Jonas Kaufmann .

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