En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Becky Albertalli—reconocida por su innovadora novela juvenil Yo soy Simón (Simon vs. the Homo Sapiens Agenda)— se sentó conmigo para hablar sobre su carrera, sus lectores y su lucha constante contra la censura literaria. Conocida por crear personajes profundamente humanos y por explorar temas de identidad y autodescubrimiento, la calidez y reflexión de Albertalli son tan evidentes en personalidad como en sus páginas.
Antes de convertirse en una autora aclamada, Albertalli trabajó como psicóloga especializada en adolescentes e infancias con identidades de género diversas. Al reflexionar sobre cómo esa experiencia moldeó su enfoque como escritora, explica: “Mi formación como psicóloga influye en cómo construyo a mis personajes y exploro sus relaciones. Pero es algo complicado porque soy extremadamente cuidadosa de no tomar nada de mi trabajo como terapeuta. Las experiencias que encontré en ese rol no son mis historias para contar”. A pesar de ello, la introspección requerida en su formación sentó las bases para las voces auténticas y matizadas de sus novelas.
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La escritura no siempre formó parte del plan profesional de Albertalli. “Quise ser escritora desde que era niña”, dice, “pero me convencí de que no era un ‘trabajo real’. Más tarde, vi una ventana de tiempo para intentar escribir un libro. Fue entonces cuando escribí Yo soy Simón. Aún me resulta surrealista cómo sucedió todo”.
El universo de Simón y más allá
El éxito de Yo soy Simón llevó a su adaptación cinematográfica, Love, Simon. “Ver a mis personajes cobrar vida en pantalla fue un sueño”, comparte Albertalli. También está encantada de que la mayoría de sus libros estén disponibles en español, lo que le permite conectar con lectores de toda América Latina.
Al preguntarle sobre las diferencias culturales entre sus lectores en Estados Unidos y en América Latina, la escritora reflexiona: “Una diferencia es que muchos de mis lectores en América Latina me han seguido durante años en línea, pero los estoy conociendo en persona por primera vez ahora. Los lectores aquí son muy cálidos y acogedores”.
Los libros de Albertalli exploran el autodescubrimiento y la identidad. Por eso resuenan con lectores jóvenes de todo el mundo. “Es conmovedor pensar que una historia que escribí en mi computadora puede conectar con alguien en un lugar en el que nunca he estado”, dice. “Las historias nos moldean de maneras únicas, y estoy agradecida de ser parte de eso”.
Esta universalidad también informa sus colaboraciones. En ¡Por nosotros!, novela coescrita con Adam Silvera, Albertalli ensayó nuevos procesos creativos. “Adam y yo elaboramos y delineamos la historia juntos, luego escribimos por separado —cada uno centrándose en la perspectiva de su personaje. La coescritura me enseñó a organizar las historias de manera más efectiva, y eso ha influido en mi trabajo en solitario”.
Contra la censura
La conversación se torna seria cuando Albertalli aborda la actual tendencia conservadora de prohibir libros, particularmente en Estados Unidos. “Un grupo pequeño pero muy organizado ha impulsado este movimiento, y aunque las prohibiciones de libros son generalmente impopulares, han sido efectivas en algunos lugares. Debemos recordar a los niños queer que estas prohibiciones no reflejan el consenso cultural más amplio. Sus historias importan”, enfatiza. Albertalli insta a los lectores a apoyar organizaciones contra la censura y a participar en la política local para contrarrestar estos esfuerzos.
Los libros de Albertalli a menudo exploran la vulnerabilidad y los desafíos del autodescubrimiento. Al preguntarle qué mensaje compartiría con jóvenes lectores que enfrentan luchas similares, responde reflexivamente: “Cada situación es diferente, pero para lxs lectorxs queer que navegan el proceso de salir del clóset, recuerden que es una decisión completamente suya. No hay una obligación moral de compartir su identidad a menos que quieran hacerlo. Son válidos tal como son, independientemente de si deciden salir o no. Su viaje es solo suyo”.
ÁSS