Sobre lo que hay en torno a la comida y cuestionamientos como la forma en que nos alimentamos, a quiénes alimentamos, cómo compartimos, de dónde vienen todas las cosas que nos llevamos a la boca o hasta rituales en los que están presentes algunos elementos culinarios, es lo que explora Conocer el mundo con la boca, sin que te piquen las espinas, exposición que se inaugurará el 13 octubre en el Museo Casa Diego Rivera, en Guanajuato.
La muestra se presenta en contexto de la realización de la 51 edición del Festival Internacional Cervantino (FIC). Serán 41 obras de 37 artistas de distintas latitudes y diálogos intergeneracionales, las que se podrán admirar hasta el 18 de febrero de 2024 en el recinto cultural.
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Las piezas forman parte de la Colección FEMSA, que estarán en diálogo con otros archivos y que desde hace 10 años ha presentado de manera consecutiva su acervo en distintas sedes de León y Guanajuato, durante la también conocida como “La fiesta del espíritu”.
“Hay una amplitud en hablar del alimento, que conlleva no solo pensar en llevarse el alimento a la boca sino como un entendimiento más abstracto de lo que lo rodea. Se comenzó a hablar de comida pero se desató un mapa que se volvió el texto de sala, un poco pensando que no queríamos un párrafo gigante o un texto larguísimo”, explica Dea López, parte de los curadores de la muestra.
Serán diversas conversaciones las que abordarán en la exhibición, agrega la curadora: “La primera es la idea del territorio, el alimento y su vinculación con el territorio y con nosotros, y, a partir de esto, se va desenvolviendo el mapa, que tiene que ver con la tierra y el espacio común, la tierra que se siembra, de dónde viene el alimento, o el cuerpo como un espacio para ritual”.
Porque se abarca sobre el conocimiento oral, sobre lo que los alimentos representan en el universo de los rituales para curarnos, “de los saberes no legitimados por la ciencia, que deviene mucho de la idea del territorio o hasta una intención afectiva del curarnos: como barrer un huevo por el cuerpo o el escupir mezcal para regresar el alma después de un susto, de estos rituales o situaciones que conlleva el cuidarse unos a otros”.
Sabores y latitudes
En palabras de Beto Díaz, también curador de la exposición, “habrá piezas que van acercarse más a la temática de territorios, a memorias, a otras donde el alimento es evidente y otras donde los conceptos del mapa trazado son más sutiles, porque no queríamos marcar la ruta en el que las personas van a ver la muestra”.
Entre los artistas se encuentran Gabriela Estrada, Miguel Cinta Robles, Dr. Atl, Thomas Glassford, Vica Pacheco, Dulce Chacón, Jan Hendrix, Ana Mercedes Hoyos o Manuel Álverez Bravo.
“Hay una apertura en la colección de poder invitar a artistas bastante jóvenes, e incluso la apertura a piezas que están en descomposición en la misma sala. Por ejemplo, la obra de Ana Gallardo, que es una pared de perejil llamada Material descartable, que justamente tiene que ver con esta idea del no por pertenecer a la oralidad quisiéramos romantizar el hecho de las formas de cuidar el cuerpo, que de ahí va el título: Conocer el mundo con la boca, sin que te piquen las espinas, porque también hay espinas en el mundo y un poco vamos con la idea que, en el recorrer el mundo con la lengua, suceden muchas cosas”, sostiene Dea López.
La colección es un diálogo de producciones realizadas en diversos momentos históricos, con piezas de reciente elaboración, “lo que refresca las lecturas que se hacen en el acervo, y contextualiza también el trabajo de los artistas jóvenes, pero también con piezas como El maizal, de Dr. Atl, que es la pieza con la que comenzó la Colección FEMSA”, concluye Beto Díaz.
PCL