“Por la fuerza y plasticidad de su pensamiento, el cual nos invita a crear narrativas que articulan las ciencias, técnicas, artes y humanidades, para encontrar nuevas formas de cohabitar el planeta, en plena interconexión de todas las especies”, la escritora, filósofa y ensayista estadunidense Donna Haraway recibió el Premio Nuevo León Alfonso Reyes 2020, otorgado por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad de Monterrey y la Universidad Regiomontana.
Palabras que se podrían sumar a las pronunciadas por Judith Ruiz Godoy, catedrática de la Escuela de Humanidades del Tec de Monterrey, al presentar a la galardonada, quien a través de su obra busca que evitemos caer en el cinismo, pero también en la desesperación, a rechazar firmemente tanto esta confianza ciega en la tecnología, como también en la profecía autocumplida por la que ya no hay nada por hacer.
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“Cree y nos invitar a creer en la imaginación. Quien esté cercano a su pensamiento observará que su análisis aporta una visión única, en la que se entrecruzan biología, economía, política, cultura, ciencia ficción, feminismo y cambio climático”.
Luego de recibir, vía remota, el Premio Nuevo León Alfonso Reyes 2020, Donna Haraway recordó que, durante más de 40 años, su trabajo ha explorado las ricas conexiones entre la biología, la literatura, las artes y la acción social y política para cuidarnos unos a otros, “y para construir la justicia y el cuidado en el mundo herido”.
“El feminismo interseccional, antirracista, socialista, internacional y multiespecífico humano y más que humano ha sido el centro de este proyecto”, destacó la autora del libro Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno (Consonni, 2020), quien ofreció una conferencia enfocada en la idea del hogar y de la migración, tanto de humanos “como más que humanos, especialmente en la frontera entre México y los Estados Unidos”
“Esta tierra, sus ríos, montañas, desiertos, refugios para la naturaleza y sus ciudades y pueblos, y territorios indígenas, está llena de relaciones ricas e historias profundas, a muchos niveles espacio y tiempo: es una patria compartida, no una frontera de separación, necesitamos reparar las conexiones mientras trabajamos para reparar una tierra que sufre”.
"Y si bien las fronteras, en todo el mundo, son zonas de violencia debido a los procesos de explotación y extracción, en la actualidad tenemos la responsabilidad de reconstruir y reparar las redes vivas, a pesar de los disparos violentos y las condiciones difíciles”, destacó Donna Haraway.
PCL