La escritora española Rosa Montero, una de las finalistas del IV Premio Bienal Mario Vargas Llosa, reconoció que, durante décadas, se ha confundido el compromiso del escritor, entendido como “que debías hablar de los problemas políticos y, para mí, cuando se ve eso demasiado, esa obra va al garate".
“El sentido del escritor de ficción es la búsqueda del sentido de la escritura, es un viaje de conocimiento: tú no escribes para enseñar nada, escribes para aprender, para poner palabras a lo que no tiene: poner un poco de luz en las sombras que somos: no puedes empezar ese viaje de conocimiento con las respuestas previas, puedes usar otros géneros literarios, hacer una labor activa para defender unas ideas concretas”.
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Al participar en la mesa “Esperar lo inesperado. La pandemia y los riesgos de la libertad” —junto a Alberto Ruy Sánchez, Rodrigo Blanco y Karina Sainz Borgo—, la escritora española aseguró que en la novela no se puede hacer una defensa de ideologías, porque no sólo se traiciona a una obra, sino al género en sí, lo importante es ser fiel a uno mismo, porque de esa manera se “es fiel a su época”.
Mientras, para Alberto Ruy Sánchez la literatura tiene el deber de crear nuevas realidades, para lo cual hay un oficio, una técnica, un trabajo y una chispa de genialidad, entendida de otra manera: “no con lo que nace la gente, sino con lo que la gente logra haciendo su mejor esfuerzo para lograr una obra que tenga genio”.
“Quienes trabajamos el oficio literario, que tiene parte artesanal, sabemos que es fundamental lograr el esfuerzo máximo para transformar lo que hacemos en una obra que, para los lectores, tenga sentido y nos ayude a que la vida tenga sentido”.
En su participación, el también editor llamó a reconocer la necesidad del tiempo para que la pandemia que vivimos en la actualidad, en todas sus dimensiones, aparezca no sólo como tema, sino en las venas de la literatura, luego de que “todo mundo se puso a ver los libros que andan en la pandemia, pero nadie se puso a ver los libros en los cuales está presente sin ser nombrada pandemia”, aseveró Ruy Sánchez, quien también criticó la persecución en contra de los científicos mexicanos, “parte de un movimiento para acabar con la autonomía de las universidades al criminalizar, como lo hizo cuando criminalizó a quienes habíamos tenido alguna beca”.
En su participación, los venezolanos Rodrigo Blanco y Karina Sainz abordaron el tema de los riesgos de la libertad a partir de la pandemia desde dos perspectivas, siendo la mascarilla o cubrebocas “el símbolo perfecto de esa restricción de movimientos y de hábitos que definían nuestra vida previa a la pandemia”.
“Ya en la interioridad de lo que es el trabajo de uno como como escritor siento que me afectó mucho la pandemia de una manera que no procesé sino después: al principio, todos los escritores lo tomábamos con humor, porque vivimos en casa y trabajamos desde casa, no parecía haber diferencias con este estado de cosas, pero poco a poco experimenté el hecho de que el mundo fuera de mi habitación ya no continuara, incidiendo en mi trabajo, en mi atención, lo que provocó mucha dispersión”, en palabras de Rodrigo Blanco, quien ganó la tercera edición del Premio Bienal Vargas Llosa.
A su parecer, ello tiene mucho ver con un quiebre del concepto de libertad, que va mucho más allá de las restricciones, en especial, debido a que la pandemia impuso “una experiencia común y una memoria compartida que ya vamos a tener a partir de ahora”.
Por su parte, la también periodista Karina Sainz Borgo recordó que uno de los elementos que define a la cultura latinoamericana es su relación con la muerte, porque solíamos pensar que acompañaríamos a las personas que queríamos al momento de marcharse, en una sociedad que esconde la muerte, donde todo mundo sale a correr y es sano, “pero resulta que no, que hay cosas que están por encima”.
“Una de las cosas que me puso a pensar de la pandemia es cuál es mi relación con el otro, cuál es nuestra relación con la capacidad que tenemos para sobreponernos de la pérdida, con el miedo, porque había un miedo tremendo frente a algo que no ofrecía ninguna explica. Esa relación con los seres humanos y la libertad implícita en ello, lo perseguí mucho”.
El domingo por la noche se entregará el IV Premio Bienal Mario Vargas Llosa, en una ceremonia a realizarse en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara, para el que compiten Rosa Montero, Carmen Boullosa, Selva Almada, Juan Gabriel Vásquez y Alejandro Zambra.
PCL