Cuando a Bárbara Pequeño Roessler (Santiago de Chile, 1997) le llamaron para informarle que había ganado el Premio Joven de Poesía Vaso Roto, pensó que se trataba de una estafa.
“En Chile era un día festivo, como de carnaval y la gente se vuelve loca. Yo estaba en un asado con la familia en el campo y cuando me avisaron me asusté y primero pensé que era una estafa (risas) pero ya después me puse muy contenta”, dice a MILENIO.
Notas para una cartografía imaginaria de los fiordos es el título del libro con el que ganó el premio de Vaso Roto que se publicará el próximo año. El premio lo recibió este fin de semana durante la FIL Monterrey.
La escritora de 26 años dice que su libro nació como una reflexión sobre los modos de amar y sobre cómo podemos amar cuerpos que no conocemos.
“Siempre va a haber otro en el amor, pero nunca lo conocemos del todo, ese cuerpo siempre va a ser ajeno, siempre va a haber un tacto que no es el tuyo o el mío, de ahí parte la pregunta de este cuerpo que no conozco y que nunca voy a tener”.
Dice que empezó a escribir poesía a los 11 años, en un cuadernito con su mejor amiga: “Lo hacía en clases porque no me gustaba estar en el salón”.
“También empecé a leer a Federico García Lorca, que fue como el primer poeta; Roberto Bolaño, que fue muy importantes para mí, a José Donoso o Raúl Zurita. En la universidad seguí escribiendo y empecé a ir a talleres, entonces me di cuenta de que era lo que quería hacer”.
Tradición chilena
La poeta concuerda con el escritor Alejandro Zambra en el tema de que Chile es un país muy malo, pero con muy buena poesía.
“Me parece que Chile tiene una gran tradición poética y más allá de los autores, podríamos decir oficiales, que son Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra. Pensaría que también hay muchos poetas pequeños, por decirlo de alguna manera, lo que indica que en Chile hay mucha gente que escribe. Yo soy profesora y me doy cuenta de que los niños también son muy buenos para escribir, tienen muy interiorizadas las metáforas en el habla. Chile efectivamente tiene una tradición muy bonita de poesía en un país muy hostil”.
Comenta que el poema político se ha usado mucho pero “es difícil escribirlos, igual que un poema que se proclame feminista o un poema anticapitalista. Pienso en cómo buscar nuevas maneras en el lenguaje.
“La tarea de los poetas es encontrar cierta justicia social. Hoy día, tal vez, nos toca un poco pensar ese problema; cómo, a través del lenguaje, encontrar una forma en que podamos aceptar otra sociedad y pensar un cambio político y estructural”.