Quincy Jones fue el primer hombre de color que ocupó la vicepresidencia en una gran empresa discográfica (Mercury, 1961). El único músico negro que se presentó ante el público de inicios de los 60 en la racista ciudad de Las Vegas. Y no son hechos gratuitos. Muchos músicos conocían su alcance musical como compositor, productor director y arreglista, pero Quincy siempre ha explicado su éxito con un “he tenido suerte”.
Q, su autobiografía (Kultrum, 2021) está llena de anécdotas amistosas: Ray Charles, Charlie Parker... y laborales: Ella Fitzgerald, Count Basie, Gillespie, Dinah Washington, Frank Sinatra, Michael Jackson, Will Smith... Pero Quincy también incluye en Q voces críticas: “Soy hijo de un multimillonario que a mi madre y a mí nos tiene viviendo en un suburbio pobre de Estocolmo”, declara Quincy Jr., hijo que Jones tuvo con la modelo sueca Ulla Andersson. También tuvo una hija (Kenia) con Nastassja Kinski y “ha salido” con Ivanka Trump.
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“Hasta los 11 años me visualizaba como gánster”, comenta en Q quien nació en Chicago en 1933. A los 13, Quincy empezó a tocar la trompeta y a rodear de notas funcionales y ornamentales algunas melodías. Tras una estancia en París donde por primera vez se sintió orgullosamente negro y tomó clases de composición con Nadia Boulanger y Olivier Messiaen, regresó a los Estados Unidos a realizar arreglos, compuso y produjo en disqueras destacadas.
Unas décadas más tarde fue en gran medida el responsable de varios “número uno” de Michael Jackson (“Beat It”, “Billie Jean”, etcétera). Realizó 33 soundtracks (A sangre fría, 1967; El color púrpura, 1985). Y en 1985 produjo We Are The World, canción y álbum con los que se mitigó la hambruna en Etiopía. Jones es un activista que ha estado luchando contra las injusticias sociales desde que su amigo Martin Luther King apareció en la escena de los derechos civiles a inicio de los 60.
Los númerosde Quincy
28 Grammys ganados33 películas presumen su música
40 millones de copias (o más) se han vendido de Thriller, álbum del que Quincy Jones fue el productor
400 millones de dólares tiene Quincy en su haber
También es un gran empresario que produce programas y series de televisión. El Príncipe del Rap se emitió entre 1990 y 1996 –dice Quincy emocionado–. Y los ingresos por su redifusión son bárbaros”.
Su visión empresarial, sus dones musicales, su calidad humana y su generosidad lo convierten en uno de los paladines más queridos y requeridos en el mundo del entretenimiento.
Los mejores momentos de Quincy Jones
Quien lo conoce queda encantado. Por ello, las puertas se le han abierto, y cuando se le han cerrado, sale en su defensa un escuadrón de colegas.
Ya había entablado fraternal amistad con Ray Charles, ya había formado parte de la banda de Lionel Hampton, cuando en 1955, la cantante Dinah Washington le dijo: “Quiero que me ayudes en mi próximo disco”. Los ejecutivos de la discográfica les contestaron “Queremos a alguien que ya tenga nombre”. El álbum For Those In Love fue arreglado por Quincy y fue todo un éxito. A partir de ese momento todo empezó a fluir en la carrera de Jones.
A inicios de los años sesenta, Frank Sinatra lo llamó como director musical, y la racista sociedad de Las Vegas lo rechazó. “Yo arreglo esto”, dijo Sinatra, y Quincy se convirtió en “el hermano” de Sinatra quien hasta un guardaespaldas (blanco) le contrató.
“Frank me transportó a un nuevo planeta. Con Frank trabajé hasta su fallecimiento (1998). Me heredó su anillo. Así es que cuando viajo a Sicilia, no llevo pasaporte. Solo muevo los dedos para que la joya brille”.
Fue en 1977 cuando Michael Jackson se impuso ante los ejecutivos de Epic quienes argumentaban que los arreglos de Quincy eran demasiado jazzeros. “Me importa poco lo que ustedes piensen”, les respondió Jackson. Off The Wall (1979) fue producido por Quincy y Michael, y así nació la mancuerna más fructífera de fines del siglo XX. “Lo más irónico de todo –cuenta Jones– fue que todos los que pusieron mala cara en Epic –tanto negros como blanco– conservaron durante varios años sus puestos de trabajo gracias al éxito de Off The Wall, a la sazón, el disco de música negra más vendido de todos los tiempos”.
Frases de QuincyA favor de la canción
“Cuidado con la repetición de una frase musical como sucede con el rap. El oído necesita la melodía porque la mente se desconecta cuando la música no cambia”“Si no tienes una buena canción, da lo mismo de qué la rodees”.
“La canción es el poder, el cantante es el mensaje”.
Pero no solo los artistas reconocen su genialidad. Durante un homenaje a Martin Luther King donde Jones fungió como director musical se le acercaron una abuela con su hija y su nieta. Cada una traía en sus manos un disco: Sinatra in The Sands, The Dude y Thriller. “Tres generaciones de mujeres diciéndome que esos eran sus discos favoritos y... ¡eran míos! Ese ha sido uno de los mejores momentos de mi vida”.
No debo decirlo, pero…
¿Por qué, si ganó el Grammy Legend Award (1992) y el Premio Humanitario Jean Hersholt (1995), Quincy empezó a soltar sapos y culebras contra (casi) todo? Hace tres años, en la revista GQ, declaró tener 22 novias distribuidas por el mundo. “Sería feliz si pudiera instalar una tecnología que alejara a las viejas y a las gordas”, añadió una de las 50 personas más bellas del mundo, según la revista People (1996).
Y hace dos años en Vulture dijo: “Michael Jackson plagiaba música. Era maquiavélico”; “Los Beatles eran los peores músicos del mundo”. “Trump es un pinche idiota”. “El catolicismo está basado en el miedo y el asesinato”. “Marlon Brando era el cabrón más encantador que he conocido. Lo hizo con James Baldwin, Richard Pryor y Marvin Gaye. Era capaz de cogerse un buzón”. “Los Clinton me confiaron quién mató a JFK”. Estas y otras declaraciones venían casi siempre acompañadas de un “no debo decirlo, pero...”.
Inmediatamente, sus seis hijas le realizaron un extrañamiento y Quincy tuvo que disculparse públicamente. “Sí, incluso a los 85 años, insultar y soltar gusanos por la boca es inexcusable (...). Pido perdón a cualquiera que se haya sentido ofendido (...). Gracias a mi familia por llamarme la atención”.
Su sincera disculpa tuvo un efecto positivo y las piezas siguen acomodándose a favor de quien, en su autobiografía, escribió: “Michael es una esponja, todo un camaleón. Tiene ciertas cualidades idénticas a las de los grandes cantantes de jazz con los que yo había trabajado: Ella, Sinatra, Aretha, Ray Charles, Dinah. Todos y cada uno de ellos tenían esa pureza, ese sonido absolutamente personal y esa llama que los empujaba a la grandeza. Cantando acallaban su dolor, sanaban sus heridas, quitaban hierro a sus problemas. La música los liberaba de sus prisiones emocionales”.
Ese Quincy sensible y generoso es el que prefieren sus admiradores entre los que se cuenta el expresidente Barak Obama, quien con su profunda voz concluye: “En cada escenario de su notable carrera, Quincy siempre fue el primero. Él ha sido alguien que ha atravesado las puertas antes que cualquier otro lo hiciera. A todos los que venían detrás de él les infundió una enorme confianza. Y todo lo hizo con gracia”.
nerc