Durante los cuatro siglos que duró el dominio del Imperio Romano de Occidente, un total de 26 de sus 82 emperadores fueron asesinados estando en funciones. Desde Tiberio, en el siglo I de nuestra era, hasta Petronio Máximo en el año 455, muchos de estos poderosos gobernantes fueron víctimas de sus propios guardias o de sus tropas.
La razón de estos asesinatos, según un economista y economista canadiense, tiene que ver más con el clima, la lluvia y el pan que con cuestiones políticas. Aquí explicamos por qué lo dice.
Según un estudio realizado en la Universidad Brock —ubicada en Ontario, Canadá— y publicado en la revista Economic Letters, cuando las lluvias escaseaban, las tropas del poderoso ejército romano, que dependían de éstas para el riego de las cosechas que los alimentaban, pasaban periodos de hambre.
"Esta situación, al presentarse, hubiera llevado a los soldados al borde de un potencial motín y de la rebelión, y esto se habría traducido en un menor sentimiento de lealtad hacia el emperador, lo cual lo hacía más vulnerable a un asesinato", aseguró el profesor en economía Cornelius Christian, quien dirigió el estudio, al portal Live Science.
Christian, quien estudia la economía desde un punto de vista histórico, llegó a esa conclusión al examinar las bases de datos meteorológicas de la antigüedad que se publicaron en 2011 en la revista Science y que analizaron los anillos fosilizados en Francia y Alemania para calcular cuánto había llovido en esas regiones —la frontera romana donde las tropas permanecían estacionadas— en los últimos 2500 años.
[Tiberio, asesinado en el año 37 d.C.]
Después, Christian contrastó esos datos con las fechas de los asesinatos de los emperadores romanos, y según sus palabras, "el resto fue cuestión de, simplemente, unir los puntos y hallar las coincidencias". Aplicando con una fórmula que él estableció, el economista halló que los años con menor precipitación pluvial coincidían, en general, con aquéllos en que el emperador fue asesinado —muchas veces, por sus propias tropas.
"Menos lluvias significaban una mayor probabilidad de asesinato, pues éstas implicaban que habría menos comida", aseveró Christian.
Un ejemplo de ello fue el emperador Vitelio, asesinado en el año 69 d.C., un año de pocas lluvias en las fronteras del imperio; según el historiador, Vitelio fue primero aclamado por las tropas, pero ante la ausencia de lluvia y el hambre que ésta trajo, fue repudiado por sus soldados, quienes nombraron emperador a Vespasiano y acabaron asesinándolo.
Desde luego, el académico aclara que ésa no es, ni puede ser, la única razón para los asesinatos de los emperadores romanos. "Por lo regular hubo una sequía antes de que un emperador fuera asesinado; no afirmo que la lluvia sea la única causa, pero sí una de las variables que precipitarían un suceso sangriento como ese", concluyó Christian.
* Con información de Live Science.
FM