Está en todos nosotros

Aretha Franklin, maestra del góspel, el blues, el soul, el funk y lo que se le pusiera enfrente.
México /

En 2010 le diagnosticaron cáncer de páncreas, así que de inmediato canceló sus conciertos, mientras los periódicos ya preparaban su obituario. Al año siguiente, cuando fue homenajeada durante la entrega de los Premios Grammy en el Radio Music City Hall de Nueva York, de acuerdo con la revista Rolling Stone, comentó sobre el diagnóstico de los doctores: “Se queman las pestañas, leen libros, pero realmente no saben mucho de mí. Verán, provengo de una familia que reza. Regresé al hospital y esos mismos doctores dicen: ‘Señora Franklin, la cosa que vimos antes, ya no la vemos’. ¡Aleluya!’”.

La “cosa”, sin embargo, reapareció y silenció para siempre la voz de Aretha Franklin el jueves pasado. La cantante portentosa, nacida en el seno de la música góspel, que pasó del blues al soul, de la balada al pop sin ningún problema, no hacía distinciones al momento de abordar un género. Como dijo el productor Clive Davis: “Lo maravilloso de Aretha es que puede hacer cualquier canción y, con muy pocas excepciones, lo hace como máximo en dos tomas”.

El canto, y el encanto, lo traía en la sangre. Su padre, el reverendo C.L. Franklin fue una estrella del góspel que llegó a vender millones de copias de sus sermones, además de que en su casa recibía a celebridades como Nat King Cole y Duke Ellington, así como a la estrella del soul Sam Cooke. “Se formó en la iglesia, así que era difícil que no tuviera clase”, comentó a Rolling Stone la cantante, frase que se podría aplicar a ella.

Pianista muy dotada, a fines de los 70 empezó su ascenso a la fama, sobre todo a partir de la canción “Respect”, una de sus favoritas, y que junto con “Chain of Fools” y “Think” se convirtió en una suerte de himno durante el movimiento por los derechos civiles. Su carrera le hizo ganar doctorados honoris causa en Yale y Harvard, así como la Medalla Presidencial de la Libertad, algo difícil de alcanzar, diría, “pero veinte premios Grammy no está mal tampoco”.

Habrá quien no conozca a Aretha Franklin o solamente tenga referencias de los discos que grabó este siglo, pero como dijo alguna vez: “Si te perdiste de algo, siempre puedes consultar en YouTube”.

Su discografía es como una suerte de seminario sobre la historia de la música negra, pues como escribió Amanda Petrusich en The New Yorker, “Escuchar a Aretha Franklin es escuchar todo: todo lo que vino antes que ella, cada compás del blues, el jazz, el góspel y el soul, todas las tradiciones musicales en las que la gente se apoyó para permanecer con vida y todo lo que existe ahora... Su muerte está en todos nosotros, como sus canciones están en todos nosotros. Es tan inmortal como merece serlo”.

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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