El escritor británico y maestro de la literatura de espionaje John Le Carré presentó en Londres su nueva novela A Legacy of Spies, donde recordó que la Guerra Fría consistió en la lucha por “el alma de Europa unida”, una lucha en la cual él participó como espía.
Ahora, ante el Brexit, parece “que luchamos por una futilidad”, dijo ante un auditorio multiplicado por la transmisión en vivo de la presentación del libro a más de 200 salas de cine del Reino Unido, para recolectar fondos destinados a Médicos Sin Fronteras.
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“Escribí la novela en una especie de frenesí durante lo de Trump y el Brexit. Odio toda esta operación del Brexit, como Smiley (el gris espía de sus novelas). Ese era para él el frente de la batalla de la Guerra Fría, era donde se combatía por el alma de Europa", explicó Le Carré refiriéndose a la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea.
Le Carré ha vuelto, 27 años después, a su héroe gris, el espía George Smiley, en esta nueva novela, presentada en el centro cultural Southbank de Londres, donde Le Carré celebró “Una velada con Smiley”, el personaje que constituye para él “un compañero”, casi un amigo y un alter ego. "No se puede crear un personaje sin dejar algo de uno mismo”, contó a la audiencia.
Y efectivamente, ambos tienen mucho en común, empezando por el espionaje. Le Carré, cuyo verdadero nombre es David Cornwell, trabajó para los servicios de inteligencia británicos entre 1950 y 1964, y se dedicó a la literatura por entero tras el éxito de El espía que regresó del frío, el primer gran papel novelesco de Smiley, en 1963.
También la edad: John cumplirá 86 años en octubre, y su personaje de ficción ronda esa edad. Ambos estuvieron activos en la Guerra Fría que opuso al bloque comunista y a los países occidentales, lucha que representó una mina para las novelas de espionaje.
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John y George Smiley comparten ciertos rasgos de carácter. “A los dos nos cuesta recordar los momentos felices. No es algo que me ocurra con naturalidad, tengo que esforzarme”, explicaba el escritor este fin de semana al diario The Times.
Smiley está de vuelta (Espécial/ spywrite.com)
Comparten además la discreción, por lo que es inútil buscar a Le Carré en las páginas de sociedad. Tampoco hay nada llamativo en Smiley, un anti-James Bond, cada vez más taciturno con la edad, y seguramente un mejor reflejo de lo que es un espía que el 007 de los Martinis, las mujeres y los artilugios sorprendentes. El contraste entre el sex-symbol y el maestro de espías gris, orondo y con gafas, es manifiesto, por mucho que sean ambos británicos.
Una grisura plasmada en las diversas adaptaciones al cine de este antihéroe, la última en 2010, en Tinker Tailor Soldier Spy (de la novela El topo, 1974), en la que Gary Oldman encarnaba a un Smiley a la caza de un infiltrado.
Las ideas políticas de ambos también son cercanas: “Todos los gobiernos culparon a Europa de sus propios fracasos porque nunca se implicaron en la idea de una Europa unida”, señaló Le Carré, y el Smiley de A Legacy of Spies se muestra profundamente europeo. Cuando su antiguo ayudante Peter Guillam le preguntó si toda su vida Le Carré trabajó por el Reino Unido, el escritor respondió: “No, por Europa”.
AG