La voz del regio Fermín IV, como instrumento de trabajo es inconfundible y cuando tomó el micrófono para cantar por vez primera, sus versos raperos se apropiaron de los escenarios en el norte del país.
Cuatro años más tarde fue conocido en todo México y con Control Machete cruzó las fronteras. Ahora es pastor y sigue rapeando, y asegura, volvió a las rimas como buen cristiano para enviar un mensaje más optimista, impulsado por sus tres hijas a las cuales quiere darles orgullo paterno.
Originario de Ciudad Nezahualcóyotl, por su parte Humo SF supo distinguir en el graffiti su oficio, uno contestatario y clandestino pues para colocar su mensaje caminó por las calles del entonces Distrito Federal buscando la barda con permiso y también grafió en los subterráneos sin que la autoridad lo avalara.
Ahora vive dignamente de su trabajo y es considerado un maestro a escala nacional y fuera del terruño. El tiempo del punk y la anarquía cedieron para dar espacio en su discurso a la historia prehispánica y el orgullo nacional. Las drogas lícitas e ilícitas fueron suplantadas de la construcción de sus historias bajo la conciencia de ser admirado por una nueva generación de grafiteros.
De rapero a pastor: Fermín VI
Después de las nominaciones a premios como el Grammy Latino, los grandes escenarios y los posibles excesos productos de la fama, Fermín dejó por 14 años de hacer su música y emprendió otra ruta. Fue en visita a Gómez Palacio para festejar el 22 aniversario de Dos Elementos Crew, que rememoró su comienzo. Entre 1991 y 1992 empezó a rapear. Y fue en 1996 con Control Machete que se convirtió en un gran exponente creando un discurso mexicano.
“El día de hoy ya hay toda una industria pero en ese tiempo éramos nosotros y había ciertos grupos, contemporáneos de esa época, en diferentes lugares de la República. Lo que me gusta es que muchos de aquellos siguen haciendo rap, ya somos papás, somos adultos, tenemos otros proyectos, proyectos de vida incluso, pero se sigue haciendo rap y ahora hay esta nueva generación que he conocido popo a poco yo, que respetan mucho la cultura de ese tiempo en que comenzamos nosotros".
“Veo a chavos muy trabajadores, muy chambeadores, que tienen mucha habilidad para hacer sus proyectos visibles a través de las redes, cosas que nosotros no teníamos, y eso ha masificado su proyecto, pero realmente no los conozco tanto. Lo que sí veo es que hoy hay muchos chavos que viven de esto, porque atrás de un rapero hay productores: big makers, productores de video que el día de hoy si no sacas tu canción con video no se proyecta, entonces hay mucha gente que vive de esta industria y qué bueno que se encontró ese medio de vida para todos ellos”.
Ni punk ni anarquista: Humo
Humo SF (Sin Fronteras) acudió al llamado del Crew de Mack Dos Elementos junto con otros grafiteros. Y en La Laguna de Durango contó que a él le tocó el origen del oficio influenciado por la cultura punk, el hardcore y los anarcos. Si bien no como parte de éstos últimos, fue por esa vía que se conectó con grafiteros de Guadalajara, Nogales, Monterrey, Ciudad de México, Querétaro y Puebla.
“Entonces el graffiti crece considerado el primer elemento porque reúne a todos los demás donde se hace la fiesta, el DJ, el Mc y Big Boy, pero se ha manifestado solo. En el grafiti se ve una sociedad dentro de otra sociedad secreta porque hay amas de casa, doctores, biólogos, policías, raperos haciendo graffiti. Y ni te los imaginas, un día los ves con bata atendiendo pacientes, o arriba de una motocicleta patrullan una ciudad y al otro, en la pared pintando. Lo controversial: hay gente que se dedica a hacer murales con permiso y otras sin permiso; gente que se dedica a hacer murales o intervenciones sin permiso".
“No quiero utilizar las palabras legal o ilegal porque ese estigma o etiqueta se la pusieron personas que trataron de tener un concepto para tipificar al grafiti como un movimiento social… El graffiti es contestatario desde lo básico: en unos baños o en las bancas de la escuela, pero el graffiti con una estética de caligrafía y ciertas formas ya es diferente. Cualquiera puede hacer grafiti pero no cualquiera puede ser grafitero”.
Humo ahonda en el tópico. Ellos se comprometen a desarrollar una tipografía, un estilo único. La línea en el tiempo es clara y los conceptos emergen en caracterizaciones, tipografías, tags, firmas y drops, gotas o bombitas que forman parte de una pieza única en su producción. Y la sociedad grafitera, legal o ilegal hace colectivo su discurso, sea en la barda o en túneles o vagones. Pero el que intenta legalizar la obra no perdura en tanto que otros trascienden las décadas.
“Los que nos aferramos seguimos más de 26 años haciendo graffiti como el maestro grafitero Chaz Bojórquez. De los primeros grafiteros de Los ángeles, que él desarrolló una caligrafía pandillera fusionada con la caligrafía japonesa. Resultó algo muy cabrón a nivel mundial y ahora toda la banda lo está replicando y sacando sus propios estilos a partir de que él dio el bombazo".
“El grafiti es controversial. Sí se manifestó y más en la Ciudad de México como un problema social, en donde tuvieron que llamar a las autoridades de los Estados Unidos como el Guiliani (ex alcalde de Nueva York) para tratar de ponerle un freno y nunca pudieron. Continuará no porque lo hagan los mismos sino porque hay una línea de tiempo que permite la continuidad en las nuevas generaciones, como dicen ellos, sin permiso”.
En las calles se siguen leyendo las historias de quienes son ahora grandes leyendas urbanas y la nueva generación respeta el estilo y los conceptos; el street art como dardo, el esténcil y el sticker. Orgulloso, Humo afirma que todo eso lo hizo junto a su generación y ya hay ramificaciones de ese discurso aunque los nuevos grafiteros no conocen su historia ni tienen en mente la manifestación de la Generación X, aunque desarrollen el oficio y vivan haciendo murales, tatuajes y decorando negocios.
“En la onda de ir creciendo, de ir evolucionando, vamos modificando, al menos yo he tratado de modificar muchas cosas en cuestión de las imágenes o los íconos que se manejan callejeros. Hoy trato de que sea un poco más hacia la reinterpretación de la cultura mexicana en cuestión de lo prehispánico y el folclor como la lucha libre... mis personajes antes eran unos borrachotes con unas caguamotas y unos toquezotes y hoy las cosas son de otra manera porque te das cuenta de que viene más gente detrás de ti y viene admirando lo que tú estás haciendo y hay una responsabilidad. Llega el momento en que dices: ya no puedo ser ni punk ni anarquista pero puedo cambiar la manera de pensar. Primero la mía y después con lo que hago a lo mejor, algo más sucederá”.
Sin la costumbre de esperar
En la era digital todo se percibe cercano, accesible. Pero en el discurso del código binario se crean montañas y abismos de información que alejan de lo trascendente generando en los jóvenes un sentimiento profundo de vacío. El like por encima de la razón apremia a tener miles de amigos virtuales y las opiniones vacías, la risa fácil, separa de conceptos comunes. De la sociedad y de la información.
Humo tiró la piedra y estalló el cristal. A los jóvenes no les interesa ya la historia y el conocimiento profundos, y se lo atribuyó al no querer esperar. En el pasado, recuerda se hacía clic en la computadora y se tenía al menos que esperar cinco minutos para acceder a la información colgada en la web. De equivocarse, si la regabas, tenías el Control Z pero era volver a esperar.
“Nuestra generación tuvo que esperar para poder ver muchas cosas. Las nuevas generaciones no están acostumbradas a esperar”, entonces se vuelve casi imposible que vean un documental cuando pueden invertir 30 segundos en un TickTok. Y no generaliza, pero es cierto cuando dice que los jóvenes ya no quieren leer en papel, un libro, un diario, un relato breve, volviéndose imposible la retención, la apropiación.
“No lo digo porque esté estudiando a toda la gente, es un pedo de mi hija, que retengan las cosas o que tengan el interés de investigarlo; a veces hacen las cosas, las reproducen o las quieren copiar, pero no van al fondo del por qué existió o dónde, la historia no es interesante para ellos, entonces es el resultado entre que por la evolución siempre habrá consecuencias, buenas y malas y la onda es tratar de hacer nuestra parte para que haya esa información, habrá quien se interese y habrá quien no y no podremos llegar a todos, sin embargo, la escena se va a seguir desarrollando a pesar de la ignorancia o no conocer la historia de lo que están reproduciendo o creando en sus nuevos conceptos porque ya son técnicas mixtas”.
Fermín acota que en la escena musical falta promover la documentación, crear investigaciones sobre los géneros que emergieron de las grandes ciudades y sus calles para explicar sus más profundas motivaciones. Así lo han hecho raperos contemporáneos o anteriores a él y citó a Rakim o Talib Kweli que documentan la historia y la hacen accesible, en tanto que en nuestro país no se ha dado ese paso por completo.
“Hay algunos que hacen un esfuerzo, por ahí Feli Dávalos en la Ciudad de México hace un gran esfuerzo por estar transmitiendo esta historia del rap pero creo que hace falta eso, a lo mejor la industria todavía no se da cuenta que hay ahí un nicho que no se ha explorado y que puede tener mucha transmisión del mensaje y de la historia del rap”.
Si en la escena en que se desarrollan estos artistas se perciben vacíos, en el escenario social se visualizan los efectos de una gran descomposición. Fermín IV apuntó que los signos de esa violencia estuvieron presentes en su juventud y lo que ocurrió en la frontera con Las muertas de Juárez fue y seguirá siendo algo terrible, escandaloso.
“Hay una gran tristeza al darnos cuenta de que no ha pasado nada, al contrario, sigue igual o hasta peor y pareciera que ahora hay hasta un orgullo en el crimen, la degradación y es muy triste. En mi caso tengo 21 años que soy cristiano, quince años que llevo pastoreando una iglesia y creo que desde ese tiempo entendí qué es la mujer, antes no lo había entendido".
“Yo necesité de dios para que cambiara mi perspectiva con respecto a la mujer y hoy llevo 21 años casado, con mi esposa tengo tres niñas, entonces las veo crecer, madurar y trato de hacer mi labor como papá, fortaleciéndolas, llevándolas a confiar no solamente en dios sino en los talentos que tienen y en cómo desarrollarlos. Hacemos esa labor musicalmente pues hace años escribí cosas horribles, el día de hoy trato que las cosas que escriba edifiquen a las personas”.
Humo por su parte apuntó que como grafiteros no se generan divisiones de género, es por ello que tienen un programa que se denomina Aliados, es itinerante y en él se busca la suma de talentos contando con jornadas de trabajo donde participan más de 200 hombres y mujeres sin discriminación, generando un espacio abierto para todos.
EGO