Cuando llegué a Londres tenía complejos: Elisa Carrillo

Edición Fin de Semana

Encontró su talento y vocación casi sin querer, y hoy es una de las figuras del ballet más reconocidas del mundo; primera bailarina de la Ópera de Berlín, en entrevista habla de su infancia, de su experiencia como latina en otro país y de su fundació

La bailarina mexicana posó en Berlín, Alemania, para el fotógrafo Alex Waltl. (Alex Waltl.)
Sarah Gore Reeves y Olivia Dunn
Ciudad de México /

La bailarina de ballet clásico Elisa Carrillo Cabrera es codirectora de la Compañía Nacional de Danza de México y bailarina principal del Ballet del Estado de Berlín, en Alemania. A lo largo de su carrera, ha interpretado obras de los coreógrafos más prestigiosos del mundo y ha sido compañera de baile de destacados bailarines. Además, es miembro del Consejo Internacional de Danza de la Unesco, directora artística de la Fundación Sir Anton Dolin y directora general de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera AC. 

Durante seis años consecutivos, con su fundación ha llevado a cabo las galas Elisa y Amigos, realizadas en siete estados de la República Mexicana y en las que participan estrellas internacionales del ballet.

¿Cómo llegaste al ballet?

Fue casi por error. Es común que los padres quieran inscribir a sus hijos en actividades, en mi caso, mi familia eligió ballet. Nunca pensé que sucedería, pero se convirtió en mi pasión y luego, con el tiempo, en mi carrera.


Lamentablemente ha aumentado la violencia contra las mujeres en tu ciudad natal, Texcoco, Estado de México. ¿Cómo fue tu experiencia al crecer?

Tengo que decir que cuando crecí allí las cosas eran completamente diferentes. Era una niña feliz y nunca sentí peligro. Por supuesto, ahora las cosas han cambiado y estoy preocupada ya que mi estado es uno de los peores de México. A través de mi fundación, realizo proyectos culturales en colaboración con el gobierno para que, con suerte, podamos mejorar las cosas en beneficio de las próximas generaciones.

¿Por eso comenzaste tu fundación?

Amo México. Cuanto más lejos estoy, más conectada me siento. Quería crear un espacio para que los niños estuvieran involucrados con las artes debido a que yo también, gracias a la ayuda de otros, logré perseguir mi sueño. Me siento motivada a hacer lo mismo por la gente de mi país. Incluso, si dejara de bailar, sentiría la necesidad de retribuir. Ver a los niños motivados por las artes me da esperanza.

Se motiva a los estadunidenses a donar a organizaciones benéficas mediante exenciones fiscales. ¿Cómo podemos fomentar que la gente done a organizaciones creíbles?

La mayor parte de la ayuda que ha tenido mi fundación hasta ahora ha sido del gobierno; 70 por ciento de nuestras presentaciones son gratuitas. Con una compensación adicional podríamos invitar al público y convertir las presentaciones en eventos 100 por ciento gratuitos. Es muy raro conseguir que las empresas privadas ayuden con este tipo de trabajo, y creo que esta forma de pensar debe cambiar. Lamentablemente, hasta ahora, la mayoría de los mexicanos cree que el arte es para los ricos, pero yo creo que es para todos y que es una herramienta para bien. Cada año veo que los niños creen más en su potencial debido a estas presentaciones.

¿Cuál es tu experiencia como latina en el mundo del ballet?

Cuando me fui de México a Londres, tenía 16 años. Tenía un poco de complejos porque todas las bailarinas tenían una piel hermosa y cabello claro. Mi look era el opuesto al europeo. Como no me veía como la típica bailarina, también sentía que no era igual de buena que ellas. No fue hasta unos años después que gané confianza en mí misma. Me eligieron para papeles justo debido a mis diferencias. A partir de ahí, comencé a apreciar más mi piel y cabello oscuros. Ser diferente es algo bueno y creo que todos debemos aceptar lo que nos hace únicos.

yhc

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