Sin que fuera aprovechada la réplica de las esculturas que existen en el museo Francisco Coss, que se ubica en la Casa de la Cultura de San Luis Potosí, el Quijote y el Sancho Panza que el artista Joaquín Arias dispuso para Torreón, "han sufrido una restauración sin considerar las formas y el color original de la obra", apuntó el escultor José Luis Ponce.
Luego de que se anunciara la restauración de las esculturas que se ubican en la calzada Colón, intervenidas por parte de Carola Sánchez, que reportó trabajos de limpieza al bronce eliminando la pátina original hasta alcanzar un color oro al que se dijo se le daría un color café claro, los comentarios en redes comenzaron a emergieron a favor y en contra.
"MALA INVERSIÓN"
Sin embargo, Milenio pidió la opinión de escultores locales, en este caso de José Luis Ponce y Carlos Magallanes, y ambos coinciden en que la obra sólo requería de una limpieza general y de ser posible, de restaurar la pata colocando una de bronce.
Tras regresar de San Luis Potosí, José Luis Ponce comentó que existe una réplica expuesta en el Museo Francisco Coss, que podría haber ayudado para hacer una réplica de la pata que fue cercenada en un acto vandálico, y luego sustituida por los vecinos con un pedazo de acero.
“En ese museo está la réplica que hizo el mismo escultor. Digo, si querían hacer algo bueno bien habrían podido ir a sacarle una matriz a esa pata e invertir en hacer las cosas bien pero para mí no vale la pena el gasto que hicieron y la verdad de color oro, se ve horrible eso”.
José Luis Ponce dice que la pátina otorgada no tiene referencia en la obra original. El mantenimiento debía consistir en una limpieza general, en tanto que en la pata se le colocó una pasta demasiado blanda.
Es decir, el trabajo no puede ser considerado profesional.
“En el Museo Francisco Coss, está la obra de Arias en su jardín, muy hermosa que se ve, y en absoluto le han tenido que dar una cardeada, una pulida para darle mantenimiento. La reparación de la pata la cubrieron con pasta pero esa pata tarde que temprano va a tirar oxido otra vez y no se reparó, sólo se parchó. Yo conozco a Carola, sé que ha hecho trabajos buenos, ha estado en importantes restauraciones, pero es un trabajo para sacarle brillo a algo, nada más”.
"HORRIBLE COLOR..."
Por su parte el escultor Carlos Magallanes, especialista en fundición de metales, consideró como lamentable el que se le haya quitado la pátina a la obra. Y apuntó que esta acción refleja el abandono en que ha estado el patrimonio escultórico de la ciudad.
“Mire, hay una cuestión muy interesante, a nosotros nos robaron nuestras esculturas de la Alameda Zaragoza, yo hice como seis de las que estaban ahí. Decía don Enrique Meza, uno de los filósofos de Torreón, muy amigo mío, que tenemos una cultura muy algodonera porque por más que les dice uno que no hagan las cosas así, ni le hacen caso".
En su momento, Carlos Magallanes propuso hacer los bustos de nuevo pidiendo únicamente los materiales, toda vez que aún mantiene la documentación de las esculturas, pero dice tajante, “Ni me pelaron aunque ande uno regalando el trabajo. Cuando veo que pintan estos bronces, hijo, no, realmente no puedo decir lo que siento porque me da tristeza.
“Desde ahí me pongo a pensar en todo lo que pasa porque antes había una escultura sobre La Vendimia, al final de la Colón. Era negra, se veía oscura y de repente apareció bien brillosa, error enorme de los instructores de cultura.
“El Quijote y Sancho Panza, de repente lo veo también brilloso, hasta que le tumbaron una pata… fue vandalizada pero es una obra de la ciudad y no les ha interesado a varios de los gobiernos. El terreno escultórico lo abandonaron”.
Magallanes recordó que cuando llegó el Quijote de la Mancha, a Pilar Rioja también se le hizo su escultura en el Instituto Potosino en San Luis, donde él se especializó en escultura.
“Cuando llega la obra se puso en la Colón. Recuerdo cómo llegaron, eran una preciosidad de bronce de color rosa, precioso, incluso no se apreciaban muy bien sus características. Después de seis meses empieza la oxidación verdosa, es la preciosidad del bronce. Es cuando aparece ese verde esmeralda preciosísimo y se fija; se detiene y se le cubre de un tipo de poliuretano y queda preciosa porque así es la obra, no necesitan embarrarle nada”.
El escultor concluyó que en el mundo cultural local, “estamos enfermos de importancia” y los pintores y otros artistas al considerar que son grandes en su arte, ni siquiera defienden el patrimonio escultórico de la ciudad. En suma, concluyó, las esculturas debían ser lavadas escrupulosamente para quitarles el oxido. Y nada más.