Adrián Curiel: "El escritor propone y la trama dispone"

Entrevista

El escritor habla sobre la reedición de su primer libro de cuentos, Unos niños inundaron la casa.

Adrián Curiel es director del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM. (Foto: Ángel Soto)
Verónica Maza Bustamante
Guadalajara /

Adrián Curiel Rivera es narrador y crítico literario, además de director del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM. Presenta la reedición de su primer libro de cuentos, Unos niños inundaron la casa (Ficticia).

—¿Cómo fue el proceso o la idea de editar, veinte años después, tu primer libro de relatos?

Unos niños inundaron la casa, que no sólo es mi primer libro de relatos sino la obra con que inicié formalmente mi carrera literaria, se publicó en 1999 tras hacer cola en Cal y Arena durante cinco años. El libro finalmente salió a la luz, casi al mismo tiempo que Bogavante (2000), mi ópera prima novelesca, que apareció en España. Cuando Unos niños inundaron la casa estaba por cumplir dos décadas y dado que la edición de Cal y Arena está agotada, consideré que sería un buen momento para acercar este libro a generaciones de lectores más jóvenes. Me acerqué a Ficticia, casa independiente especializada en cuento al mando de Marcial Fernández, quien decidió publicar esta segunda edición.

—¿Cuál es tu relación con los cuentos frente a tus novelas?

Bastante amigable e intuitiva. Las supuestas fronteras genéricas siempre me han parecido enriquecedoramente elusivas, y así como nunca me ha preocupado por fusionar el ensayo con la creación, o ejercer la crítica literaria echando mano de estrategias narrativas, son las propias obsesiones y las ganas de transformarlas en historias las que acaban delimitando un plan de trabajo. A veces hay una situación o conflicto argumental que pide ser dilatado en una estructura de largo aliento; en otras, la urgencia de bosquejar varias instantáneas sucesivas donde hay pocos personajes y escenarios en principio más limitados exige condensación y una mayor economía de recursos estilísticos. No es infrecuente que el resultado discrepe del plan original. Algo que prometía ser una novela cristaliza en una novela corta o en un relato. Creo que éste es uno de los aspectos más fascinantes de la creación literaria: la fructífera contradicción entre lo que el artista se propone y lo que al final consigue. Para mí esta imprevisibilidad, más que un factor de angustia, constituye uno de los puntos más vitales del arte y el oficio narrativos.

—¿Encontraste alguna situación, lugar o idea en tus cuentos que ya no sean aplicables al mundo actual?

Aparentemente sí. En el fondo, no. Vivimos aquejados de la misma soledad, de la misma sinrazón y falta de solidaridad y empatía. Los tiempos líquidos de los que habla Zygmunt Bauman pueden traducirse fácilmente como un medioevo altamente tecnificado y ciegamente consumista, una distopía salvaje donde el paraíso globalizado no es sino la tapadera de múltiples infiernos. En teoría, estamos más comunicados que nunca, todo es instantáneo y poderoso. En realidad, seguimos tan solos como siempre, dando pábulo a fanatismos presuntamente erradicados y que quizá resurjan con la fuerza de un tsunami. Como he dicho, muchos de los problemas a nivel individual y colectivo que retrata Unos niños inundaron la casa están vigentes en muchos planos de nuestro interactuar social. Algo que el lector no encontrará en los relatos que conforman este libro son teléfonos celulares. Sí, en cambio, esos viejos aparatos pegados a la pared, dentro de una cabina pública o con su propio cable de plástico enredado sobre una mesita.

Taller de literatura creativa

Martes 3 de diciembre, 13:00 horas
Iteso: Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Tlaquepaque

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