Espacio para pensar

LA CRÍTICA/ESPACIOS

El clima del lugar es muy extremo porque en verano era un sitio caluroso y en invierno a veces la nieve lo hacía inaccesible.

La cabaña en la que el filósofo Martin Heidegger escribió varias de sus obras. (Especial)
México /

Recomiendo la agradable lectura del libro La cabaña de Heidegger, escrito por Adam Sharr. Se trata de un relato muy bien documentado del espacio que el filósofo alemán utilizó, por cinco décadas a partir de 1922, como lugar de retiro para pensar. La cabaña, situada en Todtnauberg, dentro de la Selva Negra, no es más que una casita de madera de 40 metros cuadrados, con cuatro espacios: el dormitorio, el estudio, la cocina y el retrete. Al principio no contaba con agua corriente ni electricidad ni gas; el filósofo se aseaba al aire libre, por lo que la estancia en ella debía complementarse con tareas rurales como cortar leña, secarla y acarrear el agua desde una fuente cercana. El clima del lugar es muy extremo porque en verano era un sitio caluroso y en invierno a veces la nieve lo hacía inaccesible. Para el filósofo era un lugar ideal para la práctica del senderismo y del esquí de fondo.

En ese espacio Heidegger escribió importantes textos y conferencias, como Habitar, pensar y construir, La cosa y Ser y tiempo. No cabe duda que el lugar le ayudó a concentrarse y relajarse, ya que la mayoría del tiempo estuvo allí él solo. Cuando viajó a la Selva Negra con su familia casi siempre se alojó en otra casa, una típica casa rural, de las denominadas Schwarzwaldhofen, donde aprendió tareas domésticas locales que contribuían a su ascética rutina.

Hoy se comenta con frecuencia acerca de los beneficios psicológicos del contacto con la naturaleza. Indudablemente el aire fresco y la vista del verdor contribuyen al bienestar humano. Sin embargo, no hay evidencia de que los ambientes bucólicos estimulen el pensamiento filosófico.

Otro pensador muy célebre, Henry David Thoreau, también se retiró durante un largo periodo a una pequeña cabaña en el bosque, en Walden, al noreste de Estados Unidos. Pero las razones del aislamiento de Thoreau parecen muy distintas a las de Heidegger. El autor de Desobediencia civil y Walden se mudó al bosque para vivir al margen de la sociedad estadunidense de su tiempo, el siglo XIX. Más que un espacio para pensar, la cabaña de Thoreau fue construida como un lugar para vivir más intensamente. El pensador trascendentalista se retiró al bosque como resultado de su inconformidad con las normas de su gobierno; antes había estado brevemente en prisión por negarse a pagar impuestos porque estaba en contra de la invasión de México por parte del ejército de su país en 1846.

Aunque sea por distintos motivos, retirarse al campo temporalmente es una práctica sana y recomendable. Algunos lo hacen para descansar, otros para pensar o bien como consecuencia de su forma de pensamiento.

  • Lorenzo Rocha
  • arquitectonicos@gmail.com
  • Arquitecto mexicano y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Autor de los libros Arquitectura crítica y Comunidad en obra, el más reciente.

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