Alberto Ruy Sánchez camina por los pasillos de la FIL Guadalajara como un gigante imantado. Su gesto sonriente —que aun con la mascarilla trasluce en sus ojos— es un atractor de querencias. Cada tanto, un rostro familiar se acerca a saludar: por aquí un grupo de lectores, por allá una colega novelista y, más adelante, algún periodista.
Unas horas antes, había presentado El expediente Anna Ajmátova ante un auditorio repleto hasta donde lo permitieron los protocolos sanitarios impuestos en esta edición de la Feria. Luego, durante casi una hora, atendió en el Módulo de Firmas a un nutrido grupo que buscaba volver a casa con un ejemplar personalizado. Y apenas habían transcurrido unas horas desde la inauguración.
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La novelista y poeta regiomontana Gabriela Riveros lo acompañó en la presentación. El expediente Anna Ajmátova, dijo, es relevante entre otras cosas por su “denuncia del patriarcado como un sistema que permea todos los ámbitos”.
Como ocurre con Los sueños de la serpiente, la novela previa de Ruy Sánchez, El expediente Anna Ajmátova “aborda las ilusiones y las pesadillas del siglo XX, que se convirtieron en la justificación para hacer el mal en nombre de transformar el mundo”, agregó la autora de Destierros.
Alberto, por su parte, atribuyó el germen de su novela a Margarita de Orellana, su pareja, con quien comparte la dirección de la revista Artes de México. “Ella ha sido una feminista de los años 70 y me enseñó a leer literatura de mujeres. Fuimos amigos a través de la lectura antes de ser marido y mujer. Yo comencé a leer a Anna Ajmátova desde aquella época”.
ÁSS