El Cascanueces hace de la orquesta una paleta de colores: López Reynoso

La partitura de Tchaikovski no tiene un solo compás que no valga la pena, es extremadamente colorida, descriptiva, llamativa y accesible, dice el director concertador de la puesta en escena del ballet navideño que se presentará del 18 al 23 de diciem

'El Cascanueces' se mantiene vigente en 2019 en el Auditorio Nacional (Foto: José Jorge Carreón)
Ciudad de México /

El Cascanueces, el ballet de Piotr Tchaikovski que todas las compañías del mundo presentan esta temporada, se mantiene vigente porque es una partitura muy difícil que de principio a fin vale la pena, afirma Iván López Reynoso, por segunda vez en su carrera director concertador en esta coreografía, ahora con la Compañía Nacional de Danza (CND) encabezada por Elisa Carrillo y Cuauhtémoc Nájera.

El Cascanueces es una partitura que, de principio a fin, no tiene un solo compás que no valga la pena. Es música escénica y eso hay que tomarlo en cuenta, porque no es simplemente una partitura estrictamente musical sino que está cumpliendo un propósito dramatúrgico y narrativo. Y es ahí donde la partitura es particularmente brillante, porque es muy descriptiva, muy colorida, llena de melodías hermosas todo el tiempo”, explica el próximo titular asociado de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.
“La orquesta, más que un instrumento, es una paleta de colores, está constantemente dibujando las atmósferas, los copos de nieve se están escuchando en la orquesta, se escuchan los ratones, el ejército, todas estas texturas que Tchaikovski plasma en esta partitura. Justo eso hace que la partitura, además de hermosa de principio a fin, tenga mucho éxito: es extremadamente colorida, descriptiva, llamativa y accesible”, agrega el maestro López Reynoso sobre el ballet con el que ya tuvo un primer acercamiento en diciembre de 2015 al frente de la Filarmónica de Jalisco y el Ballet de Jalisco en el teatro Degollado.

Ahora dirigirá a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes (OTBA) para la decimoctava producción en el Auditorio Nacional del cuento navideño de Ernst Theodore.Amadeus Hoffmann, que se presenta en vivo con 150 artistas en escena, en ocho funciones a partir de este miércoles 18 de diciembre y hasta el sábado 23. La historia se ambienta en el siglo XIX en la Rusia zarista en la que vivió Tchaikovski y relata la historia de Clara, a quien su padrino, el juguetero Drosselmeyer, le regala en Navidad un misterioso y mágico cascanueces que cobra vida y la lleva a conocer un mundo extraordinario.

Con coreografía de Nina Novak, basada en la original de Marius Petipa y Lev Ivanov, la puesta en escena será protagonizada por 70 bailarines de la CND encabezados por los primeros bailarines Blanca Ríos y Argenis Montalvo, bajo la dirección artística de la premio Benois de la Danse 2019 y el Petipa Heritage Fund 2019, Elisa Carrillo, y el maestro Nájera; y por alumnos de la Academia de la Danza Mexicana y la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, en papeles de los hermanos Clara y Fritz, soldados, ratones, bombones y angelitos.

El Cascanueces se presentará los días 18 y 19 de diciembre a las 20:00 horas, 20, 21 y 22 de diciembre a las 17:00 y 20:30 horas en el Auditorio Nacional.

En entrevista, López Reynoso explica por qué es tan popular esta obra estrenada justo el 18 de diciembre de 1892, en el teatro Mariinsky de San Petersburgo, que desde 2001 se presenta en el Auditorio Nacional cada inicio del invierno y hasta hoy lleva 188 funciones con 850 mil espectadores.

“Me da muchísimo entusiasmo poder realizar esta primera colaboración con la Compañía Nacional de Danza en la producción más esperada del año, que es el tradicional El Cascanueces. Además es una producción reciente, que ha tenido mucho éxito y se hace con un mínimo de ocho funciones, siempre bien recibidas y bien esperadas. Y me da mucho gusto que será como yo cierre este 2019, que ha sido muy intenso, lleno de muchos contrastes, y tener esta oportunidad de compartir con OTBA”, señala.

¿Cómo ha sido su experiencia dirigiendo ballet?

Es la segunda vez. La primera fue en Guadalajara en 2015, justo El Cascanueces, con la Filarmónica y el Ballet de Jalisco. En ese momento fue nuevo, muy distinto, ya tenía mucha experiencia con la ópera pero poca con el ballet, y resultó una experiencia muy agradable, muy enriquecedora, y ahora me da mucho gusto volver a tener la oportunidad de enfrentarme a esta magnífica partitura.

¿Cómo es el trabajo de usted, al frente de una orquesta, con bailarines?

El director está un poco en función de la fisionomía, de la coreografía, de la corporalidad del bailarín, cada uno tiene necesidades distintas. Además, ellos necesitan ensayar todos los días y lo hacen con una pista, que tiene ciertas velocidades establecidas, dependiendo también del tipo de coreografía, son muchos factores los que intervienen ahí. Así que el director está ahí, justamente tratando de coordinar y de poner al mejor servicio del bailarín el acompañamiento y la música.

¿Qué cambios para usted representa estar al frente de una orquesta en un espectáculo de ballet, una ópera o un concierto sinfónico?

Sí, son ramas muy distintas, el director tiene que ponerse al servicio del trabajo en equipo, no es ya para nada una figura ni despótica ni tirana. Cuando está en un concierto sinfónico tiene su visión de la obra, su manera de interpretarla, está meramente la orquesta trabajando con él, no hay necesidades ni vocales ni de ningún bailarín, ni de algún cantante, es la música puramente. A la hora de hacer ópera o ballet estamos acompañando a un solista, el director tiene un concepto musical, lo comparte con el solista, pero al final de cuentas el cantante, igual que el bailarín, tiene una fisionomía, un instrumento, y tenemos que ponernos al servicio de ese solista, que por eso es llamado solista, porque es el motor, el hilo conductor, está dando la pauta al resto del equipo. Y ahí es donde el director tiene una función ya más de conciliador, de moderador, llegar a un acuerdo con los solistas, tal vez sobre las velocidades, el estilo interpretativo, que en un concierto sinfónico meramente no existen.

El Cascanueces es el ballet para que jóvenes empiecen sus carreras como bailarines, en el caso de la música, ¿esta partitura de Tchaikovski puede ser un equivalente para atraer a jóvenes?

Son casos distintos. La manera en que se involucran los niños y los jóvenes en las puestas en escena de El Cascanueces son momentos muy específicos, las batallas, la fiesta, tal vez. Desde luego es un ballet que permite la convivencia de generaciones. Pero la música de Tchaikovski no es nada fácil, desde luego no creo que sea una partitura adecuada para empezar a involucrarme en el mundo orquestal, es una partitura difícil de tocar, se necesita realmente una orquesta con altos niveles profesionales. Hay mucho repertorio ideal para jóvenes orquestas y músicos. Es un trayecto también ir aprendiendo a interpretar diferentes estilos y poco a poco ir desarrollando una conciencia interpretativa musical, que es lo más importante cuando eres joven; las capacidades técnicas, esto sin duda, desarrollar los niveles técnicos de tu instrumento, pero también empezar a conocer los diferentes estilos y cómo abordar a los diferentes compositores, es un trabajo desde una conjunción a fuego muy lento.

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  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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