Como parte del programa de actividades de la UANLeer 2021, se presentaron tres libros relacionados entre sí por ser parte de un acercamiento a escritores, pintores y poetas: De la inminente catástrofe: Seis pintores mexicanos y un fotógrafo de Colombia, de Ernesto Lumbreras; Escritores viajeros, de Asunción Rangel, y La escritura infinita. Conversaciones con Carlos Fuentes, de Carlos Rubio Rosell.
El primero de los libros surgió, de alguna manera, de una invitación del pintor Arturo Rivera a Ernesto Lumbreras para escribir una monografía sobre su trabajo, porque “estaba cansado de las lecturas de los críticos de arte profesionales, quería una lectura fresca”.
- Te recomendamos Vicente Rojo, renovador del estilo y el espíritu tipográfico Arte
Así se dio el punto de partida de un volumen en el que están presentes Francisco Toledo, Arturo Rivera, Ricardo Martínez, Rafael Coronel y José Clemente Orozco, cuyo objetivo primordial es ser un libro ameno, “hospitalarios, cómplice, ameno, para dialogar con ese amigo desconocido, ese lector que se pueda acercar a las páginas de De la inminente catástrofe.
“Libro de crítica de arte o de ensayo de pintura, donde salta la liebre del poeta o del crítico, para darle paso a interpretaciones de corte filosófico, con lo cual se convierte en un discurso felizmente contaminado, una suerte de alambique donde confluyen elementos que, desde una visión muy rígida de la literatura, tendrían que ser respuestas a ese canon genérico”.
Como lectora de poesía, sobre todo de los autores que aparecen en Escritores viajeros —José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Gonzalo Rojas y Pablo de Roca— Asunción Rangel es una convencida de que cuando se lee un poema se abona en un proceso para completarlo, porque “cuando llegó a la poesía también pongo de mi cosecha para poder entender de qué demonios se está hablando en ese poema”.
“Cuando empecé a estudiar literatura sí tenía el ímpetu de la escritura poética, pero me dediqué a leer y me di cuenta que ahí hay un proceso de acercamiento a un poema: la interpretación o la ruta de lectura, forman también un proceso creativo”, enfatizó la escritora.
En el caso de La escritura infinita. Conversaciones con Carlos Fuentes, el periodista mexicano radicado en España, Carlos Rubio Rosell, recordó que tuvo la oportunidad de platicar con el escritor precisamente durante sus estancias en el país ibérico, porque se podía acceder él de una manera mucho más relajada y tranquila, con un tiempo más abierto.
“Carlos solía moverse en muchos ámbitos, estaba con una agenta repleta de compromisos, de reuniones, de una vitalidad enorme y hay que ver su obra para entenderlo, pero si pudiéramos conocer su agenda, nos daríamos cuenta que su vida era tremenda”.
Transmitir esa personalidad fue gran parte del objetivo de Rubio Rosell con el libro, casi como un homenaje a un personaje que irradiaba una gran fuerza creativa, un talento, una mirada incisiva, “quería que eso quedara plasmado, sobre todo a partir de sus ideas”.
“No quise hacer mayor literatura en torno al personaje, porque no son más que las conversaciones que tuve con él, pero sí reflejar ese portento intelectual que fue Carlos Fuentes. Me hubiera gustado hacer un libro parecido de Octavio Paz, porque son para mí dos de los intelectuales capitales de México”.
Sobre Fuentes esto es apenas un grano de arena, de ahí el título del libro, La escritura infinita, porque cuando se lee su obra, sus opiniones y comentarios, su escritura sigue viva: “él sigue vivo en esa escritura, por eso es infinita, sobre todo en tanto se reproduce en los lectores que se aproximan a ella: esa lectura que se convierte en un acto de amor”, destacó Carlos Rubio Rosell.
PCL