Explorando el cine y la realidad con Duma Arantes

Duma Arantes, nacida en Lisboa en 1973, representada en México por Hector Diaz Gallery, crea obras que representan figuras femeninas parciales no para retratar a alguien específico, sino para simbolizar el universo femenino en toda su complejidad: belleza, fragilidad, fuerza y contradicción. 

Su arte explora el misterio de la existencia, reflejando cómo nunca llegamos a conocer completamente a las personas, ni siquiera a nosotros mismos. Esto lo expresa a través de líneas negras en sus cuadros, que sugieren lo desconocido y evocan el cinemascope, como si sus obras fueran escenas congeladas de una película. Su estilo es gráfico, limpio, sensual y contemporáneo, influenciado por la ilustración digital, el cine, la fotografía y el diseño gráfico, disciplinas que estudió al formarse en publicidad.

“Mi proceso creativo comienza con la elección del tema, que generalmente surge de algo que estoy viviendo en ese momento o de un asunto que me interesa o intriga en esa etapa de mi vida. Puede ser algo que estoy leyendo, una conversación con un amigo o una película que vi. Luego, paso a una fase de investigación, no solo desde un enfoque estético, sino también para profundizar en el tema que me inspira. En este punto, busco más libros, películas o incluso lugares que me proporcionen una base sólida para representar lo que quiero de una manera que me resulte satisfactoria. Este proceso puede tomar semanas o incluso meses. Una vez que tengo claro el concepto, empiezo a dibujar y a plasmar la idea en los lienzos. La investigación me ayuda también a definir los elementos clave que incorporaré en las composiciones, así como la paleta de colores que utilizaré. Después de dibujar las formas, aplico una primera capa de pintura, revisando si hay ajustes que hacer o si algún color necesita ser cambiado. Cuando todo está en su lugar y refleja lo que quiero transmitir, continúo con las siguientes capas de óleo, refinando la obra hasta los pequeños detalles finales”, en palabras de Duma.

Arantes es una artista contemporánea cuyo enfoque artístico combina elementos tradicionales con una estética digital que explora lo desconocido y lo incompleto. Su técnica ha evolucionado a lo largo de los años, adaptando los materiales a las sensaciones que busca transmitir. Utilizando principalmente óleo, crea capas finas de pintura que, superpuestas, logran un efecto suave y opaco, evocando imágenes digitales, pero trabajadas de manera artesanal con pinceles y pigmentos.

A lo largo de su carrera, ha mantenido una clara intención de provocar una conexión emocional en el espectador. Su obra está profundamente influenciada por su formación en publicidad, cine, psicología y fotografía, lo que le permite integrar diferentes disciplinas en sus composiciones. Su estilo se caracteriza por la superposición de sombras y luces que forman figuras humanas parciales, a menudo cubiertas por elementos como lentes de sol o barras negras, que representan lo que está oculto, lo que no alcanzamos a percibir completamente de la realidad.

La artista en cuestión ha trabajado principalmente con la técnica del óleo a lo largo de su carrera, manteniendo una fidelidad sorprendente a este medio. A lo largo de los años, su enfoque ha evolucionado desde la experimentación hasta la perfección de una técnica distintiva que se caracteriza por capas finas de pintura que crean un efecto liso y opaco. “Al principio de mi vida artística, experimenté con varias formas de usar el material y diferentes estilos”, menciona, describiendo sus primeros años de exploración. Con el tiempo, fue adaptando la técnica a la emoción que deseaba provocar en los espectadores, logrando un estilo que “parece casi una imagen impresa construida por computadora, pero elaborada de manera tradicional, con pinturas y pinceles”. Este estilo le ha permitido crear una sensación visual intrigante que une lo digital con lo tradicional .

Define su trabajo como una fusión entre lo digital y lo tradicional. En su obra, las capas de luz y sombra crean figuras que recuerdan las ilustraciones vectoriales generadas por computadora. Sin embargo, introduce elementos más tradicionales, como los labios, el cabello y la ropa de los personajes, con el fin de “humanizar” estas figuras y dotarlas de emoción.

“Me gusta mezclar esta idea de lo digital con lo tradicional, no quiero una imagen completamente 'vectorizada' y fría, la quiero humana y con emoción”, aclara, subrayando su deseo de combinar lo frío de la tecnología con la calidez de la experiencia humana .

Su trasfondo en publicidad, así como su interés en disciplinas como la psicología, el cine, la filosofía y la fotografía, también juegan un papel crucial en su estilo. Según la artista, todas estas influencias “se mezclan con mis emociones y experiencias, creando el resultado que se ve en lienzos y dibujos”.

Uno de los temas centrales que atraviesa su obra es la noción de lo desconocido y las percepciones parciales de la realidad. Para la artista, esta es una idea clave que define su trabajo:

“En todas las experiencias que tenemos en la vida solo vemos una parte de toda la realidad, no tenemos una percepción total de todo lo que sucede”.

Esta noción se manifiesta en la forma en que presenta a los personajes en sus lienzos, quienes nunca muestran completamente su figura. En muchas de sus obras, los ojos de los personajes permanecen ocultos o se perciben a través de lentes de sol coloreados, lo que representa los “filtros de percepción” que todos tenemos.

Otro elemento recurrente en su trabajo son las barras negras que atraviesan sus pinturas. Estas barras, según explica el artista, representan “la parte desconocida, la parte que aún no está 'iluminada'”. Esta técnica visual añade un aura de misterio y evoca una estética cinematográfica, haciendo que cada lienzo se asemeje a un fotograma congelado de una película, donde “solo vemos una pequeña parte de la totalidad”.

Al abordar un nuevo proyecto, la artista sigue un proceso meticuloso que comienza con la elección de un tema que, según sus propias palabras, “puede derivar de algo que esté experimentando en ese momento o algún tema que me interese o me intrigue”. Este proceso inicial de investigación a menudo dura meses, y abarca desde la lectura de libros hasta la visualización de películas que proporcionan la base necesaria para representar el tema con satisfacción. Solo después de definir este marco conceptual, comienza la fase de dibujo y pintura, donde incorpora elementos estéticos y selecciona la paleta de colores .

Las barras negras: Cine y misterio en el arte

Las barras negras en sus pinturas no solo simbolizan lo desconocido, sino que también remiten al formato cinemascope del cine, proporcionando a la obra un dinamismo cinematográfico.

“Es como si cada lienzo fuera un fotograma congelado de una escena de una película”, comenta. Este recurso no solo refuerza la idea de la realidad fragmentada, sino que también crea un fuerte contraste de color, destacando aún más los elementos que se encuentran junto a las barras.

Aunque su trabajo aborda cuestiones universales de percepción y realidad, también está profundamente influenciado por experiencias personales. La artista reconoce que muchas de sus series reflejan fases de su vida o emociones que ha vivido. “A veces, pese a la aparente belleza en los lienzos, simbolizan momentos fuertes o difíciles, de batallas interiores y momentos de superación”, reflexiona.

Conexión entre las pinturas: Narrativa y cine

Sus pinturas como parte de una narrativa más amplia, tanto como “una vida, un crecimiento y un aprendizaje”. Aunque cada serie parece tener su propio tema, todas forman parte de una historia global. Este enfoque narrativo resalta el vínculo intrínseco entre su obra y su visión cinematográfica, donde cada pieza se percibe como una escena en una película mayor.

Aunque trabaja principalmente con óleo, también explora otros medios como el grafito, el carbón y la acuarela. La decisión de qué material usar depende del tema que esté abordando y la forma en que lo visualiza desde el principio. A veces, la obra puede “pedir” otro material a medida que avanza el proceso, lo que lo lleva a mezclar diversas técnicas para lograr un equilibrio en la composición .

En cuanto a su carrera internacional, destaca su colaboración con la galería Héctor Díaz en México como una experiencia enriquecedora que ha impactado positivamente su trayectoria artística, al mismo tiempo, también valora profundamente el papel del curador en la presentación de su obra.

“La presentación de la obra en una exposición determinará el impacto que cada espectador recibe”, señala, enfatizando que una curaduría adecuada puede elevar o destruir la percepción de la obra .

La investigación es una parte fundamental de su proceso creativo. Cada serie comienza con una fase de investigación intuitiva que define el camino a seguir. Esta etapa experimental puede ser rápida o prolongada, dependiendo de la complejidad del tema. “A veces, el proceso es lento, con algo de frustración en el medio, hasta que alcanza el objetivo deseado”, explica .

La inspiración es algo que nunca se agota, aunque puede tener altibajos. Encuentra nuevas ideas en una variedad de fuentes, desde conversaciones cotidianas hasta libros y películas. “Pintar y dibujar son mi forma de vida, mi profesión, mi escape y mi terapia”, afirma. Este enfoque vitalista hacia su obra asegura que, tras 30 años en el mundo del arte, siga explorando nuevas direcciones y proyectos.

La obra de Duma es una amalgama compleja de influencias personales y universales, de lo conocido y lo desconocido, donde la técnica refinada del óleo se encuentra con la estética digital para crear obras que desafían la percepción y provocan emociones profundas.

PCL