El Monumento a la Madre ha sido uno de los más antiguos y populares en la ciudad de León, el mismo ubicado en la glorieta de Venuztiano Carranza, Río Panuco y Calle 10 de Mayo, dicho ejemplar fue colocado ahí desde 1990, sin embargo su historia es mucho más antigua, e incluso se tenía un monumento distinto desde 1960 en los límites de León y San Miguel de la Real Corona, mejor conocido como Barrio de San Miguel.
La historia de este monumento se desencadena a inicios de la fundación de León, en donde una familia de clase alta, celebraba la fiesta de XV años de su hija con el nombre de Maritere, quien tenía la ilusión de pasar ese momento con su novio, el cual no había sido invitado a la fiesta por el hecho de ser pobre y no ser bien visto por su familia.
Ella cada vez quería estar más cerca de su novio, pues entre más sus padres se oponían a su relación, más crecía su amor y romance; un día el novio de Maritere decidió irse a la Ciudad de México para buscar suerte y fortuna y volver con ella para casarse y ofrecerle un lugar estable.
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Maritere poco tiempo después se dio cuenta de que estaba embarazada de su prometido, sin embargo sabía que no podía confiar su situación a sus padres, por lo que decidió esconder el embarazo el mayor tiempo posible, esperando que su prometido volviera, lamentablemente su situación no pudo ocultarse más y al enterarse sus padres, se enojaron y le amenazaron con regalar a su bebé una vez naciera, además de no volver a ver a su prometido jamás.
En ese instante Maritere actuó ante la situación y se escapó de su casa; sabía que no era posible localizar a su prometido si se iba a la Ciudad de México, pero tampoco podría volver con sus padres, por lo que optó por tomar refugio en un arroyo, cerca del entonces Pueblo de San Miguel de la Real Corona, ahora Barrio de San Miguel, en donde se sostenía de la caridad de las personas que pasaban por el lugar.
Poco a poco logró construir una choza, con telas que le regalaban y madera que se encontraba, en la misma logró dar a luz a su bebé y seguir refugiada; sin embargo un día su padre se enteró de su paradero, ya que un familiar de Maritere la ubicó en la calle y la siguió, entonces fue y le contó a su papá, por lo que una noche, el mismo llegó y le prendió fuego a la choza, esto con la intención de darle una lección; sin embargo los materiales comenzaron a incendiarse de forma veloz, lo que impidió reaccionar a Maritere, por lo que murió quemada junto a su bebé; se dice que en ese momento se escuchaban 3 lamentos, el de Maritere, el llanto del bebé y el llanto de su padre, quien se arrepintió en el momento.
Al enterarse la gente de tal desgracia, solicitaron crearan un monumento en favor de Maritere, quien había defendido a su bebé sobre todas las cosas, en el instante colocaron un asta en el lugar de los hecho, pero hoy el Monumento a la Madre está dedicado a esta triste historia.