Aunque la evidencia ha demostrado que Temis, la diosa griega de la justicia, no es adepta de la música independiente, quienes dedican su vida a hilvanar sonidos siguen exhibiendo una perseverancia de cualidades olímpicas.
Por fortuna, en nuestra escena musical abundan las personas de voluntad incansable que abren espacios para visibilizar y difundir propuestas musicales merecedoras de oídos por millares. Uno de esos espacios es el Festival Sirenas, que en 2024 celebra su segunda edición.
Este 9 de marzo, el Cosmovitral de la ciudad de Toluca recibirá a cinco artistas con proyectos tan diversos como auténticos: Fer Casillas, Nana Mendoza, Jenny Beaujean, Sola Mar y Jo D’artiz.
Mariana Löm, del grupo Sola Mar, y Nana Mendoza conversaron con MILENIO acerca de sus proyectos, de sus procesos creativos y de la urgencia de generar más oportunidades para nuevos artistas independientes en México.
- Te recomendamos Los huesos de la ternura | Por Irene Vallejo Laberinto
¿Por qué hacen canciones?
Nana Mendoza: Es una pregunta que me he hecho mil veces. La respuesta siempre es: “no puedo no escribir canciones”. Sería como amarrarme las manos y no poder avanzar en mi vida, porque las etapas y los procesos que voy viviendo los marco con mi música. Es para mí una forma de reconectar y de replantearme cosas. Tengo unos diez cuadernos que uso a diario.
¿Cuánto de eso se convierte en música?
Nada. Lo que escribo en mis cuadernos es el estudio de mi ser. Escribo sueños, lo que funciona en mi rutina, epifanías, poemas… nada de eso se va a la música. Sin embargo, la canción es el diamante que resulta de todo lo que estoy puliendo constantemente conmigo misma.
Mariana Löm: Como Nana, es una especie de terapia que me permite sacar lo que estoy sintiendo. Aunque Pablo Jordan y yo —los integrantes de Sola Mar— muchas veces componemos juntos, la escritura no deja de ser un proceso individual. En mi teléfono tengo un apartado que se llama “Pensamientos y canciones”. Ahí escribo ideas, rimas y pensamientos que quizá al final no se vuelven parte de una canción, pero pueden ser la frase que me inspira. Las canciones son una especie de alquimia de las emociones.
¿Tienen alguna filosofía personal acerca de su música?
Nana Mendoza: Sí, la tengo. En la música me encuentro. Si de pronto siento ansiedad, o si me siento perdida, sé que me puedo encontrar en ella. Para mí la música es un espacio de reconexión, donde puedo encontrar mi verdad. Si se tratara de una religión, la música sería mi dios: la verdad sin máscaras.
¿Aspiras a que generar eso también en quien te escucha?
Sí, siento que cuanto más me conozco, más puedo llegar a conocer a los demás. Lo mismo con la música: cuanto más verdadera la pueda hacer, más posibilidad hay de que la gente se encuentre ahí.
Mariana Löm: Me identifico muchísimo con Nana. Para mí la música es un espacio libre para expresarme. Las composiciones que más guardo cerca de mi corazón son las que escribo a partir de emociones muy fuertes que sólo puedo sacar a través de la música. Quiero que ese espacio de libertad que he creado para mí misma sea también un espacio de libertad para los demás.
El Festival Sirenas reúne a talentos con diferentes trayectorias. Nana, tu primer álbum se estrenó en 2014. ¿Cómo han transcurrido estos diez años?
Nana Mendoza: Empecé queriendo mucho. Colores, el primer álbum que saqué, lo hice en 2011. Sin embargo, me esperé tres años buscando que llegara un inversionista, o una disquera, o una persona que me ayudara a impulsarlo. Y pronto me di cuenta que no vale la pena esperar a que llegue nadie. La sociedad está consumiendo demasiado rápido. Cada viernes hay novedades, están el Weekly Discovery y tantas cosas que hacen que esto se sienta como una competencia. Pero si decides nada más ser lo que ya eres, no hay necesidad de competir.
Mariana, en el caso de Sola Mar, que es un proyecto más joven, ¿tienen esa sensación de esperar la gran oportunidad?
Mariana Löm: En el proyecto, constantemente nos recordamos eso que menciona Nana: que la música la hacemos por nosotros, porque nos apasiona, porque es lo que vinimos a hacer al mundo. A veces nos clavamos con los números y las redes sociales, los posts y la distribución de la música. Pero cuando recuerdas que realmente lo estás haciendo por ti y por transmitir esas emociones, lo demás fluye y llega por añadidura.
“Voces solidarias” es el eslogan del Festival Sirenas. Eso significa que concibe a la comunidad al centro de su misión. ¿Qué significado tiene para ustedes tomar esa bandera?
Nana Mendoza: A mí me inspira mucho ver artistas emergentes. Poder juntarnos en este festival, me hace sentir que las mujeres no estamos solas, que existen eventos donde podemos conectar y llegar a más personas
Mariana Löm: A mí me encantaría que dejara de importar de qué género eres. En esta industria, tu credibilidad baja mucho si eres mujer. Afortunadamente eso ocurre con menos frecuencia, pero todavía hay muchos retos por delante. Eventos como el Festival Sirenas ayudan a modificar esa realidad poco a poco. Ojalá lleguemos al punto en el que esas diferencias dejaran de importar y, más bien, que logren sumar.
Voces solidariasUn festival con causa
Además de su afán por impulsar los proyectos de mujeres independientes en la música, el Festival Sirenas ostenta una vocación filantrópica. Para obtener un acceso, los asistentes realizaron un donativo en especie a CAPPDI, una escuela que brinda servicios psicopedagógicos y de rehabilitación a niños y adolescentes con discapacidad intelectual y/o motriz.
Al respecto, Magdalena Iturbe, directora creativa del festival, explicó que esa intención de tender manos a través de la cultura —la música, en particular— será una insignia para las próximas ediciones del festival.
ÁSS