Desde diferentes partes de la literatura, se rindió homenaje a Fernando del Paso en El Colegio Nacional, donde varios de los colegiados también leyeron algunos poemas del Premio Cervantes 2015 en una ceremonia en la que también se develó un retrato del escritor realizado por el pintor jalisciense José Parra, parte del proyecto de Grupo MILENIO, El Mural del MILENIO.
Con la presencia de algunos participantes en el Aula Mayor del edificio de la calle de Donceles - la mayoría se se enlazó a distancia -, entre ellos su viuda, Socorro, y sus hijos Alejandro y Adriana de forma remota, mientras Paulina del Paso también se encontraba en el recinto, el doctor Julio Frenk, presidente en turno de El Colegio Nacional, se encargó de dar la bienvenida a Fernando del Paso, cuyas contribuciones como escritor, artista, diplomático y académico, “han beneficiado a México”.
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“Sus obras han representado a nuestra cultura con orgullo a través del mundo. Del Paso dedicó más de dos décadas a compartir su sabiduría en el Colegio, donde enriqueció nuestras vidas con sus palabras certeras, sus profundos conocimientos, su curiosidad sin límite y su polifacética creatividad”, dijo.
Coordinado por Juan Villoro y Vicente Quirarte, integrantes de El Colegio Nacional, en el homenaje a Fernando del Paso participaron Héctor Abad Faciolince, Noelia Agulló, Rosa Beltrán, Paco de la Peña, Héctor Iván González, Terao Ryukichi y Carmen Villoro, dentro de un panorama que llevó lo mismo a reconocer al ser humano, que las dificultades para la traducción de su obra a otros idiomas, su presencia en el mundo de la publicidad, su poesía y hasta en el universo de la moda.
En la ceremonia, Rosa Beltrán habló de la relación que sostuvo Fernando del Paso con el mundo de la publicidad, para reflexionar sobre cómo el lenguaje de la publicidad, “ese templo del eslogan y el juego de palabras libérrimo, se inserta en su obra”, concebido por la escritora como “un monumento a lo solemne y a lo absurdo, a lo satírico y lo culterano”.
“Un monumento a todas las formas de nombrar de nuestra lengua, a veces puntuando y otras sin puntuar, con lo que también retrató una época donde el mundo se anunciaba a través de frases, jingles que, junto con todas las formas aprendidas de Joyce, de Stern y de Rulfo, de la idea de Aldous Huxley sobre la publicidad, hizo que sus novelas nos dejaran, literalmente, oyendo voces”.
Desde esa mirada, para Rosa Beltrán, en los años 60 y 70, nadie había retorcido el lenguaje como lo hizo Fernando del Paso desde su primera novela: “Cuando se publicó José Trigo y después Palinuro de México, no había en la esfera pública quien usara la lengua como lo hacían el narrador y los personajes de sus obras”.
Para el periodista y crítico literario Héctor Iván González, las tres obras emblemáticas de Fernando del Paso, José Trigo, Palinuro de México y Noticias del imperio, tenían la aspiración de ser novelas totales, porque buscaba “capturar mundos o estados del mundo, como una forma artística que está llamada a registrar algo de la realidad que, otras artes u otros géneros, no pueden hacer”.
“Son novelas que aspiran a ser totales: cada una representa un mundo, el de la lucha ferrocarrilera, el de la medicina y de la publicidad, o el de la intervención francesa. Dentro del concepto de novela total también está la idea de que el autor vierte en ella todos sus recursos literarios y toda su experiencia adquirida; en el caso de Del Paso hay una progresión artística y crece la experimentación, acumula trabajo y se acerca en una concreción de su objetivo, con lo cual, a mi modo de ver, Noticias del imperio es su obra cúspide”.
Antes de que Alejandro del Paso, a nombre de toda la familia, agradeciera el homenaje en El Colegio Nacional, del que Fernando del Paso fuera integrante desde 1996, la poeta Carmen Villoro, directora de la Cátedra Arte, Poética y Literatura Fernando del Paso de la Universidad de Guadalajara, aseguró que se trata de un notable narrador por muchas razones, una de ellas es la presencia de la poesía en el entramado complejo de su prosa.
“Algunos pasajes de sus novelas pueden considerarse su mejor poesía. En Sonetos del amor y de lo diario vamos a encontrar la sensualidad, es un libro heredero de la tradición y la vanguardia del grupo de Contemporáneos, y hace alusión a su maestro tabasqueño, Carlos Pellicer. Sus sonetos muestran la delicada fragancia de una técnica macerada en un erotismo nunca desbordado, contenido en su lucidez”.
Su poesía infantil, a decir de Carmen Villoro, nos muestra a ese homo ludens que él fue, porque integra el juego y el pensamiento, se da la magia menor de la que hablaba Borges, y “de una almohada hace desaparecer unas cuantas letras y se convierte en un hada”.
“Te recordamos Fernando como el homo ludens, el Mago irreverente, el Alto señor de la palabra del que seguiremos aprendiendo”
yhc