Nada mejor para preservar la esencia de Ingmar Bergman (1918-2007) que la isla Fårö, situada en el mar Báltico, un sitio alejado del mundanal ruido. Se trata de “la tierra que el tiempo nunca supo que existía”, como escribió la periodista Danielle Pergament meses después de la muerte del cineasta y escritor.
En su artículo para The New York Times, la periodista refiere que “la isla no tiene banco, oficina de correos, cajero automático, ambulancia, doctor o fuerza policiaca . ‘Tenemos una escuela, pero va a cerrar’, dijo Kerstin Kalstrom”.
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El director pasó cuatro décadas en este paraíso. Entre 1966 y 1967 construyó la casa en la que vivió hasta su muerte y aquí encontró los parajes maravillosos que conocimos en películas como Escenas de un matrimonio, A través del espejo y Persona.
“Éste es tu paisaje, Bergman —diría el cineasta—. Corresponde a tus imaginaciones más recónditas de formas, proporciones, colores, horizontes, sonidos, silencios, luces y reflejos. Aquí hay seguridad. No preguntes por qué. Las explicaciones son racionalizaciones torpes. Por ejemplo: en tu profesión buscas simplificación, proporción, esfuerzo, relajamiento, respiración... El paisaje de Fårö te da una fortuna de todo eso”.
Uno de los atractivos de la isla es el Centro Bergman, dedicado a la vida y logros artísticos de uno de los genios de la cinematografía mundial. Su directora, Cristina Jarmin Ribeiro, explica en entrevista que hay una exposición permanente que lleva al visitante “por un viaje por su extraña y especial conexión con Fårö. Para la celebración del centenario tenemos una exhibición especial que se centra en películas que hizo en los años cincuenta: Fresas salvajes y El séptimo sello”.
También se presentará una muestra de los vestuarios diseñados por Nina Sandström, quien “desde hace 10 años trabaja como diseñadora en la compañía Royal Dramatic Theatre, en las adaptaciones de películas de Bergman al teatro, como Fanny y Alexander”.
Considerado por la Academia de Cine de Europa como un tesoro de la cultura cinematográfica de ese continente, el Centro Bergman recibe anualmente alrededor de 10 mil visitantes.
Seguramente la cantidad será mayor este año, ya que habrá una celebración especial para el maestro, dice Ribeiro. “De la medianoche del 13 de julio a la medianoche del 14 se proyectarán sus películas, habrá música a cargo de un coro, guías que harán recorridos por los lugares donde filmó sus películas e incluso actividades infantiles”.
Entre risas, la directora indica que Bergman tuvo una relación entrañable con Fårö.
“Se enamoró de este lugar y realizó grandes filmes. En su vida personal, realmente quiso mezclarse con la gente, con la isla y su entorno; no quería ser visto como un personaje célebre. De hecho, cuando los visitantes preguntaban a la gente de la isla dónde estaba su casa, siempre apuntaban en la dirección contraria”
Un ciclo bergmaniano en México
Cinemex, en colaboración con la Cineteca Nacional, la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro de la UNAM y la embajada de Suecia en México, presentan a partir de hoy el ciclo Ingmar Bergman. Retrospectiva. De acuerdo con los organizadores, en las Salas de Arte Cinemex, Cinemanía Loreto, la Filmoteca de la UNAM, Le Cinéma y otras salas “se podrán apreciar dos filmes por mes de una selección de 10 cintas representativas de la filmografía del realizador sueco poco accesibles”.
Las proyecciones iniciarán hoy con copias restauradas de Gritos y susurros y Sonata de otoño. En agosto se proyectarán La hora del lobo y Persona; El silencio y Luz de invierno en septiembre; A través del espejo y Un verano con Mónica en octubre y Fresas salvajes y El séptimo sello en noviembre.
De acuerdo con Nelson Carro, director de Difusión y Programación de la Cineteca Nacional, “Bergman es uno de los grandes pensadores cinematográficos, y creo que sus reflexiones sobre la vida, la muerte, Dios o las relaciones, entre otros temas, son fundamentales para entenderse a uno mismo”.
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