En 2016, Keith Tippett, pianista, compositor y líder de diversos proyectos, recordaba en una entrevista la rica escena musical londinense de fines de los 60 y principios de los 70, cuando junto con los saxofonistas Elton Dean y Mark Charig y el trombonista Nick Evans conformaban lo que se conocía como Los Cuatro Mosqueteros, pues hasta vivían juntos. La escena era muy fluida, refería, “no solo para el jazz y la música improvisada. Trabajaba con gente como Robert Wyatt y la banda Symbiosis, con Robert Fripp y King Crimson, trabajaba por supuesto con Julie Driscoll, que se volvió mi esposa. Hacía cosas con gente de la música contemporánea, como con Centipede, una orquesta de 50 elementos de la Real Filarmónica de Londres, músicos de los grupos Nucleus, Soft Machine, King Crimson y jazzistas de gran reputación como Ian Carr, Alan Skidmore y Mongezi Feza, Dudu Pukwana, más los cantantes Mike Patto, Magie Nichols y Julie”.
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Esto nos da una idea de la amplitud de miras de Tippett, quien falleció el sábado pasado a los 72 años. Definido por Richard Williams como un músico con un “instinto alquimista para unir el rock progresivo con una nueva generación de jazz con resultados mágicos”, hubiera recibido mayor reconocimiento si se hubiera unido a King Crimson. “Tenía gran respeto por la banda, pero quería hacer otras cosas, no quería pasarme 18 meses de gira. Todavía estaba al servicio del aprendizaje”.
Tippett estuvo siempre al servicio del aprendizaje y eso se advierte en su discografía, pues lo mismo puede tocar una sesión de piano improvisado que acompañar a un cantante de música tradicional o unirse a un grupo de jazzistas africanos sin perder su espíritu aventurero.
Uno de sus proyectos mutantes fue Mujician, término inventado por su hija cuando tenía cinco años y dijo en la escuela que su padre era mujician, en lugar de musician, es decir, una especie de mago-músico. Bajo este nombre tocó lo mismo a piano solo que en cuarteto o con proyectos de grandes orquestas.
Un disco como Mujician I & II (Free Music Production, 1998) nos indica que Tippett era capaz de conducirnos por diversos mundos y estados de ánimo con la convicción de ser un guía ducho y amigable. Tal vez por ello tituló una de las piezas “I’ve Got the Map, I’m Coming Home” (Tengo el mapa, voy a casa).
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CODA
JULIE DRISCOLL, UNA LARGA COLABORACIÓN
Keith Tippett conoció a Julie Driscoll cuando grabó su primer álbum, 1969, y de inmediato establecieron una relación creativa y amorosa intensa. “Establecimos una compenetración sorprendente, pero en ese punto no nos dimos cuenta de que nos volveríamos inseparables”.