David Toscana rinde homenaje a la creación rusa

Gogol, Dostoievski, Tolstói, Chéjov, Bábel o Ajmátova son algunos de los autores rusos que se aparecen en El peso de vivir en la tierra, novela más reciente del escritor.

El escritor presentó 'El peso de vivir en la tierra' en la FIL Monterrey. (Foto: Araceli López)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Desde la publicación de Las bicicletas, hace ya 30 años, pero en especial con la aparición de Estación Tula, David Toscana (1961) ha venido construyendo una literatura que busca sustentarse en un lenguaje cargado de significado, donde las palabras no están para rellenar el texto, “están para decirte algo y si, al mismo tiempo, te dicen dos o tres cosas, mejor aún”.

Sus personajes suelen estar en los márgenes, lo mismo habitan una delgada línea entre dos maneras de comprender la realidad, como en El ejército iluminado o Santa María del Circo, pero también un tanto alejados de las tradiciones literarias más comunes, como propone en Olegaroy y en su novela más reciente El peso de vivir en la tierra (Alfaguara 2022).

“La prosa que me gusta leer es así: Rulfo, García Márquez, Onetti, donde el lenguaje protagoniza algo, no solo es un instrumento para contar las historias, sino parte de. Pese a que la mayoría de los lectores no lo captan, necesitan que les cuenten historia, el lector al que me quiero dirigir entiende con guiños, no hay contarle todo, hay que dejar ciertas cosas, no hay que cargarse con obviedades, ni con ambientaciones comunes”, cuenta el narrador de origen regiomontano a propósito del lanzamiento de El peso de vivir en la tierra, un homenaje a la literatura rusa y a sus escritores y escritoras.

El reconocimiento parte de la certeza de que se trata de creadores con biografías, “sé que, si mañana me muero y alguien quiere hacer mi biografía, sería el libro más aburrido del mundo”, cuenta David Toscana, a diferencia de lo que sucedería con casi todos los escritores rusos, porque vivieron tiempos interesantes, donde el ser humano estaba directamente en pugna, sobre todo el creador, con esos tiempos.

“Podemos hablar de Dostoievski y el día que lo iban a ejecutar, que lo mandaron al campo de concentración o su afición por el juego. Son historias que completan al personaje como alguien novelable, entonces podemos juntar que estos escritores no solo hacían libros interesantes, sino sus vidas eran muy interesantes y trato de rescatar las dos cosas: a los escritores a través de su obra, pero también de su vida”.

Desafíos creativos

Gogol, Dostoievski, Tolstói, Chéjov, Bábel o Ajmátova son algunos de los autores rusos que se aparecen en El peso de vivir en la tierra, en una historia que apuesta por la libertad ejercida por los protagonistas de la novela, envueltos ellos mismos en la construcción de su propia vida de novela.

Tratar de convocar a todos estos autores y que se sintieran invitados de manera natural en la historia y no que aparecieran citados, “porque me gustan o porque siento que son bonitos o hay versos que vale la pena conocer”, fue de los principales desafíos que enfrentó David Toscana al momento de la escritura, a fin de que las prosas invitadas se notaran en la lectura.

Incluso, muchas de las traducciones son de su autoría y usó otras cuando sintió “que así lo hubiera dicho yo”. Y el reto parte de la certeza de la edad: no es lo mismo tener las hormonas y el empuje de los 20 o 30 años, que tener 60 o más.

“Se supone que la gente, entre más años tiene, más conservadora se vuelve y la pregunta es cómo podemos mantener el fuego, a través de todas nuestras obras literarias: puedo decir que esta es mi novela más arriesgada de todas.

“Estuve dialogando mucho conmigo mismo y me atreví a la aventura y no a lo conservador; no a las fórmulas en las que me siento seguro, sino a ensayar una obra que tiene novela, historia, biografía, ensayo y antología. La antología también es importante: es una selección de textos, como si fueran las mejores frases de la literatura rusa y ahí están repartidas”.

Siempre interesado en la literatura de estos autores, cuando se dio el momento para escribir la novela decidió meterse de lleno a sus biografías, en especial porque conocía poco de sus vidas, no había leído la correspondencia de algunos de ellos. Para nutrirse, Toscana se encontró con el libro La palabra arrestada, de Vitali Shentalinski, en el que se propuso rescatar todos los documentos de los juicios que hicieron a varios escritores durante el estalinismo.

“Allí hay mucho material para hablar de ellos no solo en términos de su literatura, sino de su vida. Al final es parte de la novela, es un homenaje a escritoras y escritores que se jugaron la vida para decir lo que tenían que decir; en verdad no encuentras uno solo de ellos que no haya sufrido algún tipo de persecución, el destierro o la muerte”.

El único que no corrió esta suerte, en palabras de Toscana, fue Chéjov, porque se murió muy joven, “pero en algún momento hubiera chocado con el estalinismo”.

PCL

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