En una tarde soleada del mes de abril de 1955, el Club de Mujeres de Allentown, en Pensilvania, prepara el auditorio de su sede para recibir a un niño prodigio: Keith Jarrett. El pianista de ocho años tocará un recital que incluye piezas de Mozart, Brahms, Bach, Beethoven y otros. La cuarta parte del programa está dedicada a dos obras suyas: “Mountain Scene” y “A Walk in the Zoo”.
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Sesenta y cinco años después recibimos una noticia devastadora que termina con una de las carreras más impresionantes de la historia de la música. Bajo el título: “Keith Jarrett confronta un futuro sin el piano”, en una entrevista publicada en el New York Times, Nate Chinen refiere que “el músico revolucionario revela los problemas de salud que hacen improbable que se vuelva a presentar en público”.
Chinen recuerda que Jarrett dio su último concierto en 2017 en el Carnegie Hall de Nueva York y desde entonces canceló todas sus actividades. Este mes, escribe, “el señor Jarrett, de 75 años, rompió el silencio, declarando claramente lo que le ocurrió: tuvo un derrame cerebral a fines de febrero de 2018 y otro en mayo de ese año. Es improbable que vuelva a presentarse en público”.
En la entrevista, el pianista dice que estaba paralizado. “Mi lado izquierdo todavía está parcialmente paralizado. Puedo tratar de caminar con un bastón, pero me llevó mucho tiempo poder hacerlo, un año o más”. Desde mayo ha usado el piano esporádicamente tocando con la mano izquierda. “Trataba de fingir que era Bach con una mano; pero solo era estar jugueteando con algo. No sé cuál se supone que es mi futuro. No me siento bien ahora, como para ser un pianista. Es todo lo que puedo decir”.
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Duele que uno de los grandes improvisadores del último medio siglo declare: “Es muy frustrante físicamente cuando escucho música de piano para dos manos. Incluso cuando escucho a Schubert o algo tocado suavemente, es demasiado para mí, porque sé que no podría hacer eso. Y no hay esperanza de que pueda recuperar eso. Lo más que se espera es que mi mano izquierda posiblemente tenga la habilidad de sostener una taza”. Y con humor negro, agrega: “Así que no es aquello de: ‘dispárenle al pianista’ (en referencia al título de la película de François Truffaut). Sino que ya me dispararon, ja ja ja”.
CODA
UN PIANISTA DE MUCHAS FACETAS
Mientras unos ponderan sus conciertos de piano solo como la cumbre de su carrera, otros prefieren el trabajo desarrollado con sus cuartetos, europeo y estadunidense, o con el Standard Trio, por no mencionar sus grabaciones con Charles Lloyd o Miles Davis.