El baile, la música y las artes circenses son pasiones que comparten las hermanas Paola y Andrea Avilés, mujeres que anhelaban “plantar una visión y una semilla” con la intención de dar vida a un espacio donde las artes escénicas pudieran tener un sitio no solo para presentarse, sino para que los artistas pudieran practicar y desarrollar sus proyectos.
Ese sueño germinó en el barrio de San Ángel, en el centro cultural independiente Cracovia 32, espacio artístico que este año celebra diez años de creación. ¿Cómo se logra construir una década en la escena cultural?, Andrea Avilés responde: “Por mi mamá Magi, que funge un papel importantísimo en la historia”.
Las hermanas Avilés pasaron años viajando y conociendo “culturas en Europa en las que se bailaba mucho el swing, en salones de baile antiguos, en galerones, en lugares donde el swing ya brotaba, estaba más maduro; cuando llegamos a México y había esta carencia del lindy hop (el baile del swing) no teníamos el lugar para poner la semilla y cultivarla”.
Así que llegó el momento cuando se necesitó un espacio físico, un lugar donde hubiera swing y otros espectáculos al estilo cabaret, varieté-circense de los años 20, como se hacía en esa época, y un lugar que también recibiera a la comunidad del circo contemporáneo, para que pudieran entrenar y hacer sus proyectos de working progress.
¿Cómo encuentran ese lugar?
Primero hicimos un scouting urbano por la ciudad, un trabajo de urbanismo, yo me dedicaba a la arquitectura en ese entonces y me gustaba mucho buscar por la ciudad, me gustaba mucho explorar los rincones y conocer dónde se podía hacer esta acupuntura urbana: este espacio en el que pudieras encajar una aguja y que aportara a una zona de la ciudad y permeara. Nosotras vivíamos por San Ángel, así que pasábamos por una callecita que se llama Cracovia; después de un tiempo, en esa calle había una casa donde pusieron un letrero de “Se vende”.
Mi mamá, que funge un papel importantísimo en la historia, nos dijo un día: “Ya hice una cita para ver esa casa”. Mi hermana y yo nos sorprendimos. Entramos a la casa y yo estaba un poco renuente, porque la veía oscura, sin sol; atrás había un patio en el que Magie decía: “Este patio es el lugar, aquí podemos poner la duela de madera. En este patio, y en este patio…”. Tardamos menos de tres meses y ahí cuadró todo: Magi compró la casa y nos la heredó en vida para que pudiéramos sembrar esta semilla.
¿Qué disciplinas recibe Cracovia 32?
Cracovia le abre las puertas a todo tipo de artes escénicas. Tiene una esencia que ha aprendido a recibir toda manifestación de expresión.
Después de diez años, ¿cuál es el análisis de este recorrido?
Ha sido un balance de altas y bajas; ahora que veo para atrás, siempre con una pendiente más arriba. Hemos tenido una necesidad de inversión económica, sabemos bien que la cultura tiene una dificultad, o como una discapacidad, para tener una remuneración a través de la cultura, porque sí puedo decir que otros países tienen a la cultura con menos problemáticas, con menos discapacidad.
Cuando estamos hablando de un proyecto cultural independiente, si los recursos económicos no están a la mano, la capacidad de seguir invirtiendo al proyecto siempre es de estar rascando. Nuestra primera gran inversión fue con nuestros ahorros, que parte de ello fue conseguir la casa. Nos ha costado invertir en nuevos equipos, la misma techumbre, porque el patio necesitaba una. Estos 10 años han sido de mucha inversión para llegar a donde estamos; la pandemia nos vino a pegar muy fuerte, pero vamos por otros 10 años más.
Y además
El lugar de las Tierras cracovianas
En las “Tierras cracovianas”, como ellas describen los diversos rubros en el centro cultural, hubo una serie de actividades para celebrar esta década: no faltó el swing, el circo, la música en general y las actividades para niños. Para más información de próximos eventos visita sus redes sociales: @cracovia32.
caov