Caio Marcolini (Río de Janeiro, 1985) tiene un nombre para su proceso creativo, “oportunidad deseada”, y es así como a partir de la intuición dibuja un poco, hace un boceto para tener una referencia, a veces imagina una forma, la planifica en la cabeza y empieza a ejecutarla. El resultado, una obra que despertó la curiosidad del público mexicano en ZsONAMACO y que él considera “inspiradora”.
“Es bastante común que las cosas se salgan de mi control y eso es lo que más me gusta. También me gusta plantearme retos, preguntarme: ¿puedo hacer esto? ¿Puedo hacerlo de esta manera? Tengo una idea inicial de cómo quedará al final, pero es en el camino cuando aparecen las soluciones más interesantes”, dice este creador brasileño.
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Sus creaciones, surgidas de una herencia joyera transformada en la investigación del arte contemporáneo, se distinguen por su elaboración artesanal refinada. Estos seres, confeccionados a partir de alambres metálicos que juegan de manera poética con conceptos tridimensionales, llaman la atención por su delicadeza formal y firmeza estructural.
Desde una perspectiva filosófica, las obras de Marcolini encarnan un continuo proceso de transformación, trascendiendo las limitaciones temporales al convertir la materia inanimada en objetos dinámicos, transformativos y maleables. Al desplazarse entre diferentes contextos, las colonias de Caio adquieren significados en constante cambio, interactuando con su entorno y contaminándose mutuamente.
Rizomas y estructuras orgánicas
El uso de material maleable da forma a sistemas que imitan rizomas y estructuras orgánicas, estableciendo una frontera entre la segunda y tercera dimensiones. La impresión de multidimensionalidad en las obras sugiere que las líneas de dibujo se desprenden de la superficie plana y cobran vida en el espacio, mediante métodos de presentación que subrayan la naturaleza cambiante y ambigua de las creaciones.
La búsqueda constructiva del artista implica un enfrentamiento directo entre él y la materia, ampliando y transformando la perspectiva a través de una observación detallada. Cada obra se comprende individualmente, pero también como parte de una colonia en constante evolución, reflejando características celulares.
Contemplar la creación escultórica contemporánea para Marcolini implica recuperar una obra ancestral, remontándose a los orígenes de la historia del arte y revitalizándola. Se destaca un marcado componente histórico y la exploración de la herencia tradicional de la escultura, fusionando conocimientos técnicos con el universo de la escultura, el dibujo y la artesanía según las necesidades individuales del artista.
Marcolini inició su recorrido en orfebrería, explorando la creación manual y la experimentación. Después de establecer su propio estudio, reconoció la necesidad de maquinaria especializada y reconsideró su enfoque. Tras un año de dimensiones reducidas, se detuvo para reflexionar.
Posteriormente, se sumergió en bellas artes –escultura en la Universidad Federal de Río de Janeiro– y luego transitó hacia diseño industrial en la misma facultad, totalizando cerca de siete años en estas disciplinas. Actualmente fusiona sus roles como orfebre, diseñador de joyas y escultor, utilizando herramientas diseñadas por él mismo.
“Mi asociación con Gallery Nosco (Bruselas) ha sido una experiencia muy enriquecedora. Ha permitido que alcance lugares increíbles y establezca conexiones significativas. Participar en ZsONAMACO fue una experiencia gratificante; ser visto por el público y rememorar ferias pasadas fue inspirador. Observar las miradas curiosas de la gente me motiva profundamente. Además, México es un país increíble y me despierta una gran curiosidad. He estado investigando los procesos de tejido en el país, y quién sabe, tal vez considere buscar una residencia artística allí en un futuro cercano”.
La sinergia entre disciplinas se revela a través de la implementación de técnicas joyeras, utilizando herramientas especializadas como finos cobres y latones en la elaboración de las tramas. Superar el desafío de crear herramientas y dar forma a un patrón visual distintivo marcó un hito en su proceso creativo. La sutileza y liviandad impregnan sus obras, donde cada una, ya sea escultura o joya, da la impresión de emerger y desarrollarse de manera orgánica, destinada a encontrar su lugar único en el mundo.
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